Vox in Rama

En de junio de 1233, el papa Gregorio IX lanzo un decreto papal o bulo llamado: Vox in Rama. El bulo fue emitido por el papa en respuesta a reportes sobre episodios de blasfemia que se celebraban en Alemania. El responsable de hacer llegar aquellas noticias alarmantes al Papa fue Konrad von Marburg, el gran inquisidor del imperio germánico.

Se enviaron copias del Bulo Papal y cartas al emperador Federico II, el rey Enrique (VII) de Alemania, el arzobispo Siegfried III de Maguncia, el obispo Conrad II de Hildesheim y al mismo predicador Konrad von Marburg. En dichas cartas el papa suplica que colaboren con Konrad en su lucha por erradicar los cultos satánicos y a los herejes.




En “Vox in Rama”, el pontífice describe con detalles los rituales paganos que se celebran ante el mismo demonio, venerado como una figura oscura mitad gato y mitad hombre. En dichos rituales, siguiendo los reportes de Konrad, se describen orgias, contactos homosexuales, adoración a la estatua de un gato que cobraría vida…

Aquel bulo pasaría a la historia, por un factor involuntario. Gregorio IX nunca condena a los gatos en su decreto, solo detalla aquellos ritos, que tenían al gato como un elemento del ritual. Sin embargo, su efecto a largo plazo fue demoledor para la vida felina en la Europa del siglo 13 y 14. La visión del gato en la sociedad europea en general se transformó, y fue asociada con el demonio. Hasta hoy las brujas siempre son asociadas con gatos negros en la cultura popular, o son considerados como portadores de la mala suerte, si te cruzas con ellos.

La persecución de gatos se sucedió a lo largo de toda la Europa del siglo 13, muchos pueblos y ciudades quedaron despobladas de felinos. Y entonces sobrevino un daño colateral que puede hacer comprender porque la peste, que había tardado años en extenderse por Asia, solo tardo unos meses para contagiar a casi toda la población europea. Muchos estudiosos consideran que aquel factor, el exterminio de gatos, fue lo que abono en la proliferación de ratas, sobre todo las negras, que al mismo tiempo que se multiplicaban, sin enemigos naturales, fueron diseminando las pulgas infectadas con la bacteria Yersinia pestis.

Esta bacteria está comúnmente presente en poblaciones de pulgas transportadas por roedores. Se extendió por el Mediterráneo desde Asia Central transportadas seguramente, ratas y pulgas, en los buques mercantes que traían especies de Asia.

La peste había irrumpido en Europa, y con ella la muerte. Nadie sabía cómo y por qué la gente se infectaba, llenándose las ciudades y pueblos con enfermos que presentaban bubones o tumores en la piel, y en pocos días estos enfermos morían.

Muchos fanáticos religiosos europeos culparon a grupos extraños a sus tradiciones como los judíos o gitanos, los acusaron de envenenar el agua, de traer el mal por disgustar a dios con sus prácticas religiosas paganas, como también se persiguió a mendigos, leprosos y a cualquier persona que no siguiera las normas cristianas. El diferente era ante sus ojos el iniciador de la plaga, y se cometieron muchas masacres contra dichos grupos. Otros culparon a los animales, y volvieron la mirada sobre los gatos, antiguamente adorados como dioses por los pueblos paganos, y asociados con el diablo por el bulo Vox in Rama. Así los gatos sobrevivientes al exterminio del siglo 13 fueron nuevamente perseguidos y quemados, en muchas ocasiones.

Muchos creen que estos actos de histeria fue lo que condeno a los europeos a la larga epidemia de peste bubónica. Por un lado, asesinaron o enviaron al exilio a muchos judíos que eran médicos, y podían con el tiempo estudiar el fenómeno que propagaba la peste; como eliminaron al depredador de la fuente del contagio, el gato, que mantenían bajo control la población de roedores. Estos se fueron multiplicando y con ellos sus pulgas, lo que explicaría porque pego con tanta fuerza en Europa la peste bubónica. Según afirman algunos historiadores mato a 2/3 de la población europea, mientras en otros lugares donde también la peste hacia estragos, como la India, Egipto, o el medio oriente las estadísticas de muertes y contagiados nunca fue tan alta.

Recién en el siglo XVII los gatos recuperan un sitio en las cortes europeas, siendo mascotas de reyes y de la aristocracia. Al mismo tiempo su función de depredadores de roedores vuelve a ser estimada por los campesinos que necesitaban de sus servicios y las ciudades que sufrían de la proliferación de ratas.
El gato se vuelve una mascota más popular que el perro, en Estados Unidos, en el siglo 18 porque al mismo tiempo que sus ciudades crecían, prosperaban, y los alimentos abundaban en los hogares las ratas aumentaron, y el gato se convirtió en el protector de las casas ante el acecho de los roedores.

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