La I Guerra Mundial, también llamada LA GRAN GUERRA, fue un conflicto internacional que entre 1914-18 enfrentó a la mayoría de las naciones de Europa junto con Rusia, los Estados Unidos, el Oriente Medio y otras regiones. La guerra enfrentó a las Potencias Centrales (principalmente Alemania, Austria-Hungría y Turquía) contra los Aliados (principalmente Francia, Gran Bretaña, Rusia, Italia, Japón y, desde 1917, los Estados Unidos). Finalizó con la derrota de las Potencias Centrales. La guerra resultó virtualmente sin precedentes en los sufrimientos, carnicería y destrucción que causó.
La I Guerra Mundial fue una de las grandes divisiones de la historia geopolítica del siglo XX. Condujo a la caída de cuatro grandes dinastías imperiales (en Alemania, Rusia, Austria-Hungría y en Turquía), resultó en la Revolución Bolchevique en Rusia, y en la desestabilización de la sociedad europea, estableciendo los cimientos para la II Guerra Mundial.
El estallido de la guerra
Con Serbia muy engrandecida por las dos Guerras Balcánicas (1912-13, 1913), los nacionalistas serbios volvieron de nuevo su atención a la idea de "liberar" a los eslavos del sur de Austria-Hungría. El coronel Dragutin Dimitrijevic, jefe de la inteligencia militar serbia, era también, bajo el nombre de "Apis," el jefe de la sociedad secreta Unión o Muerte, juramentado en la búsqueda de su ambición pan-Serbia. Creyendo que la causa de los serbios estaría justificada con la muerte del archiduque austriaco Francisco Fernando, presunto heredero del emperador austriaco Francisco José y conociendo que el archiduque estaba a punto de visitar Serbia en una gira de inspección militar, Apis planeó su asesinato. Nikola Pasic, el primer ministro serbio y enemigo de Apis, supo de este complot y avisó de él al gobierno austriaco, pero su mensaje estaba escrito con tanto cuidado que no fue comprendido.
A las 11:15 del 28 de Junio de 1914, en Sarajevo, la capital bosnia, Francisco Fernando y su esposa Sofía, duquesa de Hohenberg, fueron muertos a tiros por el serbo-bosnio Gavrilo Princip.
El general en jefe del ejército austro-húngaro, Franz Graf Conrad von Hötzendorf, y el ministro de asuntos exteriores, Leopoldo Graf von Berchtold, vieron en el crimen la ocasión para tomar medidas que humillaran a Serbia y potenciaran el prestigio de Austria-Hungría en los Balcanes; von Hötzendorf se había ya asegurado en Octubre de 1913 el apoyo de Guillermo II de Alemania si Austria-Hungría debía comenzar una guerra preventiva contra Serbia. Este apoyo se confirmó la semana siguiente al asesinato, antes que Guillermo II partiera en su crucero anual al Cabo Norte, mas allá de Noruega.
Los austriacos decidieron presentar un ultimátum inaceptable a Serbia y luego declarar la guerra, confiando en que Alemania haría que Rusia no interviniera. Aunque los términos del ultimátum se aprobaron finalmente el 19 de Julio, su entrega se retrasó hasta la noche del 23 de Julio, ya que para entonces el presidente francés, Raymond Poincaré, y su primer ministro, René Viviani, que habían partido para una visita de estado a Rusia el 15 de Julio, se encontrarían viajando de regreso a Francia y no podrían, por tanto, concertar una reacción inmediata con sus aliados rusos. Cuando se anunció que se había entregado el ultimátum el 24 de Julio, Rusia declaró que no se podía permitir que Austria-Hungría aplastara a Serbia.
Serbia replicó al ultimátum el 25 de Julio, aceptando la mayoría de sus demandas pero protestando contra dos de ellas, principalmente que oficiales serbios (sin nombre) podían ser destituidos por orden de Austria-Hungría y que oficiales austro-húngaros deberían participar, en suelo Serbio, en los procedimientos contra organizaciones hostiles a Austria-Hungría. Aunque Serbia ofreció la mediación de un arbitraje internacional, Austria-Hungría rompió casi inmediatamente las relaciones diplomáticas y ordenó la movilización parcial.
Al regresar de su crucero el 27 de Julio, el emperador Guillermo II conoció la réplica de Serbia al ultimátum. Enseguida ordenó a su Ministerio de Asuntos Exteriores que informara a Austria-Hungría que ya no había justificación para la guerra y que deberían conformarse con la ocupación temporal de Belgrado. Pero, mientras tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán había dado tantos ánimos a Graf von Berchtold que este había ya persuadido el 27 de Julio al emperador Francisco José de que autorizara la guerra contra Serbia. La guerra se declaró a todos los efectos el 28 de Julio, y la artillería austro-húngara comenzó a bombardear Belgrado al día siguiente. Rusia entonces ordenó la movilización parcial contra Austria-Hungría; y el 30 de Julio, cuando Austria-Hungría respondió convencionalmente con una orden de movilización en su frontera rusa, Rusia ordenó la movilización general. Alemania, que desde el 28 de Julio confiaba todavía, a pesar de los anteriores avisos de Gran Bretaña, que la guerra de Austria-Hungría contra Serbia podría quedar "localizada" en el área de los Balcanes, se encontraba ahora desilusionada en lo que respecta al este de Europa. El 31 de Julio Alemania envió un ultimátum a Rusia exigiendo que detuviera su movilización en 24 horas y dio un ultimátum de 18 horas a Francia exigiendo la promesa de neutralidad en el caso de una guerra entre Rusia y Alemania.
Ambas naciones, Rusia y Francia, como era predecible ignoraron estas demandas. El 1 de Agosto, Alemania ordenó la movilización general y declaró la guerra contra Rusia, y Francia de la misma forma ordenó la movilización general. Al día siguiente Alemania envió tropas a Luxemburgo y exigió de Bélgica libre acceso para sus tropas a través de su territorio neutral. El 3 de Agosto Alemania declaró la Guerra a Francia.
La noche del 3 al 4 de Agosto, fuerzas alemanas invadieron Bélgica. Entonces, Gran Bretaña, que no tenía ningún interés en Serbia y que no tenía obligación expresa de pelear por Rusia o por Francia pero estaba expresamente comprometida a defender a Bélgica, el 4 de Agosto declaró la guerra a Alemania.
Austria-Hungría declaró la guerra contra Rusia el 5 de Agosto; Serbia contra Alemania el 6; Montenegro contra Austria-Hungría el 7 y contra Alemania el 12; Francia y Gran Bretaña contra Austria-Hungría el 10 y el 12 de Agosto, respectivamente; Japón contra Alemania el 23; Austria-Hungría contra Japón el 25 y contra Bélgica el 28.
Rumania había renovado su alianza secreta contra Rusia de 1883 con las Potencias Centrales el 26 de febrero de 1914, pero ahora escogió permanecer neutral. Italia había confirmado la Triple Alianza el 7 de Diciembre de 1912, pero podía proponer ahora argumentos formales para no cumplirla: primero, Italia no estaba obligada a apoyar a sus aliados en una guerra de agresión; segundo, el tratado original de 1882 había estipulado expresamente que la alianza no era contra Inglaterra.
El 5 de Septiembre de 1914, Rusia, Francia y Gran Bretaña concluyeron el Tratado de Londres, comprometiéndose cada uno a no efectuar una paz por separado con las Potencias Centrales. A partir de entonces se les conocería como las Potencias Aliadas, o la Entente, o simplemente los Aliados.
El estallido de la Guerra en Agosto de 1914 fue generalmente aceptado con confianza y júbilo por los pueblos de Europa, entre los que inspiró una ola de sentimiento patriótico y de celebración. Pocas personas imaginaron lo larga y desastrosa que sería una guerra entre las grandes naciones de Europa, y la mayoría creía que el lado de su país obtendría la victoria en unos meses. La guerra fue bienvenida bien patrióticamente, como una guerra defensiva impuesta por la necesidad nacional, o idealísticamente como una guerra para defender la razón contra la fuerza, la santidad de los tratados y la moralidad internacional.
Fuerzas y recursos de las naciones combatientes en 1914
La I Guerra Mundial fue una de las grandes divisiones de la historia geopolítica del siglo XX. Condujo a la caída de cuatro grandes dinastías imperiales (en Alemania, Rusia, Austria-Hungría y en Turquía), resultó en la Revolución Bolchevique en Rusia, y en la desestabilización de la sociedad europea, estableciendo los cimientos para la II Guerra Mundial.
El estallido de la guerra
Con Serbia muy engrandecida por las dos Guerras Balcánicas (1912-13, 1913), los nacionalistas serbios volvieron de nuevo su atención a la idea de "liberar" a los eslavos del sur de Austria-Hungría. El coronel Dragutin Dimitrijevic, jefe de la inteligencia militar serbia, era también, bajo el nombre de "Apis," el jefe de la sociedad secreta Unión o Muerte, juramentado en la búsqueda de su ambición pan-Serbia. Creyendo que la causa de los serbios estaría justificada con la muerte del archiduque austriaco Francisco Fernando, presunto heredero del emperador austriaco Francisco José y conociendo que el archiduque estaba a punto de visitar Serbia en una gira de inspección militar, Apis planeó su asesinato. Nikola Pasic, el primer ministro serbio y enemigo de Apis, supo de este complot y avisó de él al gobierno austriaco, pero su mensaje estaba escrito con tanto cuidado que no fue comprendido.
A las 11:15 del 28 de Junio de 1914, en Sarajevo, la capital bosnia, Francisco Fernando y su esposa Sofía, duquesa de Hohenberg, fueron muertos a tiros por el serbo-bosnio Gavrilo Princip.
El general en jefe del ejército austro-húngaro, Franz Graf Conrad von Hötzendorf, y el ministro de asuntos exteriores, Leopoldo Graf von Berchtold, vieron en el crimen la ocasión para tomar medidas que humillaran a Serbia y potenciaran el prestigio de Austria-Hungría en los Balcanes; von Hötzendorf se había ya asegurado en Octubre de 1913 el apoyo de Guillermo II de Alemania si Austria-Hungría debía comenzar una guerra preventiva contra Serbia. Este apoyo se confirmó la semana siguiente al asesinato, antes que Guillermo II partiera en su crucero anual al Cabo Norte, mas allá de Noruega.
Los austriacos decidieron presentar un ultimátum inaceptable a Serbia y luego declarar la guerra, confiando en que Alemania haría que Rusia no interviniera. Aunque los términos del ultimátum se aprobaron finalmente el 19 de Julio, su entrega se retrasó hasta la noche del 23 de Julio, ya que para entonces el presidente francés, Raymond Poincaré, y su primer ministro, René Viviani, que habían partido para una visita de estado a Rusia el 15 de Julio, se encontrarían viajando de regreso a Francia y no podrían, por tanto, concertar una reacción inmediata con sus aliados rusos. Cuando se anunció que se había entregado el ultimátum el 24 de Julio, Rusia declaró que no se podía permitir que Austria-Hungría aplastara a Serbia.
Serbia replicó al ultimátum el 25 de Julio, aceptando la mayoría de sus demandas pero protestando contra dos de ellas, principalmente que oficiales serbios (sin nombre) podían ser destituidos por orden de Austria-Hungría y que oficiales austro-húngaros deberían participar, en suelo Serbio, en los procedimientos contra organizaciones hostiles a Austria-Hungría. Aunque Serbia ofreció la mediación de un arbitraje internacional, Austria-Hungría rompió casi inmediatamente las relaciones diplomáticas y ordenó la movilización parcial.
Al regresar de su crucero el 27 de Julio, el emperador Guillermo II conoció la réplica de Serbia al ultimátum. Enseguida ordenó a su Ministerio de Asuntos Exteriores que informara a Austria-Hungría que ya no había justificación para la guerra y que deberían conformarse con la ocupación temporal de Belgrado. Pero, mientras tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán había dado tantos ánimos a Graf von Berchtold que este había ya persuadido el 27 de Julio al emperador Francisco José de que autorizara la guerra contra Serbia. La guerra se declaró a todos los efectos el 28 de Julio, y la artillería austro-húngara comenzó a bombardear Belgrado al día siguiente. Rusia entonces ordenó la movilización parcial contra Austria-Hungría; y el 30 de Julio, cuando Austria-Hungría respondió convencionalmente con una orden de movilización en su frontera rusa, Rusia ordenó la movilización general. Alemania, que desde el 28 de Julio confiaba todavía, a pesar de los anteriores avisos de Gran Bretaña, que la guerra de Austria-Hungría contra Serbia podría quedar "localizada" en el área de los Balcanes, se encontraba ahora desilusionada en lo que respecta al este de Europa. El 31 de Julio Alemania envió un ultimátum a Rusia exigiendo que detuviera su movilización en 24 horas y dio un ultimátum de 18 horas a Francia exigiendo la promesa de neutralidad en el caso de una guerra entre Rusia y Alemania.
Ambas naciones, Rusia y Francia, como era predecible ignoraron estas demandas. El 1 de Agosto, Alemania ordenó la movilización general y declaró la guerra contra Rusia, y Francia de la misma forma ordenó la movilización general. Al día siguiente Alemania envió tropas a Luxemburgo y exigió de Bélgica libre acceso para sus tropas a través de su territorio neutral. El 3 de Agosto Alemania declaró la Guerra a Francia.
La noche del 3 al 4 de Agosto, fuerzas alemanas invadieron Bélgica. Entonces, Gran Bretaña, que no tenía ningún interés en Serbia y que no tenía obligación expresa de pelear por Rusia o por Francia pero estaba expresamente comprometida a defender a Bélgica, el 4 de Agosto declaró la guerra a Alemania.
Austria-Hungría declaró la guerra contra Rusia el 5 de Agosto; Serbia contra Alemania el 6; Montenegro contra Austria-Hungría el 7 y contra Alemania el 12; Francia y Gran Bretaña contra Austria-Hungría el 10 y el 12 de Agosto, respectivamente; Japón contra Alemania el 23; Austria-Hungría contra Japón el 25 y contra Bélgica el 28.
Rumania había renovado su alianza secreta contra Rusia de 1883 con las Potencias Centrales el 26 de febrero de 1914, pero ahora escogió permanecer neutral. Italia había confirmado la Triple Alianza el 7 de Diciembre de 1912, pero podía proponer ahora argumentos formales para no cumplirla: primero, Italia no estaba obligada a apoyar a sus aliados en una guerra de agresión; segundo, el tratado original de 1882 había estipulado expresamente que la alianza no era contra Inglaterra.
El 5 de Septiembre de 1914, Rusia, Francia y Gran Bretaña concluyeron el Tratado de Londres, comprometiéndose cada uno a no efectuar una paz por separado con las Potencias Centrales. A partir de entonces se les conocería como las Potencias Aliadas, o la Entente, o simplemente los Aliados.
El estallido de la Guerra en Agosto de 1914 fue generalmente aceptado con confianza y júbilo por los pueblos de Europa, entre los que inspiró una ola de sentimiento patriótico y de celebración. Pocas personas imaginaron lo larga y desastrosa que sería una guerra entre las grandes naciones de Europa, y la mayoría creía que el lado de su país obtendría la victoria en unos meses. La guerra fue bienvenida bien patrióticamente, como una guerra defensiva impuesta por la necesidad nacional, o idealísticamente como una guerra para defender la razón contra la fuerza, la santidad de los tratados y la moralidad internacional.
Fuerzas y recursos de las naciones combatientes en 1914
Cuando estalló la Guerra las Potencias Aliadas poseían mayores recursos demográficos, industriales y militares que las Potencias Centrales, disfrutando además de un acceso más fácil a los océanos para comerciar con los países neutrales, particularmente con los Estado Unidos.
Todos los países beligerantes que iniciaron la I Guerra Mundial eran autosuficientes en alimentos excepto Gran Bretaña y Alemania. La planta industrial de Gran Bretaña era ligeramente superior a la alemana (17 por ciento del comercio mundial en 1913 comparado con el 12 por ciento de Alemania), pero la diversificada industria química alemana facilitaba la producción de “ersatz”, o materiales sustitutivos, lo que compensaba lo peor de la escasez producida por el bloqueo de guerra británico. El químico alemán Fritz Haber había desarrollado ya un proceso para la fijación del nitrógeno del aire; este proceso hizo a Alemania autosuficiente en explosivos y, por lo tanto, ya no tenía que depender de las importaciones de nitratos de Chile.
De todos los primeros beligerantes sólo Gran Bretaña tenía un ejército voluntario, y éste era bastante pequeño al inicio de la guerra. Las otras naciones tenían ejércitos mucho más grandes ya que el servicio militar era obligatorio requiriendo de tres a cuatro años de servicio de todos los hombres capaces en edad militar, seguido de varios años en formaciones de reserva. La fuerza militar en tierra se medía en términos de divisiones compuestas entre 12,000 y 20,000 hombres y oficiales. Dos o más divisiones componían un cuerpo de ejército y dos o más cuerpos componían un ejército. Un ejército podía entonces estar compuesto entre 50,000 y 250,000 hombres.
El más alto nivel de disciplina, entrenamiento, liderato y armamento del Ejército Alemán reducía la importancia de la inferioridad numérica inicial de los ejércitos de las Potencias Centrales. A causa de la comparativa demora en la movilización, la poca calidad de sus generales y del armamento de los ejércitos rusos, existía un equilibrio aproximado de fuerzas entra las Potencias Centrales y los Aliados en Agosto de 1914 que prevenían que cualquiera de las partes consiguiera una rápida victoria.
Alemania y Austria también tenían la ventaja de "líneas interiores de comunicación," que les capacitaban para enviar sus fuerzas a puntos críticos de los frentes de batalla por la vía más corta. Se estima que la red de ferrocarriles alemana hizo posible mover ocho divisiones simultáneamente del Frente del Oeste al Frente del Este en cuatro días y medio.
Todavía era mayor en importancia la ventaja que Alemania lograba de sus fuertes tradiciones militares y de sus cuadros de oficiales regulares altamente eficientes y disciplinados. Hábiles dirigiendo una guerra de movimientos y rápidos en explotar las ventajas de los ataques por los flancos, los oficiales veteranos alemanes demostraron generalmente ser más capaces que los aliados dirigiendo las operaciones de grandes formaciones de tropas.
El poderío naval se contaba en términos de buques insignia, o buques de guerra acorazados y cruceros de batalla teniendo cañones extremadamente grandes. A pesar de la intensa competencia de los alemanes, los británicos habían mantenido su superioridad en números, con el resultado de que, en buques insignia, los Aliados tenían una ventaja de dos a uno sobre las Potencias Centrales.
La superioridad numérica de la Marina Británica, sin embargo, era compensada por la modernidad tecnológica de la Marina Alemana superior en muchas categorías, tales como equipos de búsqueda, protección de las baterías, reflectores, torpedos y minas. Gran Bretaña confiaba en la Marina Real no sólo para asegurar las importaciones necesarias de alimentos y otros suministros en tiempos de guerra sino también para impedir el acceso de las Potencias Centrales a los mercados del mundo. Con un número superior de buques de guerra, Gran Bretaña podía imponer un bloqueo que gradualmente debilitaría a Alemania impidiéndole las importaciones de ultramar.
Tecnología de la guerra en 1914
La planificación y conducción de la guerra en 1914 estaban crucialmente influenciadas por la invención de nuevas armas y la mejora de los tipos existentes desde la guerra Franco-Alemana de 1870-71. Los principales desarrollos a partir de entonces habían sido la ametralladora y la pieza de artillería de campo de tiro rápido. La moderna ametralladora, que había sido diseñada y mejorada desde 1880, era un arma fiable alimentada por cinturones de balas y capaz de mantener un fuego sostenido extremadamente rápido; podía disparar 600 balas por minuto con un alcance de más de 900 metros. En el aspecto de la artillería de campo, el período que condujo a la Guerra vio la introducción de mecanismos mejorados de frenos y retrocarga. Sin un mecanismo de freno o de retroceso, un cañón perdía su posición durante los disparos y tenía que volver a ser apuntado después de cada tiro. El epitome de las nuevas mejoras era el cañón de campo francés de 75 milímetros; permanecía sin desplazamiento durante el fuego y no era necesario reajustar la mira a fin de mantener un fuego sostenido sobre el blanco. Las ametralladoras y la artillería de fuego rápido, cuando se usaban en combinación con las trincheras y los emplazamientos de alambre de espino, dieron una decidida ventaja a la defensa, ya que la potencia de fuego rápido y sostenido de estas armas podía decimar un asalto frontal fuera de la caballería o de la infantería.
En 1914 existía una considerable disparidad de criterios entre la efectividad mortal del moderno armamento y las enseñanzas doctrinales de algunos ejércitos. La Guerra Sudafricana y la Guerra Ruso-Japonesa habían revelado la inutilidad de los ataques frontales de caballería o infantería sobre posiciones preparadas si no iban acompañados por la sorpresa, pero pocos líderes militares previeron que la ametralladora y el cañón de campo de tiro rápido forzarían a los ejércitos a las trincheras para poder sobrevivir. En su lugar, muchos líderes de 1914 consideraban la guerra como un concurso de voluntades nacionales, espíritu y valor. Un buen ejemplo de esta actitud era el ejército francés, que estaba dominado por la doctrina de la ofensiva. La doctrina militar francesa hacia hincapié en cargas frontales a bayoneta calada de la infantería francesa contra los rifles alemanes, ametralladoras y artillería. El pensamiento militar alemán, bajo la influencia de Alfred Graf von Schlieffen, buscaba, en contra del francés, evitar los asaltos frontales y conseguir en cambio una victoria rápida merced a profundos ataques por el flanco; y, al mismo tiempo, hacer uso de las divisiones de reserva al lado de formaciones regulares desde el comienzo de la guerra. Los alemanes prestaban una mayor atención en entrenar a sus oficiales en tácticas defensivas usando ametralladoras, alambre de espino y fortificaciones.
El Plan Schlieffen
Años antes de 1914, los sucesivos generales en jefe del ejército alemán habían previsto que Alemania debería combatir una guerra en dos frentes al mismo tiempo, contra Rusia en el este y contra Francia en el oeste, cuyo potencial combinado era numéricamente superior al de las Potencias Centrales. Helmuth von Moltke (padre), Jefe del Estado Mayor Alemán de 1858 a 1888, decidió que Alemania debería permanecer al principio a la defensiva en el oeste y lanzar un golpe decisivo contra las fuerzas avanzadas rusas antes de volverse a contraatacar el avance francés. Su inmediato sucesor, Alfred von Waldersee, también creía en permanecer a la defensiva en el oeste. Alfred Graf von Schlieffen, quién sirvió como Jefe del Estado Mayor Alemán de 1891 a 1905, tomó un punto de vista contrario, y fue el plan que él desarrolló el que iba a guiar la estrategia inicial de Alemania en tiempo de guerra. Schlieffen se dio cuenta de que al estallar la guerra, Rusia necesitaría seis semanas completas para movilizar y reunir sus enormes ejércitos, dada la inmensidad del territorio ruso y de su población, lo escaso de su red de ferrocarriles y la ineficacia de la burocracia gubernamental. Tomando ventaja de este hecho, Schlieffen planeó adoptar inicialmente una postura puramente defensiva en el Frente Oriental con un número mínimo de tropas para hacer frente a los ejércitos rusos lentamente reunidos. Alemania, en cambio, concentraría casi la totalidad de sus tropas en el oeste contra Francia y buscaría rebasar las fortificaciones de la frontera francesa mediante una ofensiva por el norte a través de la neutral Bélgica. Esta ofensiva giraría hacia el oeste y luego hacia el sur a través del corazón del norte de Francia, capturando la capital y obligando a la rendición del país en unas pocas semanas. Habiendo ganado seguridad en el oeste, Alemania enviaría entonces sus tropas hacia el este y destruiría la amenaza rusa con una concentración similar de fuerzas.
Cerca ya de su retiro en 1905, Schlieffen había elaborado un plan para un gran movimiento envolvente del ala derecha (norte) de los ejércitos alemanes no solo a través del centro de Bélgica sino también, con el fin de rebasar las fortalezas belgas de Lieja y Namur en el valle del río Mosa, a través de la parte más al sur de los Países Bajos. Con su ala derecha penetrando en Francia cerca de Lille, los alemanes girando hacia el oeste hasta llegar cerca del Canal de la Mancha; girando entonces hacia el sur para cortar la retirada de los ejércitos franceses de la frontera del este de Francia hacia el sur; entonces la parte más externa de su giro se volvería hacia el sur atacando el oeste de París, con el fin de evitar exponer el flanco derecho alemán a un contraataque lanzado desde las afueras de la ciudad. Si el Plan Schlieffen tenía éxito, los ejércitos alemanes rodearían simultáneamente al ejército francés desde el norte, invadiendo todo el noreste de Francia, capturando París, y forzando a Francia a una rendición humillante. Este gran movimiento envolvente que el plan preveía requería el correspondiente número de grandes fuerzas para su ejecución, ya que necesitaba mantener la fuerza numérica a todo lo largo de la línea de marcha a la vez que necesitaba dejar destacamentos adecuados para guardar las fortalezas belgas que se habían dejado al margen. De acuerdo con esto, Schlieffen colocó casi las siete octavas partes de las fuerzas alemanas disponibles para la ejecución del movimiento envolvente por las alas de la derecha y el centro, dejando sólo una octava parte para hacer frente a la posible ofensiva francesa sobre la frontera del oeste con Alemania. De esta forma, el máximo de la fuerza estaba colocado en el borde del giro, esto es, a la derecha. El plan de Schlieffen fue observado por el joven Helmuth von Moltke, que llegó a ser General en Jefe en 1906. Moltke estaba aún en activo cuando la guerra estalló en 1914.
La estrategia del Frente Oriental, 1914
La Polonia Rusa, la parte más occidental del Imperio Ruso, era una ancha lengua de tierra cerrada al norte por Prusia Oriental, al oeste por la Polonia Germana (Poznania) y Silesia, y al sur por la Polonia Austriaca (Galitzia). Por tanto estaba obviamente expuesta a dos puntas de invasión por las Potencias Centrales; pero los alemanes, aparte de su gran estrategia de aplastar a Francia antes de intentar nada contra Rusia, se habían dado cuenta de la pobreza de la red de transporte de la Polonia Rusa y, por tanto, no se inclinaban a invadir esa área vulnerable prematuramente. Sin embargo Austria-Hungría, cuya frontera con Rusia se encontraba mucho más al este que la de Alemania y que temía mucho más el descontento de las minorías eslavas, urgió que se tomaran acciones inmediatas para prevenir una ofensiva de Rusia. Moltke, por tanto, accedió a la sugerencia del Estado Mayor Austriaco de lanzar un ataque del Ejército Austriaco hacia el noreste en el interior de la Polonia Rusa, mucho más porque supondría mantener ocupados a los rusos durante la crisis en Francia.
Los rusos, por su parte, hubieran preferido concentrar de inmediato sus fuerzas disponibles contra Austria y no molestar a Alemania hasta haber terminado su movilización. Los franceses, sin embargo, querían aliviar cuanto antes la presión de los alemanes contra ellos, y persuadieron a los rusos de llevar a cabo una ofensiva comprometiendo a dos ejércitos contra los alemanes de Prusia Oriental simultáneamente con otra comprometiendo cuatro ejércitos contra los austriacos de Galitzia. El Ejército Ruso, cuya proverbial lentitud y enorme organización dictaban una cauta estrategia, se comprometió, por lo tanto, en una ofensiva contra Prusia Oriental que sólo un ejército de gran movilidad y férrea organización tendría esperanzas de llevar a cabo con éxito.
La estrategia de los Aliados en el oeste, 1914
Durante 30 años tras 1870 y considerando que podía sobrevenir otra guerra con Alemania, el Alto Mando francés había suscrito la estrategia de unas medidas iniciales defensivas seguidas de un contraataque contra la esperada invasión: se creó un gran sistema de fortalezas en la frontera, pero se dejaron huecos para poder "canalizar" el ataque alemán. La alianza de Francia con Rusia y su entente con Gran Bretaña, sin embargo, animaban al plan contrario, y tras el cambio de siglo una nueva escuela de pensadores militares comenzó a argumentar a favor de una estrategia ofensiva. Los abogados de la ofensiva à l'outrance ("al máximo") ganaron el control de la máquina militar francesa y en 1911 un portavoz de esta escuela, el general J.-J.-C. Joffre, fue designado Jefe del Estado Mayor. Él patrocinó el notorio Plan XVII, con el cual Francia fue a la guerra en 1914.
El Plan XVII subestimaba gravemente la fuerza que los alemanes emplearían contra Francia. Aceptando la posibilidad de que los alemanes podían emplear sus tropas de reserva junto con las tropas regulares al principio, el Plan XVII estimaba la potencia del Ejército Alemán en el oeste en un máximo posible de 68 divisiones de infantería. En realidad los alemanes desplegaron el equivalente a 83 divisiones y media, contando con las divisiones de Landwehr (tropas de reserva) y de Ersatz (tropas sustitutivas de baja categoría). Pero la opinión militar francesa ignoraba o dudaba de esta posibilidad; y durante los primeros días cruciales del inicio de la contienda, cuando los ejércitos enemigos se concentraban y marchaban al frente, la Inteligencia Francesa contaba sólo las divisiones regulares alemanas en sus cálculos de la potencia del enemigo. Esto fue un serio error. El Plan XVII también equivocó la dirección y alcance de la acometida: aunque previó una invasión a través de Bélgica, asumió que los alemanes tomarían la ruta de las Ardenas, exponiendo por tanto sus comunicaciones al ataque. Basándose en la idea de una ofensiva general e inmediata, el Plan XVII demandaba un ataque por el 1º y el 2º ejército francés hacia el río Sarre penetrando en la Lorena, mientras al norte de Francia (la izquierda) el 3º y el 5º ejército, frente a Metz y las Ardenas respectivamente, permanecían listos para bien lanzar una ofensiva entre Metz y Thionville o bien golpear desde el norte el flanco de cualquier ataque alemán a través de las Ardenas. Cuando estalló la guerra, se daba por sentado que la pequeña Fuerza Expedicionaria Británica (BEF: British Expeditionary Force) bajo el mando de Sir John French serían usadas como adjuntas a las tropas francesas, más o menos para lo que los franceses creyeran conveniente. Es claramente evidente que los franceses no tenían idea de la gigantesca ofensiva con que los alemanes apuntaban a su ala izquierda (norte).
La invasión alemana
Para que se desarrollara bien su plan de invasión de Francia, los alemanes debían primero reducir el anillo de fortalezas de Lieja, ya que dominaban la ruta prescrita para su 1º y 2º ejército y que era el punto fuerte más avanzado de las defensas belgas. Tropas alemanas cruzaron la frontera con Bélgica en la mañana del 4 de Agosto. Gracias a la resolución de un oficial de mediana edad, Erich Ludendorff, una brigada alemana ocupó la ciudad de Lieja en la noche del 5 al 6 de Agosto y la ciudadela el día 7; pero los fuertes de los alrededores resistieron testarudamente hasta que los alemanes emplearon contra ellos su artillería pesada (howitzers) el 12 de Agosto. Estos cañones de 420 milímetros probaron ser demasiado para los fuertes, que sucumbieron uno a uno. La vanguardia de la invasión alemana presionaba ya al ejército belga entre el río Gete y Bruselas, cuando cayó el último de los fuertes de Lieja el 16 de Agosto. Los belgas se retiraron hacia el norte hacia el campo atrincherado de Antwerp. El 20 de Agosto el 1º Ejército Alemán entraba en Bruselas mientras el 2º Ejército aparecía frente a Namur, la única fortaleza que quedaba impidiendo la ruta del río Mosa hacia el interior de Francia.
Los choque iniciales entre los ejércitos francés y alemán a lo largo de las fronteras Franco-Alemana y Franco-Belga se conocen colectivamente como la Batalla de las Fronteras. Este grupo de enfrentamientos, que duró del 14 de Agosto hasta el comienzo de la Primera Batalla del Marne el 6 de Septiembre, constituyó la batalla más grande de la Guerra y quizás la mayor de la historia de la humanidad hasta esa época, dado el hecho de que más de 2,000,000 de tropas estuvieron involucradas.
El planeado ataque francés en el interior de la Lorena, totalizando 19 divisiones, comenzó el 14 de Agosto pero fue destrozado por los ejércitos alemanes 6º y 7º en la Batalla de Morhange-Sarrebourg (20 al 22 de Agosto). Aún así, esta abortada ofensiva francesa tuvo un efecto indirecto en el plan alemán. Cuando se desarrolló el ataque francés a la Lorena, Moltke estuvo tentado de retrasar momentáneamente el movimiento de su ala derecha y buscar una victoria en la Lorena. Este momentáneo impulso le condujo a desviar hacia la Lorena la seis divisiones de Ersatz formadas recientemente y cuya intención era aumentar el peso de su ala derecha. Esta fue la primera de varias decisiones improvisadas de Moltke que iban a dañar fatalmente la ejecución del Plan Schlieffen.
Mientras tanto, los príncipes imperiales alemanes que dirigían los ejércitos en el flanco izquierdo alemán (sur) en la Lorena demostraron ser incapaces de desaprovechar su oportunidad de buscar su gloria personal. El Príncipe Coronado Rupert de Bavaria ordenó el 20 de Agosto a su 6º Ejército que contraatacara en lugar de seguir retrocediendo frente al avance francés como estaba planeado, y el Príncipe Coronado Guillermo de Alemania ordenó a su 5º Ejército que hiciera lo mismo. El estratégico resultado de estas ofensivas alemanas no planeadas fue que arrojaron de vuelta a los franceses a una barrera fortificada que restauraba a la vez que incrementaba su poder de resistencia. De esta forma, los franceses pudieron poco después enviar tropas a reforzar su flanco izquierdo, una redistribución de fuerzas que iba a tener resultados mucho más lejos en el tiempo en la decisiva Batalla del Marne.
Mientras tenía lugar esta campaña de golpes y contragolpes en la Lorena, hechos más decisivos sucedían al noroeste. El ataque alemán sobre Lieja había hecho despertar a Joffre a la realidad de un avance alemán a través de Bélgica, pero no a su potencia ni a la amplitud de su ataque. Preparando un contraataque contra el avance alemán a través de Bélgica, Joffre ideó un movimiento de pinza, con los ejércitos franceses 3º y 4º a la derecha y el 5º, apoyado por las BEF, a la izquierda, para atrapar a los alemanes al sur de Lieja, en el área del Mosa y las Ardenas. El error fundamental de este nuevo plan francés era que los alemanes habían desplegado alrededor del 50 por ciento más de tropas que los franceses habían estimado y para un movimiento envolvente mucho mayor. Como consecuencia, mientras la pata derecha de la pinza francesa (23 divisiones) colisionó con los ejércitos alemanes 5º y 4º (20 divisiones) en las Ardenas y fue rechazada, la pata izquierda (13 divisiones francesas y 4 británicas) se encontró casi atrapada entre los ejércitos1º y 2º de los alemanes, con un total de 30 divisiones, por un lado, y el 3º, por el otro lado. Como el 5º Ejército francés, bajo el mando del General Charles Lanrezac, fue detenido en su ofensiva al sur del río Sambre por un ataque alemán el 21 de Agosto, los británicos, que habían alcanzado Mons el 22 de Agosto, accedieron en principio a quedarse y cubrir la izquierda de Lanrezac; pero el 23 de Agosto, las noticias de la caída de Namur y de la presencia del 3º Ejército Alemán cerca de Dinant indujeron a Lanrezac a ordenar muy sabiamente una retirada general; el 24 de Agosto los británicos comenzaron a retirarse de Mons, justo a tiempo de escapar del cerco del 1º Ejército Alemán que marchaba alrededor de su desprotegido flanco izquierdo.
Por fin Joffre comprendió la realidad y el total fracaso del Plan XVII. La resolución fue su mayor acierto, y con imperturbable frialdad fraguó un nuevo plan con los restos del desastre. Joffre decidió que el centro y el ala izquierda de los Aliados girasen de vuelta al sudoeste de la frontera belga hacia una línea que dependía de la fortaleza francesa de Verdún a la vez que recuperaba fuerzas del ala derecha para permitirle posicionar el recién creado 6º Ejército en su extremo izquierdo, al norte de París. Este plan podría, a su vez, haber fracasado si los alemanes no se hubieran alejado del plan original de Schlieffen debido a una combinación de la indecisión de Moltke, la falta de comunicaciones entre su cuartel general y los comandantes de los ejércitos de campo del ala derecha alemana y la confusión resultante de Moltke acerca de los acontecimientos de la situación táctica. En primer lugar, el ala derecha alemana estaba debilitada por la pérdida de 11 divisiones; cuatro fueron destacadas para vigilar Antwerp y atacar las fortalezas francesas cerca de la frontera belga, en lugar de usar para esto tropas de reserva y Ersatz como estaba diseñado al principio y siete divisiones regulares más se transfirieron para detener el avance ruso en el interior de Prusia Oriental. En segundo lugar, Alexander von Kluck, comandante del 1º Ejército, giró en realidad hacia el interior, al norte de París, en vez de girar hacia el sudoeste de la ciudad.
El cambio de dirección de Kluck significó el inevitable abandono del amplio giro original alrededor de la parte más alejada de París (oeste). Ahora el flanco de la línea alemana pasaría por la parte más cercana a París y a través del frente de las defensas de París hacia el valle del río Marne. El prematuro giro del 1º Ejército de Kluck antes de haber alcanzado París expuso el extremo del ala derecha alemana a un ataque por el flanco y a un posible contra ataque para romper el cerco. El 4 de Septiembre Moltke decidió abandonar el plan original de Schlieffen y sustituirlo por otro nuevo: el 4º y 5º Ejército Alemán avanzarían hacia el sureste desde las Ardenas dentro de la Lorena francesa al oeste de Verdún y entonces convergerían con el avance hacia el sudoeste de los ejércitos 6º y 7º desde Alsacia contra la línea de fortificaciones de Toul-Épinal, y de esta forma cercar toda el ala derecha francesa; el 1º y 2º ejércitos, en el valle del Marne, deberían entonces mantenerse en guardia contra cualquier contraataque francés desde las proximidades de París. Pero tal contraataque aliado había en realidad comenzado antes de que los alemanes pudieran llevar a cabo su nuevo plan.
La Primera Batalla del Marne
Ya el 3 de Septiembre, el General J.-S. Gallieni, gobernador militar de París, había adivinado el significado del giro del 1º ejército alemán hacia el Marne al este de París. El 4 de Septiembre Joffre, convencido por los argumentos de Gallieni, ordenó decisivamente detener por completo la retirada de su ala izquierda y comenzar una ofensiva general el 6 de septiembre contra el expuesto flanco derecho de los alemanes. El 6º Ejército Francés, bajo el mando de M.-J. Maunoury, avisado por Gallieni, había realmente empezado a atacar el 5 de Septiembre; su presión causó que Kluck finalmente tuviera que dedicar la totalidad de su 1º ejército a apoyar su flanco derecho cuando no había avanzado más que hasta Meaux por el valle del Marne, con nada más que una pantalla de caballería estirada a lo largo de los casi 50 Kms que existían entre él y el 2º Ejército de Karl von Bülow (en Montmirail). Mientras el 5º Ejército Francés se volvía para atacar a Bülow, las BEF (entre el 5º y el 6º ejércitos) continuaban con otro día de retirada; pero el 9 de Septiembre Bülow supo que los británicos también se habían vuelto y avanzaban por la brecha que existía entre él y Kluck. Por tanto ordenó que el 2º Ejército se replegara, obligando entonces a Kluck hacer lo mismo con el 1º. El contraataque de los Ejércitos franceses 5º y 6º y las BEF desembocó en un contraataque general de todo el centro y el ala izquierda del Ejército Francés. Este contraataque es conocido como la Primera Batalla del Marne. Alrededor del 11 de Septiembre la retirada alemana se extendía a todos los ejércitos alemanes.
Existieron varias razones para este extraordinario cambio de acontecimientos. La principal de ellas fue el completo agotamiento de los soldados alemanes del ala derecha, algunos habían marchado más de 240 kilómetros bajo condiciones de combates frecuentes. Su fatiga fue fundamentalmente un subproducto del Plan Schlieffen en sí mismo, ya que los franceses en su retirada habían movido sus tropas por ferrocarril a varios puntos dentro del círculo formado por el frente, las tropas alemanas habían encontrado su avance obstaculizado por las brigadas de demolición y la destrucción de las líneas de ferrocarril. Sus suministros estaban por tanto restringidos, y además tenían que llevar a cabo su avance a pie. Más aún, los alemanes habían subestimado el resistente espíritu de las tropas francesas, que había mantenido su valor y moral y la confianza en sus mandos. Este hecho está sorprendentemente probado por el comparativamente pequeño número de prisioneros capturados por los alemanes en el curso de lo que fue innegablemente una precipitada retirada francesa.
Mientras tanto, el asalto a las defensas francesas en la frontera del este por el 6º y 7º ejércitos alemanes había demostrado ya ser previsiblemente un costoso error, y se abandonó el intento alemán de un cerco parcial pivotando sobre Verdún. El flanco derecho alemán se retiró hacia el norte desde el Marne y se hizo fuerte a lo largo del río Aisne y la cordillera del Chemin des Dames. A lo largo del Aisne el preponderante poder de la defensa sobre el ataque se acentuó al repeler los alemanes sucesivos ataques Aliados desde el amparo de las trincheras. La Primera Batalla del Aisne marcó el comienzo real de la Guerra de trincheras en el frente occidental. Ambas partes se encontraban en el proceso de descubrir que, en lugar de asaltos frontales para los que ninguno tenía la capacidad humana disponible, la única alternativa era intentar sobrepasar y cercar el flanco del otro, en este caso el lado que apuntaba hacia el Mar del Norte y el Canal de la Mancha. Así comenzó la "Carrera hacia el Mar," en la que los trabajos para confeccionar trincheras de ambas partes se extendieron rápidamente hasta llegar al Atlántico en un punto justo al interior de la costa belga, al oeste de Ostende.
La Primera Batalla del Marne tuvo éxito en empujar a los alemanes de vuelta una distancia de entre 75 y 90 Kms. Y, por tanto, salvando a la capital, París, de caer capturada. En este aspecto fue una gran victoria estratégica, ya que permitió a los franceses renovar su confianza y continuar la guerra. Pero la gran ofensiva alemana, aunque infructuosa en su objetivo de derrotar a Francia, permitió a los alemanes capturar un gran trozo del noreste de Francia. La pérdida de esta región fuertemente industrializada, que contenía gran parte de la producción de carbón, hierro y acero del país, fue un golpe serio a la continuación del esfuerzo de guerra francés.
El Ejército Belga, mientras tanto, había retrocedido hasta la ciudad fortaleza de Antwerp, que terminaba justo tras las líneas alemanas. Los alemanes comenzaron un fuerte bombardeo de Antwerp el 28 de Septiembre, que terminó el 10 de Octubre con la rendición de la ciudad.
Tras el fracaso de sus dos primeros intentos contra el flanco oeste de los alemanes (uno en el Somme, el otra cerca de Arrás), Joffre obstinadamente decidió intentarlo de nuevo más al norte con las BEF, que en ningún caso se movían más al norte del Aisne. Las BEF, se desplegaron entre La Bassée e Ypres, mientras a la izquierda los belgas, que habían declinado sabiamente participar en el proyectado ataque, continuaron el frente a lo largo del Yser hacia el Canal. Erich von Falkenhayn, sin embargo, que el 14 de Septiembre había sustituido a Moltke como Jefe del Estado Mayor, había previsto lo que se avecinaba y había preparado un contraataque: uno de sus ejércitos, trasladado desde la Lorena, debía detener la esperada ofensiva, mientras otro debía bajar por la costa y aplastar el flanco izquierdo de los atacantes. El ataque británico desde Ypres se lanzó el 19 de Octubre, el ataque alemán se lanzó al día siguiente. Aunque los belgas del Yser llevaban ya dos días bajo intensa presión, ambos, Sir John French y Ferdinand Foch, los mandos de Joffre en el norte, tardaron en comprender lo que le estaba ocurriendo a su "ofensiva"; pero la noche del 29 al 30 de Octubre los belgas tuvieron que abrir las esclusas del río Yser para poder salvarse inundando el camino de los alemanes hacia la costa. La Batalla de Ypres tuvo sus peores crisis el 31 de Octubre y el 11 de Noviembre, no convirtiéndose en guerra de trincheras hasta el 22 de Noviembre.
Hacia el final de 1914 las bajas sostenidas por los francesas totalizaban alrededor de 380,000 muertos y 600,000 heridos; las pérdidas alemanas eran ligeramente inferiores. Con la detención del ataque alemán de romper el frente en la Batalla de Ypres, los ejércitos de ambas partes, mermados y agotados, se constituyeron en guerra de trincheras. La barrera de trincheras se consolidó desde la frontera suiza hasta el Atlántico; el poder de la defensa moderna había triunfado sobre el ataque, y el punto muerto estaba garantizado. La historia militar del Frente Occidental durante los tres años siguientes iba a ser una historia de intentos Aliados de romper este punto muerto.
La Guerra en el este, 1914
En el Frente Oriental, las mayores distancias y una más que considerable diferencia entre el equipamiento y la calidad de los ejércitos combatientes aseguró una fluidez del frente de la que se carecía en el oeste. Se podían formar líneas de trincheras, pero romperlas no era difícil, particularmente para el ejército alemán, y entonces se podían llevar a cabo operaciones móviles al viejo estilo.
Urgido por los franceses para lanzar una acción ofensiva contra los alemanes, el comandante en jefe ruso, Gran Duque Nicolás, lo hizo con lealtad pero prematuramente, antes que la tremenda máquina de guerra rusa estuviera lista, lanzando un movimiento en pinza contra Prusia Oriental. Bajo el alto mando del General Ya.G. Zhilinsky, dos ejércitos, el 1º o Ejército Vilna, bajo el mando de P.K. Rennenkampf y el 2º o Ejército Varsovia bajo el mando de A.V. Samsonov, debían converger, con una superioridad en números de dos a uno, sobre el 8º Ejército Alemán en Prusia Oriental desde el este y el sur, respectivamente. El flanco izquierdo de Rennenkampf estaría separado por unos 90 Kms. del flanco derecho de Samsonov. Max von Prittwitz und Gaffron, comandante del 8º Ejército, con su cuartel general en Neidenburg (Nidzica), tenía siete divisiones y una división de caballería en su frente oriental pero sólo tenía las tres divisiones del XX Cuerpo de Ejército de Friedrich von Scholtz en su frente sur. Quedó consternado cuando supo el 20 de Agosto, que el grueso de sus fuerzas había sido rechazado en Gumbinnen por el ataque de Rennenkampf desde el este y que las 13 divisiones de Samsonov habían cruzado la frontera sur de Prusia Oriental y amenazaban su retaguardia. En principio consideró una retirada general, pero cuando su Estado Mayor puso objeciones, aprobó su propuesta de un contraataque en el flanco izquierdo de Samsonov, con este objeto tenía que movilizar a toda prisa tres divisiones en tren desde el frente de Gumbinnen para reforzar a Scholtz (el resto de las tropas que estaban en Gumbinnen podían retirarse por carretera). El principal expositor de esta propuesta fue el Teniente Coronel Max Hoffmann. Prittwitz, que había trasladado su cuartel general al norte de Mühlhausen (Mlynary), se sorprendió al recibir el 22 de Agosto un telegrama anunciándole que el General Paul von Hindenburg, con Ludendorff como su Jefe de Estado Mayor, llegaba a reemplazarle al mando. Llegando al día siguiente, Ludendorff confirmó rápidamente las disposiciones de Hoffmann para el ataque a la izquierda de Samsonov.
Mientras, Zhilinsky no sólo estaba dando tiempo a Rennenkampf para reorganizarse después de Gumbinnen sino también instruyéndole para atacar a Königsberg en lugar de seguir presionando hacia el oeste. El 25 de Agosto cuando los alemanes supieron gracias a un mensaje interceptado de radio (los rusos habitualmente transmitían las directivas de combate "en claro," no codificadas) que Rennenkampf no tenía prisa por avanzar, Ludendorff vio una nueva oportunidad. Desarrollando el plan ideado por Hoffmann, Ludendorff concentró cerca de seis divisiones contra el ala izquierda de Samsonov. Esta fuerza, inferior en potencia, podría no haber sido decisiva, pero Ludendorff entonces asumió el riesgo calculado de retirar el resto de las tropas alemanas, salvo una pantalla de caballería, de su confrontación con Rennenkampf y enviarlas de inmediato hacia el sudoeste contra el ala derecha de Samsonov. Así, el XVII Cuerpo de August von Mackensen que se encontraba en los alrededores de Gumbinnen fue transportado al sur para duplicar el planeado ataque alemán sobre la izquierda de Samsonov con un ataque a su ala derecha, rodeando de esta forma completamente al 2º Ejército Ruso. Este movimiento tan osado fue posible por la notable ausencia de comunicación entre los dos comandantes de campo rusos, ya que Hoffmann sabía de la animosidad personal entre ellos. Bajo la convergencia de los ataques alemanes los flancos de Samsonov fueron aplastados y su centro rodeado del 26 al 31 de Agosto. La consecuencia de esta obra de arte militar, llamada la Batalla de Tannenberg, fue la destrucción o captura de casi la totalidad del ejército de Samsonov. La historia de la desafortunada participación de la Rusia Imperial en la I Guerra Mundial está resumida en el ignominioso resultado de la Batalla de Tannenberg.
Samsonov se suicidó desesperado el 29 de Agosto. Hacia el final de Agosto los habían cogido 92,000 prisioneros y aniquilado la mitad de l2º Ejército Ruso. El atrevido llamamiento de Ludendorff a las últimas fuerzas que se enfrentaban al ejército de Rennenkampf estuvo totalmente justificado, ya que Rennenkampf permaneció completamente pasivo mientras el ejército de Samsonov era rodeado.
Habiendo recibido dos cuerpos de ejército de refresco (siete divisiones) del Frente Occidental, los alemanes se volvieron ahora sobre el lento avance del 1º Ejército bajo el mando de Rennenkampf. Este fue atacado en una línea que se extendía desde el este de Königsberg hasta el límite sur de la cadena de los lagos Masurianos del 1 al 15 de Septiembre y expulsado de Prusia Oriental. Como resultado de estas batallas, Rusia perdió alrededor de 250,000 hombres y, lo que aún podía menos permitirse, mucho material de guerra. Pero la invasión de Prusia Oriental ayudó al menos a hacer posible la réplica francesa en el Marne causando el envío de dos cuerpos de ejército alemanes desde el Frente Occidental.
Al concluir la amenaza rusa a Prusia Oriental, los alemanes pudieron permitirse enviar el grueso de sus tropas en ese área al frente de Czestochowa-Cracovia en el sudoeste de Polonia, donde la ofensiva austriaca, lanzada el 20 de Agosto, había sido obligada a retroceder por los contraataques rusos. Un nuevo plan de ataques simultáneos de los alemanes sobre Varsovia y de los austriacos hacia Przemyshl no había llegado a ninguna parte a fines de Octubre, ya que los rusos podían ahora montar sus contraataques con una fuerza extraordinaria, habiendo casi completado por fin su movilización. Los rusos montaron entonces un poderoso ataque sobre la Silesia de Prusia con una enorme falange de siete ejércitos. Las esperanzas de los Aliados subieron mucho cuando la tan cacareada "Apisonadora Rusa" (como se llamó al enorme Ejército Ruso) comenzó su poderoso avance. Los ejércitos rusos avanzaban sobre Silesia cuando Hindenburg y Ludendorff, en Noviembre, explotaron la superioridad de la red de ferrocarriles alemana: cuando las fuerzas alemanes en retirada habían cruzado de nuevo la frontera en la Silesia de Prusia, fueron trasladadas de inmediato al norte hacia la Polonia de Prusia y luego enviadas al sudeste para introducirse como una cuña entre los dos ejércitos rusos del flanco derecho. La masiva operación rusa contra Silesia fue desorganizada, y en menos de una semana llegaron cuatro nuevos cuerpos de ejército alemanes desde el Frente Occidental. Ludendorff pudo usarlos para presionar a los rusos de vuelta a la línea de los ríos Bzura-Rawka para mediados de Diciembre frente a Varsovia al mismo tiempo, el agotamiento de sus suministros de munición obligó a los rusos también a retroceder en Galitzia a las líneas de trincheras a lo largo de los ríos Nida y Dunajec.
La campaña de Serbia, 1914
La primera invasión austriaca de Serbia se lanzó en inferioridad numérica (parte de uno de los ejércitos originalmente destinado al frente de los Balcanes había sido desviado hacia el Frente Oriental el 18 de Agosto); y el capaz comandante serbio, Radomir Putnik, trajo la invasión a un temprano final con sus victorias en la Montaña Cer (15-20 de Agosto) y en Sabac (21-24 de Agosto). A principios de Septiembre, sin embargo, la consiguiente ofensiva de Putnik hacia el norte en el río Sava, tuvo que detenerse cuando los austriacos comenzaron una segunda ofensiva, contra el frente occidental de los serbios en el río Drina. Tras algunas semanas en punto muerto, los austriacos comenzaron una tercera ofensiva, que tuvo algún éxito en la Batalla del Kolubara, forzando a los serbios a evacuar Belgrado el 30 de Noviembre; pero sobre el 15 de Diciembre un contraataque serbio retomó Belgrado y forzó a los austriacos a retirarse. El barro y el agotamiento impidieron que los serbios convirtieran la retirada austriaca en una completa derrota, pero la victoria fue suficiente para permitir a Serbia un largo respiro de libertad de nuevos avances austriacos.
Turquía entra en guerra
La entrada de Turquía (o el Imperio Otomano, como entonces era conocida) en la guerra como aliada de Alemania fue uno de los grandes éxitos de la diplomacia alemana en tiempo de guerra. Desde 1909 Turquía estaba bajo el control de los Young Turks, sobre los que Alemania había conseguido hábilmente una influencia dominante. Los instructores militares alemanes pululaban por el Ejército Turco, y Enver Pasa, el líder de los Young Turks, veía la alianza con Alemania como la mejor manera de servir los intereses de Turquía, sobre todo como protección contra la amenaza rusa sobre los Estrechos. Por tanto, persuadió al gran visir, Said Halim Pasa, para hacer un tratado secreto (negociado a finales de Julio, firmado el 2 de Agosto) por el que Turquía apoyaría a los alemanes si Alemania debía apoyar a Austria-Hungría contra Rusia. La imprevista entrada de Gran Bretaña en la Guerra contra Alemania alarmó a los turcos, pero la oportuna llegada de dos buques de guerra germanos, el Goeben y el Breslau, a los Dardanelos el 10 de Agosto volvió la balanza a favor de la política de Enver. Los navíos fueron ostensiblemente vendidos a los turcos, pero mantuvieron sus tripulaciones alemanas. Los turcos comenzaron a detener barcos británicos, y continuaron con más provocaciones anti-británicas, en los Estrechos y en la frontera egipcia. Finalmente, el Goeben condujo a la flota turca a través del Mar Negro a bombardear Odessa y otros puertos rusos (29-30 de Octubre). Rusia declaró la guerra contra Turquía el 1 de Noviembre; y los Aliados occidentales, tras un ineficaz bombardeo de las fuertes exteriores de los Dardanelos el 3 de Noviembre, declararon a su vez la guerra el 5 de Noviembre. Una fuerza británica de la India ocupó Basora, en el Golfo Pérsico, el 21 de Noviembre. En el invierno de 1914-15 las ofensivas turcas en el Cáucaso y el Desierto del Sinaí, aunque abortadas, sirvieron bien a la estrategia alemana ya que obligaban a fuerzas rusas y británicas a permanecer en esas áreas periféricas.
La Guerra en el mar, 1914-15
En Agosto de 1914 Gran Bretaña, con 29 navíos listos y 13 en construcción, y Alemania, con 18 y 9 respectivamente, eran las dos grandes potencias rivales marítimas. Ninguna de ellas quiso al principio una confrontación directa: los británicos estaban principalmente interesados en la protección de sus rutas comerciales; los alemanes confiaban que las minas y los ataques submarinos destruirían gradualmente la superioridad numérica de Gran Bretaña, de esta forma la confrontación podría por fin producirse en igualdad de circunstancias.
El primer encuentro significativo entre las dos armadas fue el de Helgoland Bight, el 28 de Agosto de 1914, cuando una fuerza británica bajo el mando del Almirante Sir David Beatty, habiendo penetrado en aguas territoriales alemanas, hundió o dañó varios cruceros ligeros alemanes y mató o capturó 1,000 hombres a costa de un buque británico dañado y 35 muertos. Durante los meses siguientes los alemanes en aguas europeas o británicas se confinaron a la guerra submarina, no sin algunos notables éxitos: el 22 de Septiembre un único submarino alemán, o U-boat, hundió tres cruceros británicas en tan sólo una hora; el 7 de Octubre un U-boat penetró en el fondeadero de Loch Ewe, en la costa oeste de Escocia; el 15 de Octubre el crucero británico Hawke fue torpedeado; y el 27 de Octubre el acorazado británico Audacious fue hundido por una mina.
El 15 de Diciembre, cruceros de batalla de la flota alemana de Alta Mar levaron anclas en una salida por el Mar del Norte, al mando del Almirante Franz von Hipper: bombardearon varias ciudades británicas y regresaron a su base a salvo. Sin embargo, la siguiente salida de Hipper fue interceptada: el 24 de Enero de 1915, en la Batalla de los Bancos de Dogger, el crucero alemán Blücher fue hundido y otros dos cruceros dañados antes que los alemanes pudieran escapar.
Lejos de aguas europeas, la flota alemana de superficie más poderosa era el escuadrón de cruceros ligeros en el este de Asia, incluyendo el Scharnhorst, el Gneisenau y el Nürnberg, bajo el Almirante Graf Maximilian von Spee. Durante cuatro meses esta flota campó casi sin ser molestada por el Océano Pacífico, mientras que el Emden, que se había unido al escuadrón en Agosto de 1914, fue destacado para el servicio en el Océano Indico. Los alemanes pudieron entonces atacar no sólo los buques mercantes en las rutas comerciales británicas sino también los envíos de tropas hacia Europa y Oriente Medio que partían de la India, Nueva Zelanda o Australia. El Emden hundió barcos mercantes en la Bahía de Bengala, bombardeó Madrás (el 22 de Septiembre), rondaba las cercanías de Ceilán, y destruyó 15 buques aliados en total antes de ser hundido en las Islas Cocos el 9 de Noviembre por el crucero australiano Sydney.
Mientras, el escuadrón principal del Almirante von Spee llevaba desde Agosto siguiendo un curso muy tortuoso desde las Islas hacia las costas de Chile, donde se reunió con dos cruceros más, el Leipzig y el Dresden. El 1 de Noviembre, en la Batalla de Coronel, infligió una sensacional derrota a las fuerzas británicas, bajo el mando de Sir Christopher Cradock, que había partido desde el Atlántico para cazarlo: sin perder un sólo buque, hundió los dos cruceros mayores de Cradock, muriendo el mismo Cradock. Pero el sino de la guerra en alta mar les dio la espalda cuando, el 8 de Diciembre, el escuadrón alemán atacó las Islas Falkland (en el Atlántico Sur), probablemente desconociendo el potencial naval que los británicos, desde Coronel, habían estado concentrando bajo el mando del Almirante Sir Doveton Sturdee: dos cruceros de batalla (el Invincible y el Inflexible, cada uno equipado con 8 cañones de 12 pulgadas) y otros seis cruceros. Los buques alemanes habían sufrido mucho desgaste tras su larga singladura por el Pacífico y no eran enemigos para los buques británicos, más modernos y rápidos, que rápidamente les tomaron por sorpresa. El Scharnhorst, con el Almirante von Spee a bordo, fue el primer buque hundido, le siguió el Gneisenau, luego el Nürnberg y el Leipzig. Los buques británicos, que habían disparado desde mucha distancia para dejar sin utilidad los cañones más pequeños de los alemanes, sostuvieron sólo 25 bajas en este enfrentamiento. Cuando el crucero ligero alemán Dresden fue atrapado y hundido en las Islas de Juan Fernández el 14 de Marzo de 1915, la amenaza de los buques de superficie alemanes sobre el comercio en alta mar terminó. Sin embargo, la amenaza de los submarinos no hacía más que comenzar.
Las armadas beligerantes se emplearon tanto para interferir con el comercio como para combatir una contra otra. Inmediatamente tras el estallido de la guerra, los británicos habían instituido un bloqueo económico de Alemania, con el objetivo de impedir que llegaran suministros a ese país desde el mundo exterior. Las dos rutas por las que los suministros podían llegar a los puertos alemanes eran: (1) a través del Canal de la Mancha y los Estrechos de Dover, y (2) alrededor del norte de Escocia. Un campo de minas en los Estrechos de Dover con un estrecho camino libre hizo bastante fácil interceptar y buscar los barcos que usaban el Canal. Al norte de Escocia, sin embargo, existía un área de más de 520,000 kilómetros cuadrados que patrullar, y la tarea se asignó a un escuadrón de cruceros mercantes armados. Durante los primeros meses de la guerra, sólo se restringió el contrabando de armas y municiones, pero la lista se amplió gradualmente incluyendo casi cualquier material que podía tener uso para el enemigo.
La prevención del libre paso de los barcos comerciales llevó a considerables dificultades entre las naciones neutrales, en especial con los Estados Unidos, cuyos intereses comerciales eran estorbados por la política británica. No obstante, el bloqueo británico fue muy efectivo, y durante 1915 las patrullas británicas detuvieron e inspeccionaron más de 3,000 navíos, de los cuales se enviaron a puerto 743 para ser examinados. El comercio exterior desde Alemania se detuvo por completo.
Los alemanes, de igual forma, trataron de atacar la economía de Gran Bretaña con una campaña contra sus líneas de suministro de navíos mercantes. En 1915, sin embargo, con sus buques de superficie eliminados del conflicto, se vieron forzados a contar totalmente con los submarinos.
Los alemanes comenzaron su campaña submarina contra el comercio hundiendo un vapor británico, el Glitra, tras evacuar a la tripulación, el 20 de Octubre de 1914. Siguieron otros hundimientos, y los alemanes pronto se convencieron que podrían traer a los británicos a una paz temprana donde sus barcos de superficie habían fallado. El 30 de Enero de 1915, Alemania llevó la campaña un paso más lejos torpedeando dos trasatlánticos japoneses (el Tokomaru y el Ikaria) sin aviso previo. A continuación avisaron el 4 de Febrero, que, a partir del 18 de Febrero, tratarían las aguas alrededor de las Islas Británicas como zona de guerra en la que todos los buques mercantes aliados serían destruidos y en las que ningún navío, enemigo o no, estaría inmune.
Sin embargo, mientras que el bloqueo aliado impedía que casi todo el comercio para Alemania alcanzara los puertos de la nación, la campaña submarina alemana produjo resultados menos satisfactorios. Durante la primera semana de campaña siete buques aliados fueron hundidos de 11 atacados, pero otros 1,370 navegaron sin ser molestados por los submarinos alemanes. En todo el mes de Marzo de 1915, de los 6,000 buques registrados, sólo fueron hundidos 21, y en Abril sólo 23 barcos de un número similar.
Aparte de su falta de éxito positivo, los U-boat eran continuamente amenazados por las enormes medidas antisubmarinas de Gran Bretaña, que incluían redes, barcos mercantes especialmente armado, hidrófonos para localizar el ruido de los motores de los submarinos, y cargas de profundidad para destruirlos bajo el agua.
Para los alemanes, el peor resultado que ninguna de las contramedidas de los británicos fue el crecimiento a largo plazo de la hostilidad por parte de los países neutrales. Ciertamente los neutrales estaban lejos de estar contentos con el bloqueo británico, pero la declaración alemana de la zona de guerra y los sucesos subsecuentes les volvieron progresivamente contra su actitud de simpatía por Alemania. El endurecimiento de su punto de vista comenzó en Febrero de 1915, cuando el vapor noruego, transportando petróleo de Nueva Orleans a Amsterdam, fue torpedeado y hundido en el Canal de la Mancha. Los alemanes continuaron hundiendo buques neutrales ocasionalmente, y los países indecisos pronto comenzaron pronto a adoptar un punto de vista hostil hacia esta actividad cuando la seguridad de sus propios barcos se vio amenazada.
Mucho más seria fue una acción que confirmaba la incapacidad del mando alemán para percibir que un menor éxito táctico podía constituir un error estratégico garrafal de la más tremenda magnitud. Este hecho fue el hundimiento por un submarino alemán el 7 de Mayo de 1915, del trasatlántico británico Lusitania, que navegaba de Nueva York a Liverpool: aunque el barco transportaba de hecho 173 toneladas de munición, llevaba casi 2,000 pasajeros civiles, y de los 1,198 que se ahogaron, 128 eran ciudadanos estadounidenses. La pérdida del trasatlántico y de tantos de sus pasajeros, incluyendo a los americanos, levantó una ola de indignación en los Estados Unidos, y se esperó que podía seguir una declaración de guerra. Pero el gobierno Norteamericano mantuvo su política de neutralidad y se contentó con enviar varias notas de protesta a Alemania. A pesar de esto, los alemanes persistieron en su intención y, el 17 de Agosto, hundieron el Arabic, que también llevaba pasajeros de los Estados Unidos y de otros países neutrales. Siguiendo a una nueva protesta de los Estados Unidos, los alemanes procuraron asegurar la seguridad de los pasajeros antes de hundir los trasatlánticos; pero sólo después de torpedear todavía otro trasatlántico más, el Hesperia, decidió Alemania el 18 de Septiembre suspender su campaña submarina en el Canal de la Mancha y el oeste de las Islas Británicas, por miedo de provocar aún más a los Estados Unidos. Los políticos civiles alemanes habían prevalecido temporalmente sobre el alto mando naval, quien abogaba por una guerra submarina "sin restricciones".
La pérdida de las colonias alemanas
Las colonias ultramarinas alemanas, virtualmente sin esperanza de refuerzos desde Europa, se defendieron a sí mismas contra los ataques aliados con varios grados de éxito. Togolandia fue conquistada por fuerzas británicas provenientes de la Costa del Oro (Ghana) y por fuerzas francesas provenientes de Dahomey (Benin) en el primer mes de la guerra. En el Camerún, invadido por fuerzas aliados desde el sur, el este, y el noroeste en Agosto de 1914 y atacado desde el mar por el oeste, los alemanes establecieron una resistencia más efectiva, y el último baluarte alemán, Mora, resistió hasta el 18 de Febrero de 1916.
Las fuerzas Sudafricanas emprendieron operaciones con fuerte superioridad numérica contra el Africa Alemana del Sudoeste (Namibia) en Septiembre de 1914 pero debieron detenerse por la rebelión pro-germana de ciertos oficiales Sudafricanos que habían combatido contra los británicos en la Guerra Sudafricana de 1899 a 1902. La rebelión terminó en Febrero de 1915, pero los alemanes de Africa del Sudoeste no capitularon hasta el 9 de Julio.
En Kiaochow, un pequeño enclave alemán en la costa de China, el Puerto de Tsingtao fue objeto de un ataque japonés en Septiembre de 1914. Con algo de ayuda de tropas británicas y algunos buques de guerra aliados, los japoneses lo capturaron el 7 de Noviembre. En Octubre los japoneses habían ocupado las Islas Marianas, las Carolinas, y las Marshall en el Pacífico Norte, ya que estas islas estaban indefensas desde que el Almirante von Spee partiera con su escuadrón naval.
En el Pacífico Sur, Samoa Occidental cayó sin disparar un tiro en Agosto de 1914 invadida por una fuerza de Nueva Zelanda apoyada por buques de guerra australianos, británicos y franceses. En Septiembre una invasión australiana de Nueva-Pomerania (Nueva Bretaña) ganó la rendición de toda la colonia alemana de Nueva Guinea en unas pocas semanas.
La historia del África del Este Alemana (que comprendía las actuales Ruanda, Burundi y Tanzania continental) fue muy diferente, gracias a la calidad de los askaris locales (tropas africanas entrenadas por europeos) y al genio militar del comandante alemán Paul von Lettow-Vorbeck. Un desembarco de tropas de la India fue repelido ignominiosamente por los alemanes en Noviembre de 1914. En Febrero de 1916 se lanzó una invasión masiva desde el norte, comprendiendo tropas británicas y coloniales bajo el mando del Sudafricano J.C. Smuts, para ser coordinada con una invasión belga desde el oeste y con otra invasión independiente británica desde Nyasaland en el sur; pero aunque Smuts tomó Dar es Salaam y los belgas Tabora en Septiembre, Lettow-Vorbeck mantuvo en activo su pequeña fuerza. En Noviembre de 1917 comenzó a moverse hacia el sur a través del Africa del Este Portuguesa (Alemania había declarado la guerra a Portugal en Marzo de 1916); y, tras regresar al África del Este Alemana en Septiembre de 1918, se volvió hacia el sudoeste para invadir Rodesia del Norte en Octubre. Habiendo tomado Kasama el 9 de Noviembre (dos días antes del armisticio alemán en Europa), se rindió por fin el 25 de Noviembre. Con algo más de 12,000 hombres al iniciar la campaña, consiguió inmovilizar a más de 130,000 tropas aliadas.
Estrategias rivales y la campaña de los Dardanelos, 1915-16
A finales de 1914, la situación de punto muerto en el Frente Occidental había quedado clara para los gobiernos de los países beligerantes e incluso para muchos miembros de su Estados Mayores. Cada lado buscaba una solución a este punto muerto, y las soluciones variaban en forma y manera.
Erich von Falkenhayn había sustituido al desanimado Moltke como Jefe del Estado Mayor Alemán en Septiembre de 1914. A fines de 1914 Falkenhayn pareció llegar a la conclusión de que aunque la decisión final se alcanzaría en el Oeste, Alemania y no tenía ninguna inmediata expectativa de éxito allí, y que el único teatro de operaciones practicable en el futuro inmediato estaba en el Frente Oriental, por muy cuestionables que estas operaciones pudieran ser. Falkenhayn estaba convencido de la potencia de la barrera de trincheras aliadas en Francia, así que tomó la momentánea decisión de permanecer a la defensiva en el Oeste.
Falkenhayn se dio cuenta de que ahora una larga Guerra era inevitable y se puso a trabajar para desarrollar los recursos de Alemania para tal guerra de desgaste. De esta forma, la técnica de las trincheras de campo fue llevada por los alemanes a un nivel que ningún otro país llegó a alcanzar; los ferrocarriles militares alemanes se ampliaron para el movimiento lateral de reservas; y el problema de los suministros de municiones y de materias primas para su manufactura se abordó de forma tan enérgica y comprensible que se aseguró un amplio flujo a partir de la primavera de 1915 en adelante, una época en la que los británicos estaban sólo dándose cuenta del problema. Aquí se pusieron los cimientos de esa organización económica y utilización de los recursos que iban a ser el secreto del poder de resistencia de Alemania al bloqueo británico.
Los aliados occidentales estaban divididos en dos bandos acerca de la estrategia. Joffre y la mayoría del Estado Mayor Francés, respaldados por el Mariscal de Campo Británico Sir John French, argumentaban por la continuidad de los asaltos sobre las líneas de trincheras alemanas en Francia, a pesar del continuo desgaste de tropas francesas que suponía esta estrategia. Aparte de esto, el Alto Mando Francés estaba singularmente falto de ideas para romper el punto muerto de la guerra de trincheras. Mientras que el deseo de mantener el territorio ganado dominaba la estrategia alemana, el deseo de recuperar el territorio perdido dominaba la francesa.
Las soluciones inspiradas en los británicos para romper el punto muerto cristalizaron en dos grupos principales, uno táctico, el otro estratégico. El primero consistía en romper la barrera de trincheras inventando una máquina que sería invulnerable a las ametralladoras y capaz de cruzar las trincheras, restaurando de esta manera el equilibrio táctico inclinado ahora por la preponderancia del poder defensivo frente al ofensivo. La idea de tal máquina fue concebida por el Coronel Ernest Swinton en Octubre de 1914, alimentada y cuidada en su infancia por Winston Churchill, entonces Primer Lord del Almirantazgo, y finalmente, tras meses de experimentos obstaculizados por la oposición oficial, llegó a su madurez en 1916 en el arma conocida como TANQUE. Algunos de los estrategas británicos, por otra parte, argumentaban que en vez de buscar una ruptura en el impenetrable Frente Occidental alemán, los Aliados deberían cambiar toda la posición de las Potencias Centrales bien mediante una ofensiva a través de los Balcanes o incluso con un desembarco en la costa del Báltico de Alemania. Joffre y sus defensores ganaron el argumento, y los proyectos de los Balcanes fueron abandonados en favor de una concentración de esfuerzos en el Frente Occidental. Pero las dudas no se silenciaron, y surgió una situación que revivió el esquema de Oriente Medio en una nueva aunque atenuada forma.
A comienzos de Enero de 1915, los rusos, amenazados por los turcos en el Cáucaso, pidieron a los británicos que iniciaran alguna acción que les aliviara de la presión turca. Los británicos, tras argumentar ásperamente entre ellos, se decidieron a favor de "una expedición naval en Febrero para bombardear y tomar la Península de Gallípoli (la costa oeste de los Dardanelos), con Constantinopla como su objetivo." Aunque subsecuentemente se acordó que se debían de proporcionar tropas del ejército para mantener las playas si la flota forzaba los Estrechos, el ataque naval comenzó el 19 de Febrero sin apoyo del ejército. Cuando por fin las tropas de Egipto de Sir Ian Hamilton comenzaron a desembarcar en las playas turcas el 25 de Abril, los turcos y su comandante alemán, Otto Liman von Sanders, habían tenido tiempo más que suficiente para preparar fortificaciones adecuadas, y los ejércitos defensores eran ahora seis veces mayores que cuando comenzó la campaña.
Contra la firme oposición del comandante local turco (Mustafá Kemal, el futuro Ataturk), tropas australianas y neozelandesas ganaron una cabeza de playa en la cala "Anzac", al norte de Kaba Tepe, en el lado Egeo de la península, desembarcando unos 20,000 hombres los primeros dos días. Los británicos, mientras tanto, intentaban desembarcar en cinco puntos alrededor del Cabo Helles pero sólo pudieron establecer cabezas de playa en tres de ellos y entonces solicitaron refuerzos. Por tanto se avanzó muy poco, y los turcos tomaron ventaja del parón de los británicos trayendo a la península tantas tropas como les fue posible. La paralización de la empresa desembocó en una crisis política en Londres entre Churchill, Primer Lord del Almirantazgo del Gobierno Liberal, quien, tras unas tempranas dudas, se había convertido en el principal portavoz de la operación de los Dardanelos, y John Lord Fisher, el Primer Lord del Mar, quien siempre había expresado dudas sobre ella. Fisher pidió el 14 de Mayo que se suspendiera la operación y, cuando perdió la votación, dimitió al día siguiente. El Gobierno Liberal fue reemplazado por una coalición, pero Churchill, aunque cesado de su antiguo puesto, permaneció en el Consejo de la Guerra del Gabinete.
En Julio los británicos comenzaron enviando cinco divisiones más a la península, y se elaboró un nuevo plan. Con la esperanza de cortar las comunicaciones norte-sur de los turcos en la península tomando las alturas de Sari Bair, que dominaban los Estrechos desde el oeste, los británicos reforzaron la cabeza de puente de la cala "Anzac" y, en la noche del 6 al 7 de Agosto, desembarcaron más tropas en la Bahía de Suvla (Anafarta Liman), más al norte. En unos pocos días, ambas, la ofensiva desde "Anzac" y la del nuevo desembarco probaron ser inefectivas. Sobrevinieron más argumentos en el Consejo de la Guerra, y solo a finales de año se reconoció que la inicialmente prometedora pero mal conducida empresa debía abandonarse. La evacuación de las tropas se llevó a cabo desde la Bahía de Suvla y desde la cala "Anzac" bajo cobertura de la oscuridad en Diciembre de 1915, y desde las playas del Cabo Helles en Enero de 1916. La campaña de los Dardanelos llegó así a un frustrante final. Si hubiera tenido éxito muy bien pudiera haber acabado con la participación de Turquía en la guerra. Al fallar, costó más de 214,000 bajas y no consiguió nada.
El Frente Occidental, 1915
Repetidos ataques franceses en Febrero y Marzo de 1915 sobre la barrera de trincheras alemanas en la Champagne ganaron sólo 460 metros de terreno a costa de 50,000 hombres. Sir Douglas Haig, del 1º Ejército, entre Armentières y Lens, intentó para los británicos un nuevo experimento en Neuve-Chapelle el 10 de Marzo, cuando su artillería comenzó un intenso bombardeo en un frente de casi 2,000 metros y, tras 35 minutos, amplió su alcance, de forma que la infantería británica, al ataque detrás de la segunda barrera de proyectiles, pudiera llegar a las trincheras destruidas por el primer bombardeo. Pero el inmediato resultado del experimento fue meramente la pérdida de vidas por dos razones: porque la escasez de municiones hizo que la segunda barrera fuera inadecuada y porque hubo un retraso de cinco horas en lanzar el asalto de la infantería, contra el que los alemanes, habiéndose repuesto de su sorpresa inicial, habían tenido tiempo para concentrar su resistencia. Para los Aliados estaba claro que estos experimentos tácticos a pequeña escala no habían tenido éxito sólo por un estrecho margen y que había campo para su desarrollo. Pero los comandantes Aliados no aprendieron la verdadera lección: que un ataque sorpresa podía tener éxito si seguía de inmediato a un corto bombardeo que compensara su brevedad con su intensidad. En lugar de esto, sacaron la deducción superficial que el mero volumen de fuego artillero era la clave para reducir una línea de trincheras antes de un asalto. No fue hasta 1917 que se volvió al método de Neuve-Chapelle. Quedó para los alemanes el beneficio del experimento. Mientras tanto, una ofensiva francesa que se lanzó en Abril contra el saliente alemán de Saint-Mihiel, al sudeste de Verdún, sacrificó 64,000 hombres para nada.
Los alemanes, de acuerdo con la estrategia de Falkenhayn, permanecieron por lo general a la defensiva en el Oeste. Sin embargo, lanzaron un ataque sobre el saliente de los Aliados en Ypres (donde en Noviembre de 1914 los franceses habían tomado el lugar de los británicos). Allí, el 22 de Abril de 1915, usaron gas mostaza por primera vez en el Frente Occidental, pero cometieron el error de descargarlo desde cilindros (lo que les hacía depender de un viento favorable) en vez de descargarlo sobre las trincheras enemigas en obuses de artillería. El gas arrojó a los agonizantes defensores en una caótica huida; pero el Alto Mando Alemán, desilusionados con el comportamiento de la nueva arma bajo condiciones adversas en Polonia a principios de año, había dejado sin proporcionar las adecuadas reservas con que explotar este éxito imprevisto. Al finalizar un largo mes de batalla, el frente Aliado sólo había retrocedido ligeramente.
El 9 de Mayo, los Aliados lanzaron de nuevo otra prematura ofensiva, combinando un tremendo ataque francés entre Lens y Arrás con dos ataques del 1º Ejército de Haig, desde Festubert y desde Fromelles, contra la cordillera de Aubers al norte de Lens. Los franceses continuaron sus esfuerzos hasta el 18 de Junio, perdiendo 102,000 hombres sin ganar ni un metro; los británicos, siempre escasos de obuses contra la masa de ametralladoras alemanas, habían suspendido sus ataques tres semanas antes.
Un fracaso militar aún mayor fue la ofensiva conjunta lanzada por los Aliados el 25 de Septiembre de 1915. Mientras 27 divisiones francesas con 850 cañones pesados atacaron en un frente de más de 32 Kms. de largo en la Champagne, al norte y al este de Reims, se produjeron ataques simultáneos en la lejana Artois por 14 divisiones francesas con 420 cañones pesados en un frente de casi 22 Kms. al sur de Lens y por seis divisiones británicas con sólo 117 cañones en Loos, al norte de Lens. Todos estos ataques fueron fracasos desilusionantes, parcialmente porque fueron precedidos por unos prolongados bombardeos que acabaron con cualquier posibilidad de sorpresa y dieron tiempo a que se enviaran las reservas alemanas al frente para cerrar las brechas que se habían abierto en las líneas de trincheras de los defensores por el bombardeo artillero. En Loos los británicos usaron el gas mostaza, aunque con menos éxito del que había esperado Haig, y el uso de todas sus fuerzas disponibles para su primer asalto no sirvió para nada cuando su comandante en jefe, Sir John French, fue demasiado lento en enviarle refuerzos; los franceses perdieron en ambos frentes la mayor parte de lo que habían ganado en sus primeros ataques, por falta de apoyo oportuno. En total, por un poco de terreno, los Aliados pagaron 242,000 hombres, contra los 141,000 que perdieron los defensores.
Habiéndose quejado amargamente de la dirección de las operaciones por Sir John French, Haig fue designado Comandante en Jefe Británico en su lugar en Diciembre.
El Frente Oriental, 1915
Los planes de los rusos para 1915 recomendaban el reforzamiento de sus flancos en el norte y en Galitzia antes de avanzar de nuevo en el oeste hacia Silesia. Sus preparativos para un ataque al sur de la frontera de Prusia Oriental fueron impedidos, ya que Ludendorff, atacando repentinamente al este desde Prusia Oriental, rodeo a cuatro divisiones rusas en los bosques de Augustów, al este de los lagos Masurianos, en la segunda semana de Febrero; pero en Galitzia las luchas de invierno culminaron el 22 de Marzo, con la caída de Przemyshl en poder de los rusos.
El portavoz austriaco, Conrad, pidió a las Potencias Centrales alguna acción que aliviara la presión de su frente en Galitzia, y Falkenhayn estaba deseoso de ayudarle sin tener que separarse para ello de su propia estrategia general de desgaste, que ya estaba entrando en conflicto con el deseo de Ludendorff de un esfuerzo sostenido hacia la decisiva victoria sobre Rusia. El plan que se adoptó finalmente, con el objetivo de aplastar el centro ruso en el sector del río Dunajec en Galitzia mediante un ataque en un frente de más de 32 Kms. desde Gorlice a Tuchów (al sur de Tarnów), fue concebido con una originalidad táctica: con el fin de mantener el ímpetu del avance, no se marcaron objetivos diarios para cada cuerpo individual o las divisiones; en cambio, cada uno debía avanzar todo lo que pudiera antes que los rusos pudieran recurrir a sus refuerzos, con la suposición de que el rápido avance de algunas unidades atacantes actuaría como un contagio promoviendo el consecuente avance de otras que al principio habían encontrado más resistencia. Entrado el mes de Abril, 14 divisiones, con 1,500 cañones, fueron concentradas secretamente para el ataque contra las seis divisiones rusas presentes. Mackensen estaba al mando, con Hans von Seeckt, promotor de la nueva táctica de infiltración, como su jefe de estado mayor.
El ataque de Gorlice se lanzó el 2 de Mayo y consiguió un éxito superior a todas las expectativas. Expulsados del Dunajec, los rusos trataron de aguantar en el Wisloka, para retroceder de nuevo. Para mediados de Mayo, las fuerzas de Mackensen estaban en el San, a casi 150 Kms. de su punto de partida, y en Jaroslaw incluso forzaron un cruce de ese río. Reforzado con más tropas alemanas enviadas desde Francia, Mackensen volvió a atacar, tomando Przemyshl el 3 de Junio y Lemberg (Lvov) el 22 de Junio. El frente ruso estaba ahora partido en dos, pero Falkenhayn y Conrad no habían previsto tal resultado y no habían hecho preparativos para explotarlo con rapidez. Los consecuentes retrasos permitieron a los ejércitos rusos retirarse sin desbandarse por completo.
Falkenhayn decidió entonces comenzar una nueva ofensiva. Ordenó a Mackensen que girara hacia el norte, y así coger a los ejércitos rusos en el saliente de Varsovia entre sus fuerzas y las de Hindenburg, quien tenía que dirigirse al sudeste desde Prusia Oriental. A Ludendorff no le gustaba el plan ya que, teniendo mucho de asalto frontal, los rusos podían ser aplastados al cerrar las dos alas, pero nada les cortaría su retirada al este. Por lo que volvió a pedir que se tomara en cuenta su esquema de una mayor maniobra de cerco a través de Kovno (Kaunas) en Vilna (Vilnius) y Minsk, en el norte. Falkenhayn se oponía a este plan, temiendo que significaría más tropas y un compromiso más profundo, y el 2 de Julio el Emperador Alemán decidió a favor del plan de Falkenhayn.
Los resultados justificaron las reservas de Ludendorff. Los rusos detuvieron a Mackensen en Brest-Litovsk y a Hindenburg en el río Narew el tiempo suficiente como para permitir que el grueso de sus tropas escapara a través de la brecha sin cerrar al este. Aunque para finales de Agosto toda Polonia había sido ocupada y 750,000 rusos habían sido hecho prisioneros en cuatro meses de lucha, las Potencias Centrales habían perdido su oportunidad de romper la capacidad de Rusia de continuar con la guerra.
Demasiado tarde, Falkenhayn permitió a Ludendorff en Septiembre intentar lo que éste había estado urgiendo desde mucho antes, un movimiento de cerco más amplio al norte del triángulo de Kovno-Dvinsk-Vilna. La caballería alemana, de hecho, se acercó al ferrocarril de Minsk, mucho más allá de Vilna; pero la capacidad de resistencia de los rusos era demasiado fuerte para las escasas fuerzas de Ludendorff, que además comenzaba a quedarse sin suministros, y a fines de mes se suspendieron sus operaciones. La cruz de esta situación fue que se había permitido que los ejércitos rusos escaparan casi por completo del cerco antes de que se intentara la tan retrasada maniobra de Vilna. Mientras tanto, un ataque austriaco al este desde Lutsk (Luck), que comenzó a fines de Septiembre y continuó durante el mes de Octubre, incurrió en graves pérdidas sin conseguir nada. En Octubre de 1915 la retirada rusa, tras una serie de horripilantes escapadas de los salientes que los alemanes habían creado sistemáticamente para luego tratar de destruirlos, había llegado a un definitivo alto a largo de una línea que desde el Mar Báltico, justo al oeste de Riga, corría hacia el sur hasta Czernowitz (Chernovtsy) en la frontera con Rumania.
El Cáucaso, 1914-16
El frente del Cáucaso entre Rusia y Turquía comprendía dos campos de batalla: Armenia al oeste, y Azerbaiján en el este. Los objetivos estratégicos finales para los turcos eran capturar los campos petrolíferos de Bakú en Azerbaiján y penetrar en Asia Central y Afganistán con el fin de amenazar la India Británica, pero para ello tenían primero que capturar la fortaleza Armenia de Kars, que, junto con la de Ardahan, estaban en poder de los rusos desde 1878.
Un avance ruso desde Sarkams (Sarykamysh, al sur de Kars) hacia Erzurum en la Armenia turca en Noviembre de 1914 fue detenido en Diciembre cuando el 3º Ejército Turco, bajo el mismo Enver, lanzó una ofensiva triple contra la posición de Kars-Ardahan. Esta ofensiva fue catastróficamente derrotada en las batallas de Sarkams y de Ardahan en Enero de 1915; pero los turcos, mal vestidos y mal provistos para el invierno del Cáucaso, perdieron muchos más hombres por el frío y el hambre que en la lucha (su 3º Ejército se redujo en un mes de 190,000 a 12,400 hombres, siendo tan sólo 30,000 las bajas de la batalla). Otras fuerzas turcas, que habían invadido mientras tanto Azerbaiján por la parte neutral de Persia y tomado Tabriz el 14 de Enero, fueron expulsadas en Marzo por una contrainvasión rusa.
Durante esta campaña los Armenios habían originado disturbios tras las líneas turcas en apoyo de los rusos y habían amenazado las ya difíciles comunicaciones turcas. El gobierno turco el 11 de Junio de 1915, decidió deportar a los Armenios. En el proceso de deportación, las autoridades turcas cometieron atrocidades sin precedentes: se cree que más de 600,000 Armenios fueron ejecutados. Como consecuencia de esto los Armenios perpetraron similares atrocidades contra la población turca del país Armenio, pero forzosamente en menor escala.
El Gran Duque Nicolás, que había sido hasta ahora comandante en jefe de todos los ejércitos rusos, fue sustituido por el mismísimo Emperador Nicolás en Septiembre de 1915; el Gran Duque fue enviado a dirigir las operaciones del Cáucaso. Él y el general N. N. Yudenich, el vencedor de Sarkams, comenzaron un gran ataque en la Armenia Turca en Enero de 1916; se tomó Erzurum el 16 de Febrero, Trabzon el 18 de Abril, Erzncan el 2 de Agosto y un contraataque turco, largamente retrasado, se detuvo en Ognut. Estabilizado, para la gran ventaja de Rusia, en el otoño el nuevo frente de Armenia fue mucho menos afectado después por la guerra Ruso-Turca que por la consecuencias de la revolución en Rusia.
Mesopotamia, 1914-Abril 1916
La ocupación británica de Basora, el puerto turco a la entrada del Golfo Pérsico, en Noviembre de 1914 había sido estratégicamente justificable a causa de la necesidad de proteger los pozos de petróleo del sur de Persia y la refinería de Abadán. El avance británico de 80 Kms. hacia el norte desde Basora hasta Al-Qurnah en Diciembre y el posterior avance de más de 160 Kms. arriba del Tigris hacia Al-'Amarah en Mayo-Junio de 1915 debían haber sido suficientes a todos los efectos prácticos, pero se continuó el avance hacia la fatalmente atractiva Bagdad, la antigua capital de los califas árabes del Islam. Se ocupó Al-Kut en Septiembre de 1915, a pesar de todo el avance continuó hasta que los británicos, bajo el mando del Mayor General Charles Townshend, estuvieron a más de 900 Kms. de su base en Basora. Combatieron una inútil batalla en Tesifonte, a poco más de 30 Kms. de Bagdad, el 22 de Noviembre pero tuvieron que retirarse hasta Al-Kut. Allí, desde el 7 de Diciembre, los 10,000 hombres de Townshend fueron sitiados por los turcos; y allí, el 29 de Abril de 1916, se rindieron y fueron apresados.
Las fronteras egipcias, 1915-Julio 1917
Incluso tras la evacuación de Gallípoli, los británicos mantuvieron 250,000 tropas en Egipto. La mayor fuente de preocupación para los británicos era el peligro de un ataque turco desde Palestina a través del Desierto del Sinaí hasta el Canal de Suez. Ese peligro se desvaneció, sin embargo, cuando la inicialmente poco prometedora rebelión del Emir Hachemita Hussein ibn Ali contra los turcos en el Hejaz, se convirtió, gracias al compromiso personal de un soldado no profesional de gran genio, T.E. Lawrence, en una revuelta que afectó la totalidad de la Arabia interior de Palestina y de Siria y amenazó cortar la línea de ferrocarril de Hejaz (Damasco-Ammán-Ma'an-Medina) que era vital para los turcos. Las tropas británicas de Sir Archibald Murray por fin comenzaron un masivo avance en Diciembre de 1916 y capturaron algunos puestos avanzados turcos en el límite noreste del Desierto del Sinaí pero se retiraron cobardemente de Gaza en Marzo de 1917 en el mismo momento que los turcos iban a rendir la plaza; el intento que se hizo al mes siguiente para corregir este error fue rechazado con graves pérdidas. En Junio se transfirió el mando de Murray a Sir Edmund Allenby. En sorprendente contraste con la actuación de Murray estuvo la de Lawrence con la captura de Aqaba (al-'Aqabah) el 6 de Julio de 1917: su puñado de árabes acabó con la guarnición de 1,200 turcos.
Italia y el frente italiano, 1915-16
Gran Bretaña, Francia y Rusia concluyeron el 26 de Abril de 1915, el tratado secreto de Londres con Italia, induciendo a esta última a descartar sus obligaciones con la Triple Alianza y entrar en la guerra en el bando de los Aliados con la promesa de aumentar su territorio a costa de Austria-Hungría. Se ofreció a Italia no sólo los territorios de población italiana de Trentino y Trieste sino también el sur del Tirol (para consolidar la frontera Alpina), Gorizia, Istria y el norte de Dalmacia. El 23 de Mayo de 1915, Italia declaró la guerra a Austria-Hungría.
El comandante italiano, General Luigi Cadorna, decidió concentrar su esfuerzo en una ofensiva al este desde la provincia de Venecia a través del comparativamente terreno bajo entre el inicio del Adriático y las estribaciones de los Alpes Julianos; es decir, a través del valle más bajo del río Isonzo (Soca). Contra el riesgo de un descenso austriaco sobre su retaguardia desde el Trentino (que bordeaba Venecia al noroeste) o sobre su flanco izquierdo desde los Alpes Cárnicos (al norte), creyó que avances limitados serían precaución suficiente.
El avance inicial de los italianos en el este, que comenzó a finales de Mayo de 1915, se detuvo pronto, principalmente debido a las inundaciones del Isonzo, y comenzó la guerra de trincheras. Cadorna, sin embargo, estaba determinado a hacer progresos embarcándose así en una serie de insistentes renovaciones de la ofensiva, conocidos como las Batallas del Isonzo. Las primeras cuatro de éstas (23 Junio-7 Julio; 18 Julio-3 Agosto; 18 Octubre-4 Noviembre y 10 Noviembre-2 Diciembre) sólo consiguieron que perdieran la vida 280,000 hombres; y la quinta (en Marzo de 1916) fue igualmente infructuosa. Los austriacos habían mostrado en este frente una feroz resistencia de la que a menudo carecían cuando hacían frente a los rusos. A mediados de Mayo de 1916 el programa de Cadorna fue interrumpido por una ofensiva austriaca desde el Trentino al interior de la región de Asiago al oeste de Venecia. Aunque se pudo evitar el peligro de una invasión austriaca desde las montañas de la frontera al interior de la llanura de Venecia en la retaguardia italiana del frente del Isonzo, la contraofensiva italiana de mediados de Junio sólo recuperó un tercio del territorio capturado por los austriacos al norte y al sudoeste de Asiago. La Sexta Batalla del Isonzo (6-17 Agosto), sin embargo, ganó Gorizia para los italianos. El 28 de Agosto Italia declaró la guerra a Alemania. En los tres meses siguientes se sucedieron tres ofensivas italianas más en el Isonzo, ninguna de ellas en realidad útil. En el curso de 1916 los italianos sostuvieron 500,000 bajas, el doble que los austriacos, y todavía seguían en el Isonzo.
Serbia y la expedición a Salónica, 1915-17
Los tres intentos austriacos de invasión de Serbia en 1914 habían sido bruscamente rechazados por contraataques serbios. En el verano de 1915 las Potencias Centrales estaban doblemente interesadas en ajustar las cuentas a Serbia, por razones de prestigio y por la necesidad de establecer comunicaciones de ferrocarril seguras con Turquía a través de los Balcanes. En Agosto, Alemania envió refuerzos al frente sur de Austria; y el 6 de Septiembre de 1915, las Potencias Centrales concluyeron un tratado con Bulgaria, a quien atrajeron a su bando con la oferta de territorio que tomar de Serbia. Las fuerzas Austro-Germanas atacaron al sur desde el Danubio el 6 de Octubre; y los Búlgaros, sin dejarse intimidar por un ultimátum ruso, atacaron el este de Serbia el 11 de Octubre y la Macedonia Serbia el 14 de Octubre.
Los Aliados occidentales, sorprendidos en Septiembre por el panorama de un ataque búlgaro sobre Serbia, decidieron enviar rápidamente ayuda a través del puerto de Salónica, en la neutral Macedonia Griega, confiando en la connivencia pro Entente del primer ministro griego, Eleuthérios Venizélos. Tropas de Gallípoli, al mando del general francés Maurice Sarrail, llegaron a Salónica el 5 de Octubre, pero ese mismo día Venizélos perdió el poder. Los Aliados avanzaron hacia el norte de Vardar en la Macedonia Serbia, pero un ataque en el oeste de los búlgaros les impidió unirse a los serbios. Obligados a retroceder a la frontera griega, los Aliados sólo ocupaban la región de Salónica para mediados de Diciembre. El Ejército Serbio, mientras tanto, y para evitar un doble cerco, había comenzado una penosa retirada de invierno al oeste sobre las montañas albanas para refugiarse en la isla de Corfú.
En la primavera de 1916 los Aliados en Salónica fueron reforzados por los revividos Serbios de Corfú así como con franceses, británicos y algunas tropas rusas, y la cabeza de puente se extendió al oeste hacia Vodena (Edessa) y al este hacia Kilkis; pero los búlgaros, que en Mayo consiguieron Fuerte Rupel (Klidhi, en el Struma) de los griegos, a mediados de Agosto no sólo invadieron la Macedonia Griega al este del Struma sino también, desde Monastir (Bitola), invadieron la región de Florina de la Macedonia Griega, al oeste del ala de Vodena de los Aliados. La contraofensiva Aliada tomó Monastir de los búlgaros en Noviembre de 1916, pero operaciones más ambiciosas, desde Marzo a Mayo de 1917, probaron ser ineficaces. El frente de Salónica inmovilizó a unas 500,000 tropas Aliadas sin preocupar de una forma significativa a las Potencias Centrales.
El Frente Occidental, 1916
En 1914 el centro de gravedad de la I Guerra Mundial había estado en el Frente Occidental, en 1915 cambió al Oriental, y en 1916 se movió de nuevo hacia Francia. Aunque los Aliados occidentales habían disipado algo de su potencia en los Dardanelos, Salónica y Mesopotamia, la creciente marea de nuevos ejércitos británicos y el incremento de sus suministros de municiones prometían los medios para una ofensiva en una escala mucho mayor que cualquiera conocida para romper el punto muerto de las trincheras. Los ejércitos británicos en Francia habían crecido hasta 36 divisiones a fines de 1915. En esa época los alistamientos voluntarios, aunque masivos, habían probado no obstante, ser inadecuados para satisfacer las necesidades británicas, así en Enero de 1916, por medio del Acta de Servicios Militares, el servicio voluntario fue reemplazado por el obligatorio.
En Diciembre de 1915 tuvo lugar una conferencia en el cuartel general de Joffre con los líderes de los ejércitos francés, británico, belga e italiano, asistiendo representantes de los ejércitos ruso y japonés. Se adoptó el principio de una ofensiva general y simultánea en 1916 por Francia, Gran Bretaña, Rusia e Italia. Pero una acción militar de Alemania iba a interrumpir este esquema, y sólo la ofensiva británica llegó a ser completamente operativa.
En el invierno de 1915-16, Falkenhayn consideró que Rusia estaba paralizada y que Italia era insignificante. Considerando que era el momento oportuno para una acción positiva contra Francia, tras cuyo colapso Gran Bretaña no tendría ningún aliado militar efectivo en el continente europeo y podría ser obligada a llegar a un acuerdo merced a la guerra submarina mejor que con operaciones terrestres. Para su ofensiva en el oeste, sin embargo, Falkenhayn siguió siempre fiel a su método de desgaste. Creía que una invasión masiva era innecesaria y que, en su lugar, los alemanes debían apuntar a desangrar a Francia de tropas escogiendo un punto de ataque "para la redención del cual el Mando Francés se viera impelido a enviar cada hombre que tuviera disponible." Se escogió la ciudad de Verdún y el complejo de fortalezas de sus alrededores, porque era una amenaza para las principales líneas de comunicación alemanas, porque estaba dentro de un saliente francés y por tanto restringía a los defensores, y por la certeza de que los franceses sacrificarían cualquier número de hombres para defender Verdún por razones de patriotismo asociadas con la ciudad.
La clave del plan táctico de Falkenhayn era colocar un denso semicírculo de artillería pesada y semipesada alemana al norte y este de Verdún y sus fortalezas comenzando luego a orquestar una serie de limitados avances de infantería sobre los fuertes. Estos avances atraerían a la infantería francesa a defender o intentar retomar los fuertes, siendo pulverizados en este proceso por el fuego de la artillería. Además, cada avance de la infantería alemana encontraría su camino allanado por un breve pero extremadamente intenso bombardeo artillero que aplastaría a los defensores.
Aunque la Inteligencia francesa había avisado con tiempo de los preparativos de la ofensiva alemana, el Alto Mando francés estaba tan preocupado con el esquema de su propia proyectada ofensiva que los avisos cayeron en oídos sordos. A las 7:15 AM del 21 de Febrero de 1916, el bombardeo artillero alemán más terrible que se había visto en la Guerra comenzó en un frente de casi 15 Kms. alrededor de Verdún, y las trincheras francesas y los campos de alambre de espino quedaron aplastados o desaparecieron en el caos de la tierra removida. A las 4:45 PM la infantería alemana avanzó, aunque el primer día sólo en un frente de menos de 5 Kms. Desde entonces y hasta el 24 de Febrero las líneas de defensores franceses al este del río Mosa se desmoronaron. Fort-Douaumont, una de las fortalezas más importantes, fue ocupado por los alemanes el 25 de Febrero. Para el 6 de Marzo, cuando los alemanes comenzaron a atacar en la orilla oeste del Mosa a la vez que en la orilla este, los franceses tuvieron que admitir que se intentaba algo más que una finta. Para aliviar la presión sobre Francia, los rusos hicieron el sacrificio de atacar en el Frente Oriental en el Lago Naroch (véase más abajo El Frente Oriental, 1916); los italianos comenzaron su quinta ofensiva en el Isonzo (véase más arriba Italia y el frente italiano, 1915-16); y los británicos se ocuparon del sector de Arrás del Frente Occidental, responsabilizándose así de toda la línea desde el Yser al sur del Somme. Mientras, se confió al General Philippe Pétain el mando de la defensa de Verdún. Organizó repetidos contraataques que retardaron el avance alemán y, lo más importante, consiguió mantener abierta la única carretera que conducía a Verdún y que no había sido cerrada por los obuses alemanes. Esta era la carretera de Bar-le-Duc, que se hizo famosa como La Voie Sacrée (la "Vía Sagrada") a causa de los vitales suministros y refuerzos que siguieron enviándose al frente de Verdún a pesar del constante hostigamiento de la artillería alemana.
Lenta pero constantemente los alemanes avanzaban sobre Verdún: tomaron Fort-Vaux, al sudeste de Fort-Douaumont, el 7 de Junio y casi alcanzaron las alturas de Belleville, el último punto fuerte antes de Verdún, el 23 de Junio. Pétain se estaba preparando para evacuar la orilla este del Mosa cuando los Aliados lanzaron por fin su ofensiva en el río Somme. Desde entonces, los alemanes no asignaron más divisiones al ataque de Verdún.
Precedida por una semana de bombardeo, que dio amplio aviso de lo que se avecinaba, la ofensiva del Somme comenzó el 1 de Julio de 1916, cuando las 11 divisiones británicas del nuevo 4º Ejército de Rawlinson atacaron en un frente de más de 27 Kms. entre Serre, al norte de Ancre, y Curlu, al norte del Somme, mientras 5 divisiones francesas atacaban al mismo tiempo en un frente de más de 14 Kms. principalmente al sur del Somme, entre Curlu y Péronne. Con un optimismo increíblemente equivocado, Haig estaba convencido de que la infantería británica avanzaría irresistiblemente sobre el terreno que la artillería había librado de defensores. Pero los preparativos sin secreto para el asalto y el largo bombardeo preliminar habían dado al traste con cualquier posibilidad de sorpresa, y los defensores alemanes estaban bien preparados para lo que se les venía encima. Tal como resultó después, los 60,000 infantes británicos que avanzaban en líneas rectas simétricas a paso de tortuga forzado por los más de 30 kilos de molesto equipo fueron segados en masa por las ametralladoras alemanas, y las bajas de ese día fueron las más altas que jamás sostuvo un ejército británico. Los participantes franceses en el ataque tenían el doble de cañones que los británicos y lo hicieron mejor contra un sistema de defensas más débil, pero no se pudo hacer casi nada para explotar este comparativo éxito.
Resignándose ahora a avances limitados, Haig concentró su siguiente esfuerzo en el sector sur de su frente del Somme. La segunda posición de los alemanes allí (Longueval, Bazentin y Ovillers) cayó el 14 de Julio, pero de nuevo se perdió la oportunidad de explotarlo. A partir de entonces, a un gran coste de vidas, se continuó con un avance metódico, ganando poco terreno pero llevando al límite la resistencia alemana. Los primeros tanques que se usaron en la guerra, aunque en número muy pequeño para ser efectivos, fueron lanzados a la batalla por los británicos el 15 de Septiembre. Para mediados de Noviembre las lluvias tempranas detuvieron las operaciones. Los cuatro meses de la Batalla del Somme fueron un miserable fracaso exceptuando que logró desviar recursos alemanes del ataque sobre Verdún. Costó a los británicos 420,000 bajas, a los franceses 195,000 y a los alemanes 650,000.
En Verdún, el verano disminuyó la presión de los alemanes permitiendo a los franceses organizar contraataques. Ataques por sorpresa dirigidos por el General Robert-Georges Nivelle y lanzados por los cuerpos de ejército del General Charles Mangin recuperaron Fort-Douaumont el 24 de Octubre, Fort-Vaux el 2 de Noviembre y lugares al norte de Douaumont a mediados de Diciembre. La hábil defensa de Verdún de Pétain y estos contraataques privaron a la ofensiva de Falkenhayn de su realización estratégica; pero Francia había quedado tan debilitada en la primera mitad de 1916 que difícilmente podía satisfacer las expectativas de los Aliados en la segunda mitad. Verdún fue una de las más largas, más sangrientas y más feroces batallas de la guerra; la bajas francesas sobrepasaron las 400,000, las alemanas fueron de alrededor de 350,000.
La Batalla de Jutlandia
El verano de 1916 vio la tan demorada confrontación de la Flota Alemana de Alta Mar y la Gran Flota de Gran Bretaña en la Batalla de Jutlandia, la mayor batalla naval de la historia, y que ambas partes reclamaron como una victoria.
El Almirante Reinhard Scheer, que llegó a ser comandante en jefe de la Flota de Alta Mar en Enero de 1916, planeó tramar un encuentro en mar abierto entre su flota y una parte de la flota británica separada de la totalidad, para que los alemanes pudieran explotar su momentánea superioridad numérica y conseguir una victoria. El plan de Scheer era atrapar el escuadrón de cruceros de batalla del Almirante Beatty en Rosyth, a mitad de la costa este de Bretaña, mediante una estratagema y destruirlo antes de que llegaran refuerzos de la base principal de la Gran Flota en Scapa Flow.
Para montar la trampa, cinco cruceros de batalla de la Flota Alemana de Alta Mar, junto con cuatro cruceros ligeros, debían navegar hacia el norte, desde Wilhelmshaven, Alemania, bajo el mando de Hipper, hasta un punto al sudoeste de la costa de Noruega. El mismo Scheer, con los escuadrones de batalla de la Flota de Alta Mar, les seguiría 50 millas por detrás, para coger las fuerzas de Beatty en la trampa una vez que los hubieran atraído hacia el este a través del Mar del Norte en persecución de Hipper. Pero la señal de los alemanes para dar comienzo a la operación, efectuada en la tarde del 30 de Mayo, fue interceptada y parcialmente decodificada por los británicos; y antes de la medianoche la totalidad de la Gran Flota Británica estaba de camino a una cita al sudoeste de la costa de Noruega y aproximadamente a través de la ruta planeada por la flota alemana.
A las 2:20 PM del 31 de Mayo, cuando los escuadrones de la Gran Flota del Almirante John Jellicoe de Scapa Flow estaban todavía a 65 millas al norte, la guardia avanzada de cruceros ligeros de Beatty, 5 millas por delante de sus barcos más pesados, y el grupo explorador de Hipper conocieron muy accidentalmente de la proximidad de uno y otro. Una hora más tarde las dos líneas estaban preparadas para la batalla. En los siguientes 50 minutos los británicos sufrieron severamente, y el Indefatigable fue hundido. Cuando llegaron los cruceros de batalla de Beatty, les llegó el turno a los cruceros alemanes, que sostuvieron tal daño que Hipper envió una pantalla protectora de destructores alemanes que lanzaron un ataque con torpedos. Los británicos perdieron otro crucero de batalla, el Queen Mary, antes que la Flota Alemana de Alta Mar fuera avistada por una patrulla británica al sur, a las 4:35 PM. Sobre este informe Beatty ordenó que sus barcos se dirigieran al norte, para atraer a los alemanes hacia la Gran Flota al mando de Jellicoe.
Hasta las 6:14 PM, después de que los escuadrones de Jellicoe y de Beatty hubieran estado a la vista uno de otro cerca de 15 minutos, no fue localizada precisamente la flota alemana, justo a tiempo para que Jellicoe desplegara sus barcos para sacar el mejor partido. Jellicoe preparó a la Gran Flota en una línea extremo contra extremo de forma que sus andanadas combinadas cayeran de lleno sobre los barcos alemanes que se acercaban, y que a su vez sólo podrían replicar con los cañones de proa de sus barcos de cabeza. Los barcos británicos formaron en efecto el trazo horizontal y los alemanes el vertical de la letra "T," con los británicos habiéndose desplegado en una línea en ángulo recto con el avance de los barcos alemanes. Esta maniobra era de hecho conocida como "cruzar la T del enemigo" y era la situación ideal soñada por los tácticos de ambas armadas, ya que las fuerzas que "cruzaban la T" ganaban una enorme superioridad de fuego.
Para los alemanes fue un momento de riesgo sin precedentes. Tres factores ayudaron a impedir la destrucción de los barcos alemanes en esta trampa: su excelente construcción, la sangre fría y disciplina de sus tripulaciones, y la pobre calidad de los obuses británicos. El Lützow, el Derfflinger y el acorazado König conducían la línea y estuvieron bajo el fuego de las andanadas combinadas de 10 acorazados británicos, pero sus principales cañones no sufrieron daño y devolvieron el fuego con tal efectividad que una de sus salvas cayó de lleno sobre el Invincible volándolo en pedazos. Este éxito, sin embargo, hizo poco para aliviar el intenso bombardeo de los otros barcos británicos, y la flota alemana seguía avanzando sobre la trampa de acero de la Gran Flota.
Confiando en la magnífica marinería de sus tripulaciones alemanas, Scheer libró a su flota de este tremendo peligro en el que se había metido con una simple pero, en la práctica, extremadamente difícil maniobra. A las 6:30 PM ordenó un giro de 180º a todos sus barcos a la vez; fue ejecutado sin una colisión; y los acorazados alemanes volvieron grupas al unísono escapando de las mandíbulas de la trampa, mientras los destructores alemanes desplegaban una cortina de humo a través de su retaguardia. El humo y el empeoramiento de la visibilidad dejó a Jellicoe en duda sobre lo que había ocurrido y los británicos perdieron contacto con los alemanes a las 6:45 PM.
Sin embargo la Gran Flota británica había maniobrado de tal forma que se encontraba entre la Flota Alemana de Alta Mar y los puertos alemanes, y esta era la situación que más temía Scheer, así que a las 6:55 PM Scheer ordenó otra vez girar en redondo, quizás esperando pasar alrededor de la popa de la Flota Británica. Pero el resultado fue que se encontró en una posición peor de la que acababa de escapar: su línea de batalla había quedado comprimida y sus buques de cabeza se encontraron de nuevo bajo intenso bombardeo de las andanadas combinadas de los buques británicos. Jellicoe había tenido éxito en cruzar la "T" de los alemanes de nuevo. El Lützow recibió ahora un daño irreparable al igual que muchos otros barcos alemanes. Sin embargo, a las 7:15 PM, para provocar una diversión y ganar tiempo, Scheer ordenó avanzar a sus cruceros de batalla y destructores para inmolarse virtualmente en una carga en masa contra los barcos británicos.
Esta fue la crisis de la Batalla de Jutlandia. Al avanzar los cruceros de batalla y los destructores alemanes a toda máquina, los acorazados alemanes de la retaguardia quedaron confundidos y se desorganizaron al tratar de ejecutar su giro en redondo. Si Jellicoe hubiera ordenado avanzar a la Gran Flota a través de la pantalla de cruceros alemanes que cargaban en ese momento, el sino de la Flota Alemana de Alta Mar habría quedado sellado. Sin embargo, temiendo y sobreestimando el peligro de los ataques con torpedos de los destructores que se acercaban, ordenó a su flota que girara en redondo, y las dos líneas de buques de guerra se separaron a una velocidad de más de 20 nudos. No volvieron a encontrarse y cuando cayó la oscuridad, Jellicoe no podía estar seguro de la ruta de retirada alemana. Sobre las 3:00 AM del 1 de Junio los alemanes habían conseguido librarse de sus perseguidores.
Los británicos sostuvieron mayores pérdidas que los alemanes en barcos y vidas. En total, los británicos perdieron tres cruceros de batalla, tres cruceros, ocho destructores, y 6,274 marinos y oficiales en la Batalla de Jutlandia. Los alemanes perdieron un acorazado, un crucero de batalla, cuatro cruceros ligeros, cinco destructores y 2,545 marinos y oficiales. Las pérdidas infligidas a los británicos, sin embargo, no fueron suficientes para afectar la superioridad numérica de su flota sobre la alemana en el Mar del Norte, donde su dominio permaneció prácticamente sin cambios durante el curso de la guerra. A partir de entonces, la Flota Alemana de Alta Mar prefirió no aventurarse fuera de la seguridad de sus puertos.
Todos los países beligerantes que iniciaron la I Guerra Mundial eran autosuficientes en alimentos excepto Gran Bretaña y Alemania. La planta industrial de Gran Bretaña era ligeramente superior a la alemana (17 por ciento del comercio mundial en 1913 comparado con el 12 por ciento de Alemania), pero la diversificada industria química alemana facilitaba la producción de “ersatz”, o materiales sustitutivos, lo que compensaba lo peor de la escasez producida por el bloqueo de guerra británico. El químico alemán Fritz Haber había desarrollado ya un proceso para la fijación del nitrógeno del aire; este proceso hizo a Alemania autosuficiente en explosivos y, por lo tanto, ya no tenía que depender de las importaciones de nitratos de Chile.
De todos los primeros beligerantes sólo Gran Bretaña tenía un ejército voluntario, y éste era bastante pequeño al inicio de la guerra. Las otras naciones tenían ejércitos mucho más grandes ya que el servicio militar era obligatorio requiriendo de tres a cuatro años de servicio de todos los hombres capaces en edad militar, seguido de varios años en formaciones de reserva. La fuerza militar en tierra se medía en términos de divisiones compuestas entre 12,000 y 20,000 hombres y oficiales. Dos o más divisiones componían un cuerpo de ejército y dos o más cuerpos componían un ejército. Un ejército podía entonces estar compuesto entre 50,000 y 250,000 hombres.
El más alto nivel de disciplina, entrenamiento, liderato y armamento del Ejército Alemán reducía la importancia de la inferioridad numérica inicial de los ejércitos de las Potencias Centrales. A causa de la comparativa demora en la movilización, la poca calidad de sus generales y del armamento de los ejércitos rusos, existía un equilibrio aproximado de fuerzas entra las Potencias Centrales y los Aliados en Agosto de 1914 que prevenían que cualquiera de las partes consiguiera una rápida victoria.
Alemania y Austria también tenían la ventaja de "líneas interiores de comunicación," que les capacitaban para enviar sus fuerzas a puntos críticos de los frentes de batalla por la vía más corta. Se estima que la red de ferrocarriles alemana hizo posible mover ocho divisiones simultáneamente del Frente del Oeste al Frente del Este en cuatro días y medio.
Todavía era mayor en importancia la ventaja que Alemania lograba de sus fuertes tradiciones militares y de sus cuadros de oficiales regulares altamente eficientes y disciplinados. Hábiles dirigiendo una guerra de movimientos y rápidos en explotar las ventajas de los ataques por los flancos, los oficiales veteranos alemanes demostraron generalmente ser más capaces que los aliados dirigiendo las operaciones de grandes formaciones de tropas.
El poderío naval se contaba en términos de buques insignia, o buques de guerra acorazados y cruceros de batalla teniendo cañones extremadamente grandes. A pesar de la intensa competencia de los alemanes, los británicos habían mantenido su superioridad en números, con el resultado de que, en buques insignia, los Aliados tenían una ventaja de dos a uno sobre las Potencias Centrales.
La superioridad numérica de la Marina Británica, sin embargo, era compensada por la modernidad tecnológica de la Marina Alemana superior en muchas categorías, tales como equipos de búsqueda, protección de las baterías, reflectores, torpedos y minas. Gran Bretaña confiaba en la Marina Real no sólo para asegurar las importaciones necesarias de alimentos y otros suministros en tiempos de guerra sino también para impedir el acceso de las Potencias Centrales a los mercados del mundo. Con un número superior de buques de guerra, Gran Bretaña podía imponer un bloqueo que gradualmente debilitaría a Alemania impidiéndole las importaciones de ultramar.
Tecnología de la guerra en 1914
La planificación y conducción de la guerra en 1914 estaban crucialmente influenciadas por la invención de nuevas armas y la mejora de los tipos existentes desde la guerra Franco-Alemana de 1870-71. Los principales desarrollos a partir de entonces habían sido la ametralladora y la pieza de artillería de campo de tiro rápido. La moderna ametralladora, que había sido diseñada y mejorada desde 1880, era un arma fiable alimentada por cinturones de balas y capaz de mantener un fuego sostenido extremadamente rápido; podía disparar 600 balas por minuto con un alcance de más de 900 metros. En el aspecto de la artillería de campo, el período que condujo a la Guerra vio la introducción de mecanismos mejorados de frenos y retrocarga. Sin un mecanismo de freno o de retroceso, un cañón perdía su posición durante los disparos y tenía que volver a ser apuntado después de cada tiro. El epitome de las nuevas mejoras era el cañón de campo francés de 75 milímetros; permanecía sin desplazamiento durante el fuego y no era necesario reajustar la mira a fin de mantener un fuego sostenido sobre el blanco. Las ametralladoras y la artillería de fuego rápido, cuando se usaban en combinación con las trincheras y los emplazamientos de alambre de espino, dieron una decidida ventaja a la defensa, ya que la potencia de fuego rápido y sostenido de estas armas podía decimar un asalto frontal fuera de la caballería o de la infantería.
En 1914 existía una considerable disparidad de criterios entre la efectividad mortal del moderno armamento y las enseñanzas doctrinales de algunos ejércitos. La Guerra Sudafricana y la Guerra Ruso-Japonesa habían revelado la inutilidad de los ataques frontales de caballería o infantería sobre posiciones preparadas si no iban acompañados por la sorpresa, pero pocos líderes militares previeron que la ametralladora y el cañón de campo de tiro rápido forzarían a los ejércitos a las trincheras para poder sobrevivir. En su lugar, muchos líderes de 1914 consideraban la guerra como un concurso de voluntades nacionales, espíritu y valor. Un buen ejemplo de esta actitud era el ejército francés, que estaba dominado por la doctrina de la ofensiva. La doctrina militar francesa hacia hincapié en cargas frontales a bayoneta calada de la infantería francesa contra los rifles alemanes, ametralladoras y artillería. El pensamiento militar alemán, bajo la influencia de Alfred Graf von Schlieffen, buscaba, en contra del francés, evitar los asaltos frontales y conseguir en cambio una victoria rápida merced a profundos ataques por el flanco; y, al mismo tiempo, hacer uso de las divisiones de reserva al lado de formaciones regulares desde el comienzo de la guerra. Los alemanes prestaban una mayor atención en entrenar a sus oficiales en tácticas defensivas usando ametralladoras, alambre de espino y fortificaciones.
El Plan Schlieffen
Años antes de 1914, los sucesivos generales en jefe del ejército alemán habían previsto que Alemania debería combatir una guerra en dos frentes al mismo tiempo, contra Rusia en el este y contra Francia en el oeste, cuyo potencial combinado era numéricamente superior al de las Potencias Centrales. Helmuth von Moltke (padre), Jefe del Estado Mayor Alemán de 1858 a 1888, decidió que Alemania debería permanecer al principio a la defensiva en el oeste y lanzar un golpe decisivo contra las fuerzas avanzadas rusas antes de volverse a contraatacar el avance francés. Su inmediato sucesor, Alfred von Waldersee, también creía en permanecer a la defensiva en el oeste. Alfred Graf von Schlieffen, quién sirvió como Jefe del Estado Mayor Alemán de 1891 a 1905, tomó un punto de vista contrario, y fue el plan que él desarrolló el que iba a guiar la estrategia inicial de Alemania en tiempo de guerra. Schlieffen se dio cuenta de que al estallar la guerra, Rusia necesitaría seis semanas completas para movilizar y reunir sus enormes ejércitos, dada la inmensidad del territorio ruso y de su población, lo escaso de su red de ferrocarriles y la ineficacia de la burocracia gubernamental. Tomando ventaja de este hecho, Schlieffen planeó adoptar inicialmente una postura puramente defensiva en el Frente Oriental con un número mínimo de tropas para hacer frente a los ejércitos rusos lentamente reunidos. Alemania, en cambio, concentraría casi la totalidad de sus tropas en el oeste contra Francia y buscaría rebasar las fortificaciones de la frontera francesa mediante una ofensiva por el norte a través de la neutral Bélgica. Esta ofensiva giraría hacia el oeste y luego hacia el sur a través del corazón del norte de Francia, capturando la capital y obligando a la rendición del país en unas pocas semanas. Habiendo ganado seguridad en el oeste, Alemania enviaría entonces sus tropas hacia el este y destruiría la amenaza rusa con una concentración similar de fuerzas.
Cerca ya de su retiro en 1905, Schlieffen había elaborado un plan para un gran movimiento envolvente del ala derecha (norte) de los ejércitos alemanes no solo a través del centro de Bélgica sino también, con el fin de rebasar las fortalezas belgas de Lieja y Namur en el valle del río Mosa, a través de la parte más al sur de los Países Bajos. Con su ala derecha penetrando en Francia cerca de Lille, los alemanes girando hacia el oeste hasta llegar cerca del Canal de la Mancha; girando entonces hacia el sur para cortar la retirada de los ejércitos franceses de la frontera del este de Francia hacia el sur; entonces la parte más externa de su giro se volvería hacia el sur atacando el oeste de París, con el fin de evitar exponer el flanco derecho alemán a un contraataque lanzado desde las afueras de la ciudad. Si el Plan Schlieffen tenía éxito, los ejércitos alemanes rodearían simultáneamente al ejército francés desde el norte, invadiendo todo el noreste de Francia, capturando París, y forzando a Francia a una rendición humillante. Este gran movimiento envolvente que el plan preveía requería el correspondiente número de grandes fuerzas para su ejecución, ya que necesitaba mantener la fuerza numérica a todo lo largo de la línea de marcha a la vez que necesitaba dejar destacamentos adecuados para guardar las fortalezas belgas que se habían dejado al margen. De acuerdo con esto, Schlieffen colocó casi las siete octavas partes de las fuerzas alemanas disponibles para la ejecución del movimiento envolvente por las alas de la derecha y el centro, dejando sólo una octava parte para hacer frente a la posible ofensiva francesa sobre la frontera del oeste con Alemania. De esta forma, el máximo de la fuerza estaba colocado en el borde del giro, esto es, a la derecha. El plan de Schlieffen fue observado por el joven Helmuth von Moltke, que llegó a ser General en Jefe en 1906. Moltke estaba aún en activo cuando la guerra estalló en 1914.
La estrategia del Frente Oriental, 1914
La Polonia Rusa, la parte más occidental del Imperio Ruso, era una ancha lengua de tierra cerrada al norte por Prusia Oriental, al oeste por la Polonia Germana (Poznania) y Silesia, y al sur por la Polonia Austriaca (Galitzia). Por tanto estaba obviamente expuesta a dos puntas de invasión por las Potencias Centrales; pero los alemanes, aparte de su gran estrategia de aplastar a Francia antes de intentar nada contra Rusia, se habían dado cuenta de la pobreza de la red de transporte de la Polonia Rusa y, por tanto, no se inclinaban a invadir esa área vulnerable prematuramente. Sin embargo Austria-Hungría, cuya frontera con Rusia se encontraba mucho más al este que la de Alemania y que temía mucho más el descontento de las minorías eslavas, urgió que se tomaran acciones inmediatas para prevenir una ofensiva de Rusia. Moltke, por tanto, accedió a la sugerencia del Estado Mayor Austriaco de lanzar un ataque del Ejército Austriaco hacia el noreste en el interior de la Polonia Rusa, mucho más porque supondría mantener ocupados a los rusos durante la crisis en Francia.
Los rusos, por su parte, hubieran preferido concentrar de inmediato sus fuerzas disponibles contra Austria y no molestar a Alemania hasta haber terminado su movilización. Los franceses, sin embargo, querían aliviar cuanto antes la presión de los alemanes contra ellos, y persuadieron a los rusos de llevar a cabo una ofensiva comprometiendo a dos ejércitos contra los alemanes de Prusia Oriental simultáneamente con otra comprometiendo cuatro ejércitos contra los austriacos de Galitzia. El Ejército Ruso, cuya proverbial lentitud y enorme organización dictaban una cauta estrategia, se comprometió, por lo tanto, en una ofensiva contra Prusia Oriental que sólo un ejército de gran movilidad y férrea organización tendría esperanzas de llevar a cabo con éxito.
La estrategia de los Aliados en el oeste, 1914
Durante 30 años tras 1870 y considerando que podía sobrevenir otra guerra con Alemania, el Alto Mando francés había suscrito la estrategia de unas medidas iniciales defensivas seguidas de un contraataque contra la esperada invasión: se creó un gran sistema de fortalezas en la frontera, pero se dejaron huecos para poder "canalizar" el ataque alemán. La alianza de Francia con Rusia y su entente con Gran Bretaña, sin embargo, animaban al plan contrario, y tras el cambio de siglo una nueva escuela de pensadores militares comenzó a argumentar a favor de una estrategia ofensiva. Los abogados de la ofensiva à l'outrance ("al máximo") ganaron el control de la máquina militar francesa y en 1911 un portavoz de esta escuela, el general J.-J.-C. Joffre, fue designado Jefe del Estado Mayor. Él patrocinó el notorio Plan XVII, con el cual Francia fue a la guerra en 1914.
El Plan XVII subestimaba gravemente la fuerza que los alemanes emplearían contra Francia. Aceptando la posibilidad de que los alemanes podían emplear sus tropas de reserva junto con las tropas regulares al principio, el Plan XVII estimaba la potencia del Ejército Alemán en el oeste en un máximo posible de 68 divisiones de infantería. En realidad los alemanes desplegaron el equivalente a 83 divisiones y media, contando con las divisiones de Landwehr (tropas de reserva) y de Ersatz (tropas sustitutivas de baja categoría). Pero la opinión militar francesa ignoraba o dudaba de esta posibilidad; y durante los primeros días cruciales del inicio de la contienda, cuando los ejércitos enemigos se concentraban y marchaban al frente, la Inteligencia Francesa contaba sólo las divisiones regulares alemanas en sus cálculos de la potencia del enemigo. Esto fue un serio error. El Plan XVII también equivocó la dirección y alcance de la acometida: aunque previó una invasión a través de Bélgica, asumió que los alemanes tomarían la ruta de las Ardenas, exponiendo por tanto sus comunicaciones al ataque. Basándose en la idea de una ofensiva general e inmediata, el Plan XVII demandaba un ataque por el 1º y el 2º ejército francés hacia el río Sarre penetrando en la Lorena, mientras al norte de Francia (la izquierda) el 3º y el 5º ejército, frente a Metz y las Ardenas respectivamente, permanecían listos para bien lanzar una ofensiva entre Metz y Thionville o bien golpear desde el norte el flanco de cualquier ataque alemán a través de las Ardenas. Cuando estalló la guerra, se daba por sentado que la pequeña Fuerza Expedicionaria Británica (BEF: British Expeditionary Force) bajo el mando de Sir John French serían usadas como adjuntas a las tropas francesas, más o menos para lo que los franceses creyeran conveniente. Es claramente evidente que los franceses no tenían idea de la gigantesca ofensiva con que los alemanes apuntaban a su ala izquierda (norte).
La invasión alemana
Para que se desarrollara bien su plan de invasión de Francia, los alemanes debían primero reducir el anillo de fortalezas de Lieja, ya que dominaban la ruta prescrita para su 1º y 2º ejército y que era el punto fuerte más avanzado de las defensas belgas. Tropas alemanas cruzaron la frontera con Bélgica en la mañana del 4 de Agosto. Gracias a la resolución de un oficial de mediana edad, Erich Ludendorff, una brigada alemana ocupó la ciudad de Lieja en la noche del 5 al 6 de Agosto y la ciudadela el día 7; pero los fuertes de los alrededores resistieron testarudamente hasta que los alemanes emplearon contra ellos su artillería pesada (howitzers) el 12 de Agosto. Estos cañones de 420 milímetros probaron ser demasiado para los fuertes, que sucumbieron uno a uno. La vanguardia de la invasión alemana presionaba ya al ejército belga entre el río Gete y Bruselas, cuando cayó el último de los fuertes de Lieja el 16 de Agosto. Los belgas se retiraron hacia el norte hacia el campo atrincherado de Antwerp. El 20 de Agosto el 1º Ejército Alemán entraba en Bruselas mientras el 2º Ejército aparecía frente a Namur, la única fortaleza que quedaba impidiendo la ruta del río Mosa hacia el interior de Francia.
Los choque iniciales entre los ejércitos francés y alemán a lo largo de las fronteras Franco-Alemana y Franco-Belga se conocen colectivamente como la Batalla de las Fronteras. Este grupo de enfrentamientos, que duró del 14 de Agosto hasta el comienzo de la Primera Batalla del Marne el 6 de Septiembre, constituyó la batalla más grande de la Guerra y quizás la mayor de la historia de la humanidad hasta esa época, dado el hecho de que más de 2,000,000 de tropas estuvieron involucradas.
El planeado ataque francés en el interior de la Lorena, totalizando 19 divisiones, comenzó el 14 de Agosto pero fue destrozado por los ejércitos alemanes 6º y 7º en la Batalla de Morhange-Sarrebourg (20 al 22 de Agosto). Aún así, esta abortada ofensiva francesa tuvo un efecto indirecto en el plan alemán. Cuando se desarrolló el ataque francés a la Lorena, Moltke estuvo tentado de retrasar momentáneamente el movimiento de su ala derecha y buscar una victoria en la Lorena. Este momentáneo impulso le condujo a desviar hacia la Lorena la seis divisiones de Ersatz formadas recientemente y cuya intención era aumentar el peso de su ala derecha. Esta fue la primera de varias decisiones improvisadas de Moltke que iban a dañar fatalmente la ejecución del Plan Schlieffen.
Mientras tanto, los príncipes imperiales alemanes que dirigían los ejércitos en el flanco izquierdo alemán (sur) en la Lorena demostraron ser incapaces de desaprovechar su oportunidad de buscar su gloria personal. El Príncipe Coronado Rupert de Bavaria ordenó el 20 de Agosto a su 6º Ejército que contraatacara en lugar de seguir retrocediendo frente al avance francés como estaba planeado, y el Príncipe Coronado Guillermo de Alemania ordenó a su 5º Ejército que hiciera lo mismo. El estratégico resultado de estas ofensivas alemanas no planeadas fue que arrojaron de vuelta a los franceses a una barrera fortificada que restauraba a la vez que incrementaba su poder de resistencia. De esta forma, los franceses pudieron poco después enviar tropas a reforzar su flanco izquierdo, una redistribución de fuerzas que iba a tener resultados mucho más lejos en el tiempo en la decisiva Batalla del Marne.
Mientras tenía lugar esta campaña de golpes y contragolpes en la Lorena, hechos más decisivos sucedían al noroeste. El ataque alemán sobre Lieja había hecho despertar a Joffre a la realidad de un avance alemán a través de Bélgica, pero no a su potencia ni a la amplitud de su ataque. Preparando un contraataque contra el avance alemán a través de Bélgica, Joffre ideó un movimiento de pinza, con los ejércitos franceses 3º y 4º a la derecha y el 5º, apoyado por las BEF, a la izquierda, para atrapar a los alemanes al sur de Lieja, en el área del Mosa y las Ardenas. El error fundamental de este nuevo plan francés era que los alemanes habían desplegado alrededor del 50 por ciento más de tropas que los franceses habían estimado y para un movimiento envolvente mucho mayor. Como consecuencia, mientras la pata derecha de la pinza francesa (23 divisiones) colisionó con los ejércitos alemanes 5º y 4º (20 divisiones) en las Ardenas y fue rechazada, la pata izquierda (13 divisiones francesas y 4 británicas) se encontró casi atrapada entre los ejércitos1º y 2º de los alemanes, con un total de 30 divisiones, por un lado, y el 3º, por el otro lado. Como el 5º Ejército francés, bajo el mando del General Charles Lanrezac, fue detenido en su ofensiva al sur del río Sambre por un ataque alemán el 21 de Agosto, los británicos, que habían alcanzado Mons el 22 de Agosto, accedieron en principio a quedarse y cubrir la izquierda de Lanrezac; pero el 23 de Agosto, las noticias de la caída de Namur y de la presencia del 3º Ejército Alemán cerca de Dinant indujeron a Lanrezac a ordenar muy sabiamente una retirada general; el 24 de Agosto los británicos comenzaron a retirarse de Mons, justo a tiempo de escapar del cerco del 1º Ejército Alemán que marchaba alrededor de su desprotegido flanco izquierdo.
Por fin Joffre comprendió la realidad y el total fracaso del Plan XVII. La resolución fue su mayor acierto, y con imperturbable frialdad fraguó un nuevo plan con los restos del desastre. Joffre decidió que el centro y el ala izquierda de los Aliados girasen de vuelta al sudoeste de la frontera belga hacia una línea que dependía de la fortaleza francesa de Verdún a la vez que recuperaba fuerzas del ala derecha para permitirle posicionar el recién creado 6º Ejército en su extremo izquierdo, al norte de París. Este plan podría, a su vez, haber fracasado si los alemanes no se hubieran alejado del plan original de Schlieffen debido a una combinación de la indecisión de Moltke, la falta de comunicaciones entre su cuartel general y los comandantes de los ejércitos de campo del ala derecha alemana y la confusión resultante de Moltke acerca de los acontecimientos de la situación táctica. En primer lugar, el ala derecha alemana estaba debilitada por la pérdida de 11 divisiones; cuatro fueron destacadas para vigilar Antwerp y atacar las fortalezas francesas cerca de la frontera belga, en lugar de usar para esto tropas de reserva y Ersatz como estaba diseñado al principio y siete divisiones regulares más se transfirieron para detener el avance ruso en el interior de Prusia Oriental. En segundo lugar, Alexander von Kluck, comandante del 1º Ejército, giró en realidad hacia el interior, al norte de París, en vez de girar hacia el sudoeste de la ciudad.
El cambio de dirección de Kluck significó el inevitable abandono del amplio giro original alrededor de la parte más alejada de París (oeste). Ahora el flanco de la línea alemana pasaría por la parte más cercana a París y a través del frente de las defensas de París hacia el valle del río Marne. El prematuro giro del 1º Ejército de Kluck antes de haber alcanzado París expuso el extremo del ala derecha alemana a un ataque por el flanco y a un posible contra ataque para romper el cerco. El 4 de Septiembre Moltke decidió abandonar el plan original de Schlieffen y sustituirlo por otro nuevo: el 4º y 5º Ejército Alemán avanzarían hacia el sureste desde las Ardenas dentro de la Lorena francesa al oeste de Verdún y entonces convergerían con el avance hacia el sudoeste de los ejércitos 6º y 7º desde Alsacia contra la línea de fortificaciones de Toul-Épinal, y de esta forma cercar toda el ala derecha francesa; el 1º y 2º ejércitos, en el valle del Marne, deberían entonces mantenerse en guardia contra cualquier contraataque francés desde las proximidades de París. Pero tal contraataque aliado había en realidad comenzado antes de que los alemanes pudieran llevar a cabo su nuevo plan.
La Primera Batalla del Marne
Ya el 3 de Septiembre, el General J.-S. Gallieni, gobernador militar de París, había adivinado el significado del giro del 1º ejército alemán hacia el Marne al este de París. El 4 de Septiembre Joffre, convencido por los argumentos de Gallieni, ordenó decisivamente detener por completo la retirada de su ala izquierda y comenzar una ofensiva general el 6 de septiembre contra el expuesto flanco derecho de los alemanes. El 6º Ejército Francés, bajo el mando de M.-J. Maunoury, avisado por Gallieni, había realmente empezado a atacar el 5 de Septiembre; su presión causó que Kluck finalmente tuviera que dedicar la totalidad de su 1º ejército a apoyar su flanco derecho cuando no había avanzado más que hasta Meaux por el valle del Marne, con nada más que una pantalla de caballería estirada a lo largo de los casi 50 Kms que existían entre él y el 2º Ejército de Karl von Bülow (en Montmirail). Mientras el 5º Ejército Francés se volvía para atacar a Bülow, las BEF (entre el 5º y el 6º ejércitos) continuaban con otro día de retirada; pero el 9 de Septiembre Bülow supo que los británicos también se habían vuelto y avanzaban por la brecha que existía entre él y Kluck. Por tanto ordenó que el 2º Ejército se replegara, obligando entonces a Kluck hacer lo mismo con el 1º. El contraataque de los Ejércitos franceses 5º y 6º y las BEF desembocó en un contraataque general de todo el centro y el ala izquierda del Ejército Francés. Este contraataque es conocido como la Primera Batalla del Marne. Alrededor del 11 de Septiembre la retirada alemana se extendía a todos los ejércitos alemanes.
Existieron varias razones para este extraordinario cambio de acontecimientos. La principal de ellas fue el completo agotamiento de los soldados alemanes del ala derecha, algunos habían marchado más de 240 kilómetros bajo condiciones de combates frecuentes. Su fatiga fue fundamentalmente un subproducto del Plan Schlieffen en sí mismo, ya que los franceses en su retirada habían movido sus tropas por ferrocarril a varios puntos dentro del círculo formado por el frente, las tropas alemanas habían encontrado su avance obstaculizado por las brigadas de demolición y la destrucción de las líneas de ferrocarril. Sus suministros estaban por tanto restringidos, y además tenían que llevar a cabo su avance a pie. Más aún, los alemanes habían subestimado el resistente espíritu de las tropas francesas, que había mantenido su valor y moral y la confianza en sus mandos. Este hecho está sorprendentemente probado por el comparativamente pequeño número de prisioneros capturados por los alemanes en el curso de lo que fue innegablemente una precipitada retirada francesa.
Mientras tanto, el asalto a las defensas francesas en la frontera del este por el 6º y 7º ejércitos alemanes había demostrado ya ser previsiblemente un costoso error, y se abandonó el intento alemán de un cerco parcial pivotando sobre Verdún. El flanco derecho alemán se retiró hacia el norte desde el Marne y se hizo fuerte a lo largo del río Aisne y la cordillera del Chemin des Dames. A lo largo del Aisne el preponderante poder de la defensa sobre el ataque se acentuó al repeler los alemanes sucesivos ataques Aliados desde el amparo de las trincheras. La Primera Batalla del Aisne marcó el comienzo real de la Guerra de trincheras en el frente occidental. Ambas partes se encontraban en el proceso de descubrir que, en lugar de asaltos frontales para los que ninguno tenía la capacidad humana disponible, la única alternativa era intentar sobrepasar y cercar el flanco del otro, en este caso el lado que apuntaba hacia el Mar del Norte y el Canal de la Mancha. Así comenzó la "Carrera hacia el Mar," en la que los trabajos para confeccionar trincheras de ambas partes se extendieron rápidamente hasta llegar al Atlántico en un punto justo al interior de la costa belga, al oeste de Ostende.
La Primera Batalla del Marne tuvo éxito en empujar a los alemanes de vuelta una distancia de entre 75 y 90 Kms. Y, por tanto, salvando a la capital, París, de caer capturada. En este aspecto fue una gran victoria estratégica, ya que permitió a los franceses renovar su confianza y continuar la guerra. Pero la gran ofensiva alemana, aunque infructuosa en su objetivo de derrotar a Francia, permitió a los alemanes capturar un gran trozo del noreste de Francia. La pérdida de esta región fuertemente industrializada, que contenía gran parte de la producción de carbón, hierro y acero del país, fue un golpe serio a la continuación del esfuerzo de guerra francés.
El Ejército Belga, mientras tanto, había retrocedido hasta la ciudad fortaleza de Antwerp, que terminaba justo tras las líneas alemanas. Los alemanes comenzaron un fuerte bombardeo de Antwerp el 28 de Septiembre, que terminó el 10 de Octubre con la rendición de la ciudad.
Tras el fracaso de sus dos primeros intentos contra el flanco oeste de los alemanes (uno en el Somme, el otra cerca de Arrás), Joffre obstinadamente decidió intentarlo de nuevo más al norte con las BEF, que en ningún caso se movían más al norte del Aisne. Las BEF, se desplegaron entre La Bassée e Ypres, mientras a la izquierda los belgas, que habían declinado sabiamente participar en el proyectado ataque, continuaron el frente a lo largo del Yser hacia el Canal. Erich von Falkenhayn, sin embargo, que el 14 de Septiembre había sustituido a Moltke como Jefe del Estado Mayor, había previsto lo que se avecinaba y había preparado un contraataque: uno de sus ejércitos, trasladado desde la Lorena, debía detener la esperada ofensiva, mientras otro debía bajar por la costa y aplastar el flanco izquierdo de los atacantes. El ataque británico desde Ypres se lanzó el 19 de Octubre, el ataque alemán se lanzó al día siguiente. Aunque los belgas del Yser llevaban ya dos días bajo intensa presión, ambos, Sir John French y Ferdinand Foch, los mandos de Joffre en el norte, tardaron en comprender lo que le estaba ocurriendo a su "ofensiva"; pero la noche del 29 al 30 de Octubre los belgas tuvieron que abrir las esclusas del río Yser para poder salvarse inundando el camino de los alemanes hacia la costa. La Batalla de Ypres tuvo sus peores crisis el 31 de Octubre y el 11 de Noviembre, no convirtiéndose en guerra de trincheras hasta el 22 de Noviembre.
Hacia el final de 1914 las bajas sostenidas por los francesas totalizaban alrededor de 380,000 muertos y 600,000 heridos; las pérdidas alemanas eran ligeramente inferiores. Con la detención del ataque alemán de romper el frente en la Batalla de Ypres, los ejércitos de ambas partes, mermados y agotados, se constituyeron en guerra de trincheras. La barrera de trincheras se consolidó desde la frontera suiza hasta el Atlántico; el poder de la defensa moderna había triunfado sobre el ataque, y el punto muerto estaba garantizado. La historia militar del Frente Occidental durante los tres años siguientes iba a ser una historia de intentos Aliados de romper este punto muerto.
La Guerra en el este, 1914
En el Frente Oriental, las mayores distancias y una más que considerable diferencia entre el equipamiento y la calidad de los ejércitos combatientes aseguró una fluidez del frente de la que se carecía en el oeste. Se podían formar líneas de trincheras, pero romperlas no era difícil, particularmente para el ejército alemán, y entonces se podían llevar a cabo operaciones móviles al viejo estilo.
Urgido por los franceses para lanzar una acción ofensiva contra los alemanes, el comandante en jefe ruso, Gran Duque Nicolás, lo hizo con lealtad pero prematuramente, antes que la tremenda máquina de guerra rusa estuviera lista, lanzando un movimiento en pinza contra Prusia Oriental. Bajo el alto mando del General Ya.G. Zhilinsky, dos ejércitos, el 1º o Ejército Vilna, bajo el mando de P.K. Rennenkampf y el 2º o Ejército Varsovia bajo el mando de A.V. Samsonov, debían converger, con una superioridad en números de dos a uno, sobre el 8º Ejército Alemán en Prusia Oriental desde el este y el sur, respectivamente. El flanco izquierdo de Rennenkampf estaría separado por unos 90 Kms. del flanco derecho de Samsonov. Max von Prittwitz und Gaffron, comandante del 8º Ejército, con su cuartel general en Neidenburg (Nidzica), tenía siete divisiones y una división de caballería en su frente oriental pero sólo tenía las tres divisiones del XX Cuerpo de Ejército de Friedrich von Scholtz en su frente sur. Quedó consternado cuando supo el 20 de Agosto, que el grueso de sus fuerzas había sido rechazado en Gumbinnen por el ataque de Rennenkampf desde el este y que las 13 divisiones de Samsonov habían cruzado la frontera sur de Prusia Oriental y amenazaban su retaguardia. En principio consideró una retirada general, pero cuando su Estado Mayor puso objeciones, aprobó su propuesta de un contraataque en el flanco izquierdo de Samsonov, con este objeto tenía que movilizar a toda prisa tres divisiones en tren desde el frente de Gumbinnen para reforzar a Scholtz (el resto de las tropas que estaban en Gumbinnen podían retirarse por carretera). El principal expositor de esta propuesta fue el Teniente Coronel Max Hoffmann. Prittwitz, que había trasladado su cuartel general al norte de Mühlhausen (Mlynary), se sorprendió al recibir el 22 de Agosto un telegrama anunciándole que el General Paul von Hindenburg, con Ludendorff como su Jefe de Estado Mayor, llegaba a reemplazarle al mando. Llegando al día siguiente, Ludendorff confirmó rápidamente las disposiciones de Hoffmann para el ataque a la izquierda de Samsonov.
Mientras, Zhilinsky no sólo estaba dando tiempo a Rennenkampf para reorganizarse después de Gumbinnen sino también instruyéndole para atacar a Königsberg en lugar de seguir presionando hacia el oeste. El 25 de Agosto cuando los alemanes supieron gracias a un mensaje interceptado de radio (los rusos habitualmente transmitían las directivas de combate "en claro," no codificadas) que Rennenkampf no tenía prisa por avanzar, Ludendorff vio una nueva oportunidad. Desarrollando el plan ideado por Hoffmann, Ludendorff concentró cerca de seis divisiones contra el ala izquierda de Samsonov. Esta fuerza, inferior en potencia, podría no haber sido decisiva, pero Ludendorff entonces asumió el riesgo calculado de retirar el resto de las tropas alemanas, salvo una pantalla de caballería, de su confrontación con Rennenkampf y enviarlas de inmediato hacia el sudoeste contra el ala derecha de Samsonov. Así, el XVII Cuerpo de August von Mackensen que se encontraba en los alrededores de Gumbinnen fue transportado al sur para duplicar el planeado ataque alemán sobre la izquierda de Samsonov con un ataque a su ala derecha, rodeando de esta forma completamente al 2º Ejército Ruso. Este movimiento tan osado fue posible por la notable ausencia de comunicación entre los dos comandantes de campo rusos, ya que Hoffmann sabía de la animosidad personal entre ellos. Bajo la convergencia de los ataques alemanes los flancos de Samsonov fueron aplastados y su centro rodeado del 26 al 31 de Agosto. La consecuencia de esta obra de arte militar, llamada la Batalla de Tannenberg, fue la destrucción o captura de casi la totalidad del ejército de Samsonov. La historia de la desafortunada participación de la Rusia Imperial en la I Guerra Mundial está resumida en el ignominioso resultado de la Batalla de Tannenberg.
Samsonov se suicidó desesperado el 29 de Agosto. Hacia el final de Agosto los habían cogido 92,000 prisioneros y aniquilado la mitad de l2º Ejército Ruso. El atrevido llamamiento de Ludendorff a las últimas fuerzas que se enfrentaban al ejército de Rennenkampf estuvo totalmente justificado, ya que Rennenkampf permaneció completamente pasivo mientras el ejército de Samsonov era rodeado.
Habiendo recibido dos cuerpos de ejército de refresco (siete divisiones) del Frente Occidental, los alemanes se volvieron ahora sobre el lento avance del 1º Ejército bajo el mando de Rennenkampf. Este fue atacado en una línea que se extendía desde el este de Königsberg hasta el límite sur de la cadena de los lagos Masurianos del 1 al 15 de Septiembre y expulsado de Prusia Oriental. Como resultado de estas batallas, Rusia perdió alrededor de 250,000 hombres y, lo que aún podía menos permitirse, mucho material de guerra. Pero la invasión de Prusia Oriental ayudó al menos a hacer posible la réplica francesa en el Marne causando el envío de dos cuerpos de ejército alemanes desde el Frente Occidental.
Al concluir la amenaza rusa a Prusia Oriental, los alemanes pudieron permitirse enviar el grueso de sus tropas en ese área al frente de Czestochowa-Cracovia en el sudoeste de Polonia, donde la ofensiva austriaca, lanzada el 20 de Agosto, había sido obligada a retroceder por los contraataques rusos. Un nuevo plan de ataques simultáneos de los alemanes sobre Varsovia y de los austriacos hacia Przemyshl no había llegado a ninguna parte a fines de Octubre, ya que los rusos podían ahora montar sus contraataques con una fuerza extraordinaria, habiendo casi completado por fin su movilización. Los rusos montaron entonces un poderoso ataque sobre la Silesia de Prusia con una enorme falange de siete ejércitos. Las esperanzas de los Aliados subieron mucho cuando la tan cacareada "Apisonadora Rusa" (como se llamó al enorme Ejército Ruso) comenzó su poderoso avance. Los ejércitos rusos avanzaban sobre Silesia cuando Hindenburg y Ludendorff, en Noviembre, explotaron la superioridad de la red de ferrocarriles alemana: cuando las fuerzas alemanes en retirada habían cruzado de nuevo la frontera en la Silesia de Prusia, fueron trasladadas de inmediato al norte hacia la Polonia de Prusia y luego enviadas al sudeste para introducirse como una cuña entre los dos ejércitos rusos del flanco derecho. La masiva operación rusa contra Silesia fue desorganizada, y en menos de una semana llegaron cuatro nuevos cuerpos de ejército alemanes desde el Frente Occidental. Ludendorff pudo usarlos para presionar a los rusos de vuelta a la línea de los ríos Bzura-Rawka para mediados de Diciembre frente a Varsovia al mismo tiempo, el agotamiento de sus suministros de munición obligó a los rusos también a retroceder en Galitzia a las líneas de trincheras a lo largo de los ríos Nida y Dunajec.
La campaña de Serbia, 1914
La primera invasión austriaca de Serbia se lanzó en inferioridad numérica (parte de uno de los ejércitos originalmente destinado al frente de los Balcanes había sido desviado hacia el Frente Oriental el 18 de Agosto); y el capaz comandante serbio, Radomir Putnik, trajo la invasión a un temprano final con sus victorias en la Montaña Cer (15-20 de Agosto) y en Sabac (21-24 de Agosto). A principios de Septiembre, sin embargo, la consiguiente ofensiva de Putnik hacia el norte en el río Sava, tuvo que detenerse cuando los austriacos comenzaron una segunda ofensiva, contra el frente occidental de los serbios en el río Drina. Tras algunas semanas en punto muerto, los austriacos comenzaron una tercera ofensiva, que tuvo algún éxito en la Batalla del Kolubara, forzando a los serbios a evacuar Belgrado el 30 de Noviembre; pero sobre el 15 de Diciembre un contraataque serbio retomó Belgrado y forzó a los austriacos a retirarse. El barro y el agotamiento impidieron que los serbios convirtieran la retirada austriaca en una completa derrota, pero la victoria fue suficiente para permitir a Serbia un largo respiro de libertad de nuevos avances austriacos.
Turquía entra en guerra
La entrada de Turquía (o el Imperio Otomano, como entonces era conocida) en la guerra como aliada de Alemania fue uno de los grandes éxitos de la diplomacia alemana en tiempo de guerra. Desde 1909 Turquía estaba bajo el control de los Young Turks, sobre los que Alemania había conseguido hábilmente una influencia dominante. Los instructores militares alemanes pululaban por el Ejército Turco, y Enver Pasa, el líder de los Young Turks, veía la alianza con Alemania como la mejor manera de servir los intereses de Turquía, sobre todo como protección contra la amenaza rusa sobre los Estrechos. Por tanto, persuadió al gran visir, Said Halim Pasa, para hacer un tratado secreto (negociado a finales de Julio, firmado el 2 de Agosto) por el que Turquía apoyaría a los alemanes si Alemania debía apoyar a Austria-Hungría contra Rusia. La imprevista entrada de Gran Bretaña en la Guerra contra Alemania alarmó a los turcos, pero la oportuna llegada de dos buques de guerra germanos, el Goeben y el Breslau, a los Dardanelos el 10 de Agosto volvió la balanza a favor de la política de Enver. Los navíos fueron ostensiblemente vendidos a los turcos, pero mantuvieron sus tripulaciones alemanas. Los turcos comenzaron a detener barcos británicos, y continuaron con más provocaciones anti-británicas, en los Estrechos y en la frontera egipcia. Finalmente, el Goeben condujo a la flota turca a través del Mar Negro a bombardear Odessa y otros puertos rusos (29-30 de Octubre). Rusia declaró la guerra contra Turquía el 1 de Noviembre; y los Aliados occidentales, tras un ineficaz bombardeo de las fuertes exteriores de los Dardanelos el 3 de Noviembre, declararon a su vez la guerra el 5 de Noviembre. Una fuerza británica de la India ocupó Basora, en el Golfo Pérsico, el 21 de Noviembre. En el invierno de 1914-15 las ofensivas turcas en el Cáucaso y el Desierto del Sinaí, aunque abortadas, sirvieron bien a la estrategia alemana ya que obligaban a fuerzas rusas y británicas a permanecer en esas áreas periféricas.
La Guerra en el mar, 1914-15
En Agosto de 1914 Gran Bretaña, con 29 navíos listos y 13 en construcción, y Alemania, con 18 y 9 respectivamente, eran las dos grandes potencias rivales marítimas. Ninguna de ellas quiso al principio una confrontación directa: los británicos estaban principalmente interesados en la protección de sus rutas comerciales; los alemanes confiaban que las minas y los ataques submarinos destruirían gradualmente la superioridad numérica de Gran Bretaña, de esta forma la confrontación podría por fin producirse en igualdad de circunstancias.
El primer encuentro significativo entre las dos armadas fue el de Helgoland Bight, el 28 de Agosto de 1914, cuando una fuerza británica bajo el mando del Almirante Sir David Beatty, habiendo penetrado en aguas territoriales alemanas, hundió o dañó varios cruceros ligeros alemanes y mató o capturó 1,000 hombres a costa de un buque británico dañado y 35 muertos. Durante los meses siguientes los alemanes en aguas europeas o británicas se confinaron a la guerra submarina, no sin algunos notables éxitos: el 22 de Septiembre un único submarino alemán, o U-boat, hundió tres cruceros británicas en tan sólo una hora; el 7 de Octubre un U-boat penetró en el fondeadero de Loch Ewe, en la costa oeste de Escocia; el 15 de Octubre el crucero británico Hawke fue torpedeado; y el 27 de Octubre el acorazado británico Audacious fue hundido por una mina.
El 15 de Diciembre, cruceros de batalla de la flota alemana de Alta Mar levaron anclas en una salida por el Mar del Norte, al mando del Almirante Franz von Hipper: bombardearon varias ciudades británicas y regresaron a su base a salvo. Sin embargo, la siguiente salida de Hipper fue interceptada: el 24 de Enero de 1915, en la Batalla de los Bancos de Dogger, el crucero alemán Blücher fue hundido y otros dos cruceros dañados antes que los alemanes pudieran escapar.
Lejos de aguas europeas, la flota alemana de superficie más poderosa era el escuadrón de cruceros ligeros en el este de Asia, incluyendo el Scharnhorst, el Gneisenau y el Nürnberg, bajo el Almirante Graf Maximilian von Spee. Durante cuatro meses esta flota campó casi sin ser molestada por el Océano Pacífico, mientras que el Emden, que se había unido al escuadrón en Agosto de 1914, fue destacado para el servicio en el Océano Indico. Los alemanes pudieron entonces atacar no sólo los buques mercantes en las rutas comerciales británicas sino también los envíos de tropas hacia Europa y Oriente Medio que partían de la India, Nueva Zelanda o Australia. El Emden hundió barcos mercantes en la Bahía de Bengala, bombardeó Madrás (el 22 de Septiembre), rondaba las cercanías de Ceilán, y destruyó 15 buques aliados en total antes de ser hundido en las Islas Cocos el 9 de Noviembre por el crucero australiano Sydney.
Mientras, el escuadrón principal del Almirante von Spee llevaba desde Agosto siguiendo un curso muy tortuoso desde las Islas hacia las costas de Chile, donde se reunió con dos cruceros más, el Leipzig y el Dresden. El 1 de Noviembre, en la Batalla de Coronel, infligió una sensacional derrota a las fuerzas británicas, bajo el mando de Sir Christopher Cradock, que había partido desde el Atlántico para cazarlo: sin perder un sólo buque, hundió los dos cruceros mayores de Cradock, muriendo el mismo Cradock. Pero el sino de la guerra en alta mar les dio la espalda cuando, el 8 de Diciembre, el escuadrón alemán atacó las Islas Falkland (en el Atlántico Sur), probablemente desconociendo el potencial naval que los británicos, desde Coronel, habían estado concentrando bajo el mando del Almirante Sir Doveton Sturdee: dos cruceros de batalla (el Invincible y el Inflexible, cada uno equipado con 8 cañones de 12 pulgadas) y otros seis cruceros. Los buques alemanes habían sufrido mucho desgaste tras su larga singladura por el Pacífico y no eran enemigos para los buques británicos, más modernos y rápidos, que rápidamente les tomaron por sorpresa. El Scharnhorst, con el Almirante von Spee a bordo, fue el primer buque hundido, le siguió el Gneisenau, luego el Nürnberg y el Leipzig. Los buques británicos, que habían disparado desde mucha distancia para dejar sin utilidad los cañones más pequeños de los alemanes, sostuvieron sólo 25 bajas en este enfrentamiento. Cuando el crucero ligero alemán Dresden fue atrapado y hundido en las Islas de Juan Fernández el 14 de Marzo de 1915, la amenaza de los buques de superficie alemanes sobre el comercio en alta mar terminó. Sin embargo, la amenaza de los submarinos no hacía más que comenzar.
Las armadas beligerantes se emplearon tanto para interferir con el comercio como para combatir una contra otra. Inmediatamente tras el estallido de la guerra, los británicos habían instituido un bloqueo económico de Alemania, con el objetivo de impedir que llegaran suministros a ese país desde el mundo exterior. Las dos rutas por las que los suministros podían llegar a los puertos alemanes eran: (1) a través del Canal de la Mancha y los Estrechos de Dover, y (2) alrededor del norte de Escocia. Un campo de minas en los Estrechos de Dover con un estrecho camino libre hizo bastante fácil interceptar y buscar los barcos que usaban el Canal. Al norte de Escocia, sin embargo, existía un área de más de 520,000 kilómetros cuadrados que patrullar, y la tarea se asignó a un escuadrón de cruceros mercantes armados. Durante los primeros meses de la guerra, sólo se restringió el contrabando de armas y municiones, pero la lista se amplió gradualmente incluyendo casi cualquier material que podía tener uso para el enemigo.
La prevención del libre paso de los barcos comerciales llevó a considerables dificultades entre las naciones neutrales, en especial con los Estados Unidos, cuyos intereses comerciales eran estorbados por la política británica. No obstante, el bloqueo británico fue muy efectivo, y durante 1915 las patrullas británicas detuvieron e inspeccionaron más de 3,000 navíos, de los cuales se enviaron a puerto 743 para ser examinados. El comercio exterior desde Alemania se detuvo por completo.
Los alemanes, de igual forma, trataron de atacar la economía de Gran Bretaña con una campaña contra sus líneas de suministro de navíos mercantes. En 1915, sin embargo, con sus buques de superficie eliminados del conflicto, se vieron forzados a contar totalmente con los submarinos.
Los alemanes comenzaron su campaña submarina contra el comercio hundiendo un vapor británico, el Glitra, tras evacuar a la tripulación, el 20 de Octubre de 1914. Siguieron otros hundimientos, y los alemanes pronto se convencieron que podrían traer a los británicos a una paz temprana donde sus barcos de superficie habían fallado. El 30 de Enero de 1915, Alemania llevó la campaña un paso más lejos torpedeando dos trasatlánticos japoneses (el Tokomaru y el Ikaria) sin aviso previo. A continuación avisaron el 4 de Febrero, que, a partir del 18 de Febrero, tratarían las aguas alrededor de las Islas Británicas como zona de guerra en la que todos los buques mercantes aliados serían destruidos y en las que ningún navío, enemigo o no, estaría inmune.
Sin embargo, mientras que el bloqueo aliado impedía que casi todo el comercio para Alemania alcanzara los puertos de la nación, la campaña submarina alemana produjo resultados menos satisfactorios. Durante la primera semana de campaña siete buques aliados fueron hundidos de 11 atacados, pero otros 1,370 navegaron sin ser molestados por los submarinos alemanes. En todo el mes de Marzo de 1915, de los 6,000 buques registrados, sólo fueron hundidos 21, y en Abril sólo 23 barcos de un número similar.
Aparte de su falta de éxito positivo, los U-boat eran continuamente amenazados por las enormes medidas antisubmarinas de Gran Bretaña, que incluían redes, barcos mercantes especialmente armado, hidrófonos para localizar el ruido de los motores de los submarinos, y cargas de profundidad para destruirlos bajo el agua.
Para los alemanes, el peor resultado que ninguna de las contramedidas de los británicos fue el crecimiento a largo plazo de la hostilidad por parte de los países neutrales. Ciertamente los neutrales estaban lejos de estar contentos con el bloqueo británico, pero la declaración alemana de la zona de guerra y los sucesos subsecuentes les volvieron progresivamente contra su actitud de simpatía por Alemania. El endurecimiento de su punto de vista comenzó en Febrero de 1915, cuando el vapor noruego, transportando petróleo de Nueva Orleans a Amsterdam, fue torpedeado y hundido en el Canal de la Mancha. Los alemanes continuaron hundiendo buques neutrales ocasionalmente, y los países indecisos pronto comenzaron pronto a adoptar un punto de vista hostil hacia esta actividad cuando la seguridad de sus propios barcos se vio amenazada.
Mucho más seria fue una acción que confirmaba la incapacidad del mando alemán para percibir que un menor éxito táctico podía constituir un error estratégico garrafal de la más tremenda magnitud. Este hecho fue el hundimiento por un submarino alemán el 7 de Mayo de 1915, del trasatlántico británico Lusitania, que navegaba de Nueva York a Liverpool: aunque el barco transportaba de hecho 173 toneladas de munición, llevaba casi 2,000 pasajeros civiles, y de los 1,198 que se ahogaron, 128 eran ciudadanos estadounidenses. La pérdida del trasatlántico y de tantos de sus pasajeros, incluyendo a los americanos, levantó una ola de indignación en los Estados Unidos, y se esperó que podía seguir una declaración de guerra. Pero el gobierno Norteamericano mantuvo su política de neutralidad y se contentó con enviar varias notas de protesta a Alemania. A pesar de esto, los alemanes persistieron en su intención y, el 17 de Agosto, hundieron el Arabic, que también llevaba pasajeros de los Estados Unidos y de otros países neutrales. Siguiendo a una nueva protesta de los Estados Unidos, los alemanes procuraron asegurar la seguridad de los pasajeros antes de hundir los trasatlánticos; pero sólo después de torpedear todavía otro trasatlántico más, el Hesperia, decidió Alemania el 18 de Septiembre suspender su campaña submarina en el Canal de la Mancha y el oeste de las Islas Británicas, por miedo de provocar aún más a los Estados Unidos. Los políticos civiles alemanes habían prevalecido temporalmente sobre el alto mando naval, quien abogaba por una guerra submarina "sin restricciones".
La pérdida de las colonias alemanas
Las colonias ultramarinas alemanas, virtualmente sin esperanza de refuerzos desde Europa, se defendieron a sí mismas contra los ataques aliados con varios grados de éxito. Togolandia fue conquistada por fuerzas británicas provenientes de la Costa del Oro (Ghana) y por fuerzas francesas provenientes de Dahomey (Benin) en el primer mes de la guerra. En el Camerún, invadido por fuerzas aliados desde el sur, el este, y el noroeste en Agosto de 1914 y atacado desde el mar por el oeste, los alemanes establecieron una resistencia más efectiva, y el último baluarte alemán, Mora, resistió hasta el 18 de Febrero de 1916.
Las fuerzas Sudafricanas emprendieron operaciones con fuerte superioridad numérica contra el Africa Alemana del Sudoeste (Namibia) en Septiembre de 1914 pero debieron detenerse por la rebelión pro-germana de ciertos oficiales Sudafricanos que habían combatido contra los británicos en la Guerra Sudafricana de 1899 a 1902. La rebelión terminó en Febrero de 1915, pero los alemanes de Africa del Sudoeste no capitularon hasta el 9 de Julio.
En Kiaochow, un pequeño enclave alemán en la costa de China, el Puerto de Tsingtao fue objeto de un ataque japonés en Septiembre de 1914. Con algo de ayuda de tropas británicas y algunos buques de guerra aliados, los japoneses lo capturaron el 7 de Noviembre. En Octubre los japoneses habían ocupado las Islas Marianas, las Carolinas, y las Marshall en el Pacífico Norte, ya que estas islas estaban indefensas desde que el Almirante von Spee partiera con su escuadrón naval.
En el Pacífico Sur, Samoa Occidental cayó sin disparar un tiro en Agosto de 1914 invadida por una fuerza de Nueva Zelanda apoyada por buques de guerra australianos, británicos y franceses. En Septiembre una invasión australiana de Nueva-Pomerania (Nueva Bretaña) ganó la rendición de toda la colonia alemana de Nueva Guinea en unas pocas semanas.
La historia del África del Este Alemana (que comprendía las actuales Ruanda, Burundi y Tanzania continental) fue muy diferente, gracias a la calidad de los askaris locales (tropas africanas entrenadas por europeos) y al genio militar del comandante alemán Paul von Lettow-Vorbeck. Un desembarco de tropas de la India fue repelido ignominiosamente por los alemanes en Noviembre de 1914. En Febrero de 1916 se lanzó una invasión masiva desde el norte, comprendiendo tropas británicas y coloniales bajo el mando del Sudafricano J.C. Smuts, para ser coordinada con una invasión belga desde el oeste y con otra invasión independiente británica desde Nyasaland en el sur; pero aunque Smuts tomó Dar es Salaam y los belgas Tabora en Septiembre, Lettow-Vorbeck mantuvo en activo su pequeña fuerza. En Noviembre de 1917 comenzó a moverse hacia el sur a través del Africa del Este Portuguesa (Alemania había declarado la guerra a Portugal en Marzo de 1916); y, tras regresar al África del Este Alemana en Septiembre de 1918, se volvió hacia el sudoeste para invadir Rodesia del Norte en Octubre. Habiendo tomado Kasama el 9 de Noviembre (dos días antes del armisticio alemán en Europa), se rindió por fin el 25 de Noviembre. Con algo más de 12,000 hombres al iniciar la campaña, consiguió inmovilizar a más de 130,000 tropas aliadas.
Estrategias rivales y la campaña de los Dardanelos, 1915-16
A finales de 1914, la situación de punto muerto en el Frente Occidental había quedado clara para los gobiernos de los países beligerantes e incluso para muchos miembros de su Estados Mayores. Cada lado buscaba una solución a este punto muerto, y las soluciones variaban en forma y manera.
Erich von Falkenhayn había sustituido al desanimado Moltke como Jefe del Estado Mayor Alemán en Septiembre de 1914. A fines de 1914 Falkenhayn pareció llegar a la conclusión de que aunque la decisión final se alcanzaría en el Oeste, Alemania y no tenía ninguna inmediata expectativa de éxito allí, y que el único teatro de operaciones practicable en el futuro inmediato estaba en el Frente Oriental, por muy cuestionables que estas operaciones pudieran ser. Falkenhayn estaba convencido de la potencia de la barrera de trincheras aliadas en Francia, así que tomó la momentánea decisión de permanecer a la defensiva en el Oeste.
Falkenhayn se dio cuenta de que ahora una larga Guerra era inevitable y se puso a trabajar para desarrollar los recursos de Alemania para tal guerra de desgaste. De esta forma, la técnica de las trincheras de campo fue llevada por los alemanes a un nivel que ningún otro país llegó a alcanzar; los ferrocarriles militares alemanes se ampliaron para el movimiento lateral de reservas; y el problema de los suministros de municiones y de materias primas para su manufactura se abordó de forma tan enérgica y comprensible que se aseguró un amplio flujo a partir de la primavera de 1915 en adelante, una época en la que los británicos estaban sólo dándose cuenta del problema. Aquí se pusieron los cimientos de esa organización económica y utilización de los recursos que iban a ser el secreto del poder de resistencia de Alemania al bloqueo británico.
Los aliados occidentales estaban divididos en dos bandos acerca de la estrategia. Joffre y la mayoría del Estado Mayor Francés, respaldados por el Mariscal de Campo Británico Sir John French, argumentaban por la continuidad de los asaltos sobre las líneas de trincheras alemanas en Francia, a pesar del continuo desgaste de tropas francesas que suponía esta estrategia. Aparte de esto, el Alto Mando Francés estaba singularmente falto de ideas para romper el punto muerto de la guerra de trincheras. Mientras que el deseo de mantener el territorio ganado dominaba la estrategia alemana, el deseo de recuperar el territorio perdido dominaba la francesa.
Las soluciones inspiradas en los británicos para romper el punto muerto cristalizaron en dos grupos principales, uno táctico, el otro estratégico. El primero consistía en romper la barrera de trincheras inventando una máquina que sería invulnerable a las ametralladoras y capaz de cruzar las trincheras, restaurando de esta manera el equilibrio táctico inclinado ahora por la preponderancia del poder defensivo frente al ofensivo. La idea de tal máquina fue concebida por el Coronel Ernest Swinton en Octubre de 1914, alimentada y cuidada en su infancia por Winston Churchill, entonces Primer Lord del Almirantazgo, y finalmente, tras meses de experimentos obstaculizados por la oposición oficial, llegó a su madurez en 1916 en el arma conocida como TANQUE. Algunos de los estrategas británicos, por otra parte, argumentaban que en vez de buscar una ruptura en el impenetrable Frente Occidental alemán, los Aliados deberían cambiar toda la posición de las Potencias Centrales bien mediante una ofensiva a través de los Balcanes o incluso con un desembarco en la costa del Báltico de Alemania. Joffre y sus defensores ganaron el argumento, y los proyectos de los Balcanes fueron abandonados en favor de una concentración de esfuerzos en el Frente Occidental. Pero las dudas no se silenciaron, y surgió una situación que revivió el esquema de Oriente Medio en una nueva aunque atenuada forma.
A comienzos de Enero de 1915, los rusos, amenazados por los turcos en el Cáucaso, pidieron a los británicos que iniciaran alguna acción que les aliviara de la presión turca. Los británicos, tras argumentar ásperamente entre ellos, se decidieron a favor de "una expedición naval en Febrero para bombardear y tomar la Península de Gallípoli (la costa oeste de los Dardanelos), con Constantinopla como su objetivo." Aunque subsecuentemente se acordó que se debían de proporcionar tropas del ejército para mantener las playas si la flota forzaba los Estrechos, el ataque naval comenzó el 19 de Febrero sin apoyo del ejército. Cuando por fin las tropas de Egipto de Sir Ian Hamilton comenzaron a desembarcar en las playas turcas el 25 de Abril, los turcos y su comandante alemán, Otto Liman von Sanders, habían tenido tiempo más que suficiente para preparar fortificaciones adecuadas, y los ejércitos defensores eran ahora seis veces mayores que cuando comenzó la campaña.
Contra la firme oposición del comandante local turco (Mustafá Kemal, el futuro Ataturk), tropas australianas y neozelandesas ganaron una cabeza de playa en la cala "Anzac", al norte de Kaba Tepe, en el lado Egeo de la península, desembarcando unos 20,000 hombres los primeros dos días. Los británicos, mientras tanto, intentaban desembarcar en cinco puntos alrededor del Cabo Helles pero sólo pudieron establecer cabezas de playa en tres de ellos y entonces solicitaron refuerzos. Por tanto se avanzó muy poco, y los turcos tomaron ventaja del parón de los británicos trayendo a la península tantas tropas como les fue posible. La paralización de la empresa desembocó en una crisis política en Londres entre Churchill, Primer Lord del Almirantazgo del Gobierno Liberal, quien, tras unas tempranas dudas, se había convertido en el principal portavoz de la operación de los Dardanelos, y John Lord Fisher, el Primer Lord del Mar, quien siempre había expresado dudas sobre ella. Fisher pidió el 14 de Mayo que se suspendiera la operación y, cuando perdió la votación, dimitió al día siguiente. El Gobierno Liberal fue reemplazado por una coalición, pero Churchill, aunque cesado de su antiguo puesto, permaneció en el Consejo de la Guerra del Gabinete.
En Julio los británicos comenzaron enviando cinco divisiones más a la península, y se elaboró un nuevo plan. Con la esperanza de cortar las comunicaciones norte-sur de los turcos en la península tomando las alturas de Sari Bair, que dominaban los Estrechos desde el oeste, los británicos reforzaron la cabeza de puente de la cala "Anzac" y, en la noche del 6 al 7 de Agosto, desembarcaron más tropas en la Bahía de Suvla (Anafarta Liman), más al norte. En unos pocos días, ambas, la ofensiva desde "Anzac" y la del nuevo desembarco probaron ser inefectivas. Sobrevinieron más argumentos en el Consejo de la Guerra, y solo a finales de año se reconoció que la inicialmente prometedora pero mal conducida empresa debía abandonarse. La evacuación de las tropas se llevó a cabo desde la Bahía de Suvla y desde la cala "Anzac" bajo cobertura de la oscuridad en Diciembre de 1915, y desde las playas del Cabo Helles en Enero de 1916. La campaña de los Dardanelos llegó así a un frustrante final. Si hubiera tenido éxito muy bien pudiera haber acabado con la participación de Turquía en la guerra. Al fallar, costó más de 214,000 bajas y no consiguió nada.
El Frente Occidental, 1915
Repetidos ataques franceses en Febrero y Marzo de 1915 sobre la barrera de trincheras alemanas en la Champagne ganaron sólo 460 metros de terreno a costa de 50,000 hombres. Sir Douglas Haig, del 1º Ejército, entre Armentières y Lens, intentó para los británicos un nuevo experimento en Neuve-Chapelle el 10 de Marzo, cuando su artillería comenzó un intenso bombardeo en un frente de casi 2,000 metros y, tras 35 minutos, amplió su alcance, de forma que la infantería británica, al ataque detrás de la segunda barrera de proyectiles, pudiera llegar a las trincheras destruidas por el primer bombardeo. Pero el inmediato resultado del experimento fue meramente la pérdida de vidas por dos razones: porque la escasez de municiones hizo que la segunda barrera fuera inadecuada y porque hubo un retraso de cinco horas en lanzar el asalto de la infantería, contra el que los alemanes, habiéndose repuesto de su sorpresa inicial, habían tenido tiempo para concentrar su resistencia. Para los Aliados estaba claro que estos experimentos tácticos a pequeña escala no habían tenido éxito sólo por un estrecho margen y que había campo para su desarrollo. Pero los comandantes Aliados no aprendieron la verdadera lección: que un ataque sorpresa podía tener éxito si seguía de inmediato a un corto bombardeo que compensara su brevedad con su intensidad. En lugar de esto, sacaron la deducción superficial que el mero volumen de fuego artillero era la clave para reducir una línea de trincheras antes de un asalto. No fue hasta 1917 que se volvió al método de Neuve-Chapelle. Quedó para los alemanes el beneficio del experimento. Mientras tanto, una ofensiva francesa que se lanzó en Abril contra el saliente alemán de Saint-Mihiel, al sudeste de Verdún, sacrificó 64,000 hombres para nada.
Los alemanes, de acuerdo con la estrategia de Falkenhayn, permanecieron por lo general a la defensiva en el Oeste. Sin embargo, lanzaron un ataque sobre el saliente de los Aliados en Ypres (donde en Noviembre de 1914 los franceses habían tomado el lugar de los británicos). Allí, el 22 de Abril de 1915, usaron gas mostaza por primera vez en el Frente Occidental, pero cometieron el error de descargarlo desde cilindros (lo que les hacía depender de un viento favorable) en vez de descargarlo sobre las trincheras enemigas en obuses de artillería. El gas arrojó a los agonizantes defensores en una caótica huida; pero el Alto Mando Alemán, desilusionados con el comportamiento de la nueva arma bajo condiciones adversas en Polonia a principios de año, había dejado sin proporcionar las adecuadas reservas con que explotar este éxito imprevisto. Al finalizar un largo mes de batalla, el frente Aliado sólo había retrocedido ligeramente.
El 9 de Mayo, los Aliados lanzaron de nuevo otra prematura ofensiva, combinando un tremendo ataque francés entre Lens y Arrás con dos ataques del 1º Ejército de Haig, desde Festubert y desde Fromelles, contra la cordillera de Aubers al norte de Lens. Los franceses continuaron sus esfuerzos hasta el 18 de Junio, perdiendo 102,000 hombres sin ganar ni un metro; los británicos, siempre escasos de obuses contra la masa de ametralladoras alemanas, habían suspendido sus ataques tres semanas antes.
Un fracaso militar aún mayor fue la ofensiva conjunta lanzada por los Aliados el 25 de Septiembre de 1915. Mientras 27 divisiones francesas con 850 cañones pesados atacaron en un frente de más de 32 Kms. de largo en la Champagne, al norte y al este de Reims, se produjeron ataques simultáneos en la lejana Artois por 14 divisiones francesas con 420 cañones pesados en un frente de casi 22 Kms. al sur de Lens y por seis divisiones británicas con sólo 117 cañones en Loos, al norte de Lens. Todos estos ataques fueron fracasos desilusionantes, parcialmente porque fueron precedidos por unos prolongados bombardeos que acabaron con cualquier posibilidad de sorpresa y dieron tiempo a que se enviaran las reservas alemanas al frente para cerrar las brechas que se habían abierto en las líneas de trincheras de los defensores por el bombardeo artillero. En Loos los británicos usaron el gas mostaza, aunque con menos éxito del que había esperado Haig, y el uso de todas sus fuerzas disponibles para su primer asalto no sirvió para nada cuando su comandante en jefe, Sir John French, fue demasiado lento en enviarle refuerzos; los franceses perdieron en ambos frentes la mayor parte de lo que habían ganado en sus primeros ataques, por falta de apoyo oportuno. En total, por un poco de terreno, los Aliados pagaron 242,000 hombres, contra los 141,000 que perdieron los defensores.
Habiéndose quejado amargamente de la dirección de las operaciones por Sir John French, Haig fue designado Comandante en Jefe Británico en su lugar en Diciembre.
El Frente Oriental, 1915
Los planes de los rusos para 1915 recomendaban el reforzamiento de sus flancos en el norte y en Galitzia antes de avanzar de nuevo en el oeste hacia Silesia. Sus preparativos para un ataque al sur de la frontera de Prusia Oriental fueron impedidos, ya que Ludendorff, atacando repentinamente al este desde Prusia Oriental, rodeo a cuatro divisiones rusas en los bosques de Augustów, al este de los lagos Masurianos, en la segunda semana de Febrero; pero en Galitzia las luchas de invierno culminaron el 22 de Marzo, con la caída de Przemyshl en poder de los rusos.
El portavoz austriaco, Conrad, pidió a las Potencias Centrales alguna acción que aliviara la presión de su frente en Galitzia, y Falkenhayn estaba deseoso de ayudarle sin tener que separarse para ello de su propia estrategia general de desgaste, que ya estaba entrando en conflicto con el deseo de Ludendorff de un esfuerzo sostenido hacia la decisiva victoria sobre Rusia. El plan que se adoptó finalmente, con el objetivo de aplastar el centro ruso en el sector del río Dunajec en Galitzia mediante un ataque en un frente de más de 32 Kms. desde Gorlice a Tuchów (al sur de Tarnów), fue concebido con una originalidad táctica: con el fin de mantener el ímpetu del avance, no se marcaron objetivos diarios para cada cuerpo individual o las divisiones; en cambio, cada uno debía avanzar todo lo que pudiera antes que los rusos pudieran recurrir a sus refuerzos, con la suposición de que el rápido avance de algunas unidades atacantes actuaría como un contagio promoviendo el consecuente avance de otras que al principio habían encontrado más resistencia. Entrado el mes de Abril, 14 divisiones, con 1,500 cañones, fueron concentradas secretamente para el ataque contra las seis divisiones rusas presentes. Mackensen estaba al mando, con Hans von Seeckt, promotor de la nueva táctica de infiltración, como su jefe de estado mayor.
El ataque de Gorlice se lanzó el 2 de Mayo y consiguió un éxito superior a todas las expectativas. Expulsados del Dunajec, los rusos trataron de aguantar en el Wisloka, para retroceder de nuevo. Para mediados de Mayo, las fuerzas de Mackensen estaban en el San, a casi 150 Kms. de su punto de partida, y en Jaroslaw incluso forzaron un cruce de ese río. Reforzado con más tropas alemanas enviadas desde Francia, Mackensen volvió a atacar, tomando Przemyshl el 3 de Junio y Lemberg (Lvov) el 22 de Junio. El frente ruso estaba ahora partido en dos, pero Falkenhayn y Conrad no habían previsto tal resultado y no habían hecho preparativos para explotarlo con rapidez. Los consecuentes retrasos permitieron a los ejércitos rusos retirarse sin desbandarse por completo.
Falkenhayn decidió entonces comenzar una nueva ofensiva. Ordenó a Mackensen que girara hacia el norte, y así coger a los ejércitos rusos en el saliente de Varsovia entre sus fuerzas y las de Hindenburg, quien tenía que dirigirse al sudeste desde Prusia Oriental. A Ludendorff no le gustaba el plan ya que, teniendo mucho de asalto frontal, los rusos podían ser aplastados al cerrar las dos alas, pero nada les cortaría su retirada al este. Por lo que volvió a pedir que se tomara en cuenta su esquema de una mayor maniobra de cerco a través de Kovno (Kaunas) en Vilna (Vilnius) y Minsk, en el norte. Falkenhayn se oponía a este plan, temiendo que significaría más tropas y un compromiso más profundo, y el 2 de Julio el Emperador Alemán decidió a favor del plan de Falkenhayn.
Los resultados justificaron las reservas de Ludendorff. Los rusos detuvieron a Mackensen en Brest-Litovsk y a Hindenburg en el río Narew el tiempo suficiente como para permitir que el grueso de sus tropas escapara a través de la brecha sin cerrar al este. Aunque para finales de Agosto toda Polonia había sido ocupada y 750,000 rusos habían sido hecho prisioneros en cuatro meses de lucha, las Potencias Centrales habían perdido su oportunidad de romper la capacidad de Rusia de continuar con la guerra.
Demasiado tarde, Falkenhayn permitió a Ludendorff en Septiembre intentar lo que éste había estado urgiendo desde mucho antes, un movimiento de cerco más amplio al norte del triángulo de Kovno-Dvinsk-Vilna. La caballería alemana, de hecho, se acercó al ferrocarril de Minsk, mucho más allá de Vilna; pero la capacidad de resistencia de los rusos era demasiado fuerte para las escasas fuerzas de Ludendorff, que además comenzaba a quedarse sin suministros, y a fines de mes se suspendieron sus operaciones. La cruz de esta situación fue que se había permitido que los ejércitos rusos escaparan casi por completo del cerco antes de que se intentara la tan retrasada maniobra de Vilna. Mientras tanto, un ataque austriaco al este desde Lutsk (Luck), que comenzó a fines de Septiembre y continuó durante el mes de Octubre, incurrió en graves pérdidas sin conseguir nada. En Octubre de 1915 la retirada rusa, tras una serie de horripilantes escapadas de los salientes que los alemanes habían creado sistemáticamente para luego tratar de destruirlos, había llegado a un definitivo alto a largo de una línea que desde el Mar Báltico, justo al oeste de Riga, corría hacia el sur hasta Czernowitz (Chernovtsy) en la frontera con Rumania.
El Cáucaso, 1914-16
El frente del Cáucaso entre Rusia y Turquía comprendía dos campos de batalla: Armenia al oeste, y Azerbaiján en el este. Los objetivos estratégicos finales para los turcos eran capturar los campos petrolíferos de Bakú en Azerbaiján y penetrar en Asia Central y Afganistán con el fin de amenazar la India Británica, pero para ello tenían primero que capturar la fortaleza Armenia de Kars, que, junto con la de Ardahan, estaban en poder de los rusos desde 1878.
Un avance ruso desde Sarkams (Sarykamysh, al sur de Kars) hacia Erzurum en la Armenia turca en Noviembre de 1914 fue detenido en Diciembre cuando el 3º Ejército Turco, bajo el mismo Enver, lanzó una ofensiva triple contra la posición de Kars-Ardahan. Esta ofensiva fue catastróficamente derrotada en las batallas de Sarkams y de Ardahan en Enero de 1915; pero los turcos, mal vestidos y mal provistos para el invierno del Cáucaso, perdieron muchos más hombres por el frío y el hambre que en la lucha (su 3º Ejército se redujo en un mes de 190,000 a 12,400 hombres, siendo tan sólo 30,000 las bajas de la batalla). Otras fuerzas turcas, que habían invadido mientras tanto Azerbaiján por la parte neutral de Persia y tomado Tabriz el 14 de Enero, fueron expulsadas en Marzo por una contrainvasión rusa.
Durante esta campaña los Armenios habían originado disturbios tras las líneas turcas en apoyo de los rusos y habían amenazado las ya difíciles comunicaciones turcas. El gobierno turco el 11 de Junio de 1915, decidió deportar a los Armenios. En el proceso de deportación, las autoridades turcas cometieron atrocidades sin precedentes: se cree que más de 600,000 Armenios fueron ejecutados. Como consecuencia de esto los Armenios perpetraron similares atrocidades contra la población turca del país Armenio, pero forzosamente en menor escala.
El Gran Duque Nicolás, que había sido hasta ahora comandante en jefe de todos los ejércitos rusos, fue sustituido por el mismísimo Emperador Nicolás en Septiembre de 1915; el Gran Duque fue enviado a dirigir las operaciones del Cáucaso. Él y el general N. N. Yudenich, el vencedor de Sarkams, comenzaron un gran ataque en la Armenia Turca en Enero de 1916; se tomó Erzurum el 16 de Febrero, Trabzon el 18 de Abril, Erzncan el 2 de Agosto y un contraataque turco, largamente retrasado, se detuvo en Ognut. Estabilizado, para la gran ventaja de Rusia, en el otoño el nuevo frente de Armenia fue mucho menos afectado después por la guerra Ruso-Turca que por la consecuencias de la revolución en Rusia.
Mesopotamia, 1914-Abril 1916
La ocupación británica de Basora, el puerto turco a la entrada del Golfo Pérsico, en Noviembre de 1914 había sido estratégicamente justificable a causa de la necesidad de proteger los pozos de petróleo del sur de Persia y la refinería de Abadán. El avance británico de 80 Kms. hacia el norte desde Basora hasta Al-Qurnah en Diciembre y el posterior avance de más de 160 Kms. arriba del Tigris hacia Al-'Amarah en Mayo-Junio de 1915 debían haber sido suficientes a todos los efectos prácticos, pero se continuó el avance hacia la fatalmente atractiva Bagdad, la antigua capital de los califas árabes del Islam. Se ocupó Al-Kut en Septiembre de 1915, a pesar de todo el avance continuó hasta que los británicos, bajo el mando del Mayor General Charles Townshend, estuvieron a más de 900 Kms. de su base en Basora. Combatieron una inútil batalla en Tesifonte, a poco más de 30 Kms. de Bagdad, el 22 de Noviembre pero tuvieron que retirarse hasta Al-Kut. Allí, desde el 7 de Diciembre, los 10,000 hombres de Townshend fueron sitiados por los turcos; y allí, el 29 de Abril de 1916, se rindieron y fueron apresados.
Las fronteras egipcias, 1915-Julio 1917
Incluso tras la evacuación de Gallípoli, los británicos mantuvieron 250,000 tropas en Egipto. La mayor fuente de preocupación para los británicos era el peligro de un ataque turco desde Palestina a través del Desierto del Sinaí hasta el Canal de Suez. Ese peligro se desvaneció, sin embargo, cuando la inicialmente poco prometedora rebelión del Emir Hachemita Hussein ibn Ali contra los turcos en el Hejaz, se convirtió, gracias al compromiso personal de un soldado no profesional de gran genio, T.E. Lawrence, en una revuelta que afectó la totalidad de la Arabia interior de Palestina y de Siria y amenazó cortar la línea de ferrocarril de Hejaz (Damasco-Ammán-Ma'an-Medina) que era vital para los turcos. Las tropas británicas de Sir Archibald Murray por fin comenzaron un masivo avance en Diciembre de 1916 y capturaron algunos puestos avanzados turcos en el límite noreste del Desierto del Sinaí pero se retiraron cobardemente de Gaza en Marzo de 1917 en el mismo momento que los turcos iban a rendir la plaza; el intento que se hizo al mes siguiente para corregir este error fue rechazado con graves pérdidas. En Junio se transfirió el mando de Murray a Sir Edmund Allenby. En sorprendente contraste con la actuación de Murray estuvo la de Lawrence con la captura de Aqaba (al-'Aqabah) el 6 de Julio de 1917: su puñado de árabes acabó con la guarnición de 1,200 turcos.
Italia y el frente italiano, 1915-16
Gran Bretaña, Francia y Rusia concluyeron el 26 de Abril de 1915, el tratado secreto de Londres con Italia, induciendo a esta última a descartar sus obligaciones con la Triple Alianza y entrar en la guerra en el bando de los Aliados con la promesa de aumentar su territorio a costa de Austria-Hungría. Se ofreció a Italia no sólo los territorios de población italiana de Trentino y Trieste sino también el sur del Tirol (para consolidar la frontera Alpina), Gorizia, Istria y el norte de Dalmacia. El 23 de Mayo de 1915, Italia declaró la guerra a Austria-Hungría.
El comandante italiano, General Luigi Cadorna, decidió concentrar su esfuerzo en una ofensiva al este desde la provincia de Venecia a través del comparativamente terreno bajo entre el inicio del Adriático y las estribaciones de los Alpes Julianos; es decir, a través del valle más bajo del río Isonzo (Soca). Contra el riesgo de un descenso austriaco sobre su retaguardia desde el Trentino (que bordeaba Venecia al noroeste) o sobre su flanco izquierdo desde los Alpes Cárnicos (al norte), creyó que avances limitados serían precaución suficiente.
El avance inicial de los italianos en el este, que comenzó a finales de Mayo de 1915, se detuvo pronto, principalmente debido a las inundaciones del Isonzo, y comenzó la guerra de trincheras. Cadorna, sin embargo, estaba determinado a hacer progresos embarcándose así en una serie de insistentes renovaciones de la ofensiva, conocidos como las Batallas del Isonzo. Las primeras cuatro de éstas (23 Junio-7 Julio; 18 Julio-3 Agosto; 18 Octubre-4 Noviembre y 10 Noviembre-2 Diciembre) sólo consiguieron que perdieran la vida 280,000 hombres; y la quinta (en Marzo de 1916) fue igualmente infructuosa. Los austriacos habían mostrado en este frente una feroz resistencia de la que a menudo carecían cuando hacían frente a los rusos. A mediados de Mayo de 1916 el programa de Cadorna fue interrumpido por una ofensiva austriaca desde el Trentino al interior de la región de Asiago al oeste de Venecia. Aunque se pudo evitar el peligro de una invasión austriaca desde las montañas de la frontera al interior de la llanura de Venecia en la retaguardia italiana del frente del Isonzo, la contraofensiva italiana de mediados de Junio sólo recuperó un tercio del territorio capturado por los austriacos al norte y al sudoeste de Asiago. La Sexta Batalla del Isonzo (6-17 Agosto), sin embargo, ganó Gorizia para los italianos. El 28 de Agosto Italia declaró la guerra a Alemania. En los tres meses siguientes se sucedieron tres ofensivas italianas más en el Isonzo, ninguna de ellas en realidad útil. En el curso de 1916 los italianos sostuvieron 500,000 bajas, el doble que los austriacos, y todavía seguían en el Isonzo.
Serbia y la expedición a Salónica, 1915-17
Los tres intentos austriacos de invasión de Serbia en 1914 habían sido bruscamente rechazados por contraataques serbios. En el verano de 1915 las Potencias Centrales estaban doblemente interesadas en ajustar las cuentas a Serbia, por razones de prestigio y por la necesidad de establecer comunicaciones de ferrocarril seguras con Turquía a través de los Balcanes. En Agosto, Alemania envió refuerzos al frente sur de Austria; y el 6 de Septiembre de 1915, las Potencias Centrales concluyeron un tratado con Bulgaria, a quien atrajeron a su bando con la oferta de territorio que tomar de Serbia. Las fuerzas Austro-Germanas atacaron al sur desde el Danubio el 6 de Octubre; y los Búlgaros, sin dejarse intimidar por un ultimátum ruso, atacaron el este de Serbia el 11 de Octubre y la Macedonia Serbia el 14 de Octubre.
Los Aliados occidentales, sorprendidos en Septiembre por el panorama de un ataque búlgaro sobre Serbia, decidieron enviar rápidamente ayuda a través del puerto de Salónica, en la neutral Macedonia Griega, confiando en la connivencia pro Entente del primer ministro griego, Eleuthérios Venizélos. Tropas de Gallípoli, al mando del general francés Maurice Sarrail, llegaron a Salónica el 5 de Octubre, pero ese mismo día Venizélos perdió el poder. Los Aliados avanzaron hacia el norte de Vardar en la Macedonia Serbia, pero un ataque en el oeste de los búlgaros les impidió unirse a los serbios. Obligados a retroceder a la frontera griega, los Aliados sólo ocupaban la región de Salónica para mediados de Diciembre. El Ejército Serbio, mientras tanto, y para evitar un doble cerco, había comenzado una penosa retirada de invierno al oeste sobre las montañas albanas para refugiarse en la isla de Corfú.
En la primavera de 1916 los Aliados en Salónica fueron reforzados por los revividos Serbios de Corfú así como con franceses, británicos y algunas tropas rusas, y la cabeza de puente se extendió al oeste hacia Vodena (Edessa) y al este hacia Kilkis; pero los búlgaros, que en Mayo consiguieron Fuerte Rupel (Klidhi, en el Struma) de los griegos, a mediados de Agosto no sólo invadieron la Macedonia Griega al este del Struma sino también, desde Monastir (Bitola), invadieron la región de Florina de la Macedonia Griega, al oeste del ala de Vodena de los Aliados. La contraofensiva Aliada tomó Monastir de los búlgaros en Noviembre de 1916, pero operaciones más ambiciosas, desde Marzo a Mayo de 1917, probaron ser ineficaces. El frente de Salónica inmovilizó a unas 500,000 tropas Aliadas sin preocupar de una forma significativa a las Potencias Centrales.
El Frente Occidental, 1916
En 1914 el centro de gravedad de la I Guerra Mundial había estado en el Frente Occidental, en 1915 cambió al Oriental, y en 1916 se movió de nuevo hacia Francia. Aunque los Aliados occidentales habían disipado algo de su potencia en los Dardanelos, Salónica y Mesopotamia, la creciente marea de nuevos ejércitos británicos y el incremento de sus suministros de municiones prometían los medios para una ofensiva en una escala mucho mayor que cualquiera conocida para romper el punto muerto de las trincheras. Los ejércitos británicos en Francia habían crecido hasta 36 divisiones a fines de 1915. En esa época los alistamientos voluntarios, aunque masivos, habían probado no obstante, ser inadecuados para satisfacer las necesidades británicas, así en Enero de 1916, por medio del Acta de Servicios Militares, el servicio voluntario fue reemplazado por el obligatorio.
En Diciembre de 1915 tuvo lugar una conferencia en el cuartel general de Joffre con los líderes de los ejércitos francés, británico, belga e italiano, asistiendo representantes de los ejércitos ruso y japonés. Se adoptó el principio de una ofensiva general y simultánea en 1916 por Francia, Gran Bretaña, Rusia e Italia. Pero una acción militar de Alemania iba a interrumpir este esquema, y sólo la ofensiva británica llegó a ser completamente operativa.
En el invierno de 1915-16, Falkenhayn consideró que Rusia estaba paralizada y que Italia era insignificante. Considerando que era el momento oportuno para una acción positiva contra Francia, tras cuyo colapso Gran Bretaña no tendría ningún aliado militar efectivo en el continente europeo y podría ser obligada a llegar a un acuerdo merced a la guerra submarina mejor que con operaciones terrestres. Para su ofensiva en el oeste, sin embargo, Falkenhayn siguió siempre fiel a su método de desgaste. Creía que una invasión masiva era innecesaria y que, en su lugar, los alemanes debían apuntar a desangrar a Francia de tropas escogiendo un punto de ataque "para la redención del cual el Mando Francés se viera impelido a enviar cada hombre que tuviera disponible." Se escogió la ciudad de Verdún y el complejo de fortalezas de sus alrededores, porque era una amenaza para las principales líneas de comunicación alemanas, porque estaba dentro de un saliente francés y por tanto restringía a los defensores, y por la certeza de que los franceses sacrificarían cualquier número de hombres para defender Verdún por razones de patriotismo asociadas con la ciudad.
La clave del plan táctico de Falkenhayn era colocar un denso semicírculo de artillería pesada y semipesada alemana al norte y este de Verdún y sus fortalezas comenzando luego a orquestar una serie de limitados avances de infantería sobre los fuertes. Estos avances atraerían a la infantería francesa a defender o intentar retomar los fuertes, siendo pulverizados en este proceso por el fuego de la artillería. Además, cada avance de la infantería alemana encontraría su camino allanado por un breve pero extremadamente intenso bombardeo artillero que aplastaría a los defensores.
Aunque la Inteligencia francesa había avisado con tiempo de los preparativos de la ofensiva alemana, el Alto Mando francés estaba tan preocupado con el esquema de su propia proyectada ofensiva que los avisos cayeron en oídos sordos. A las 7:15 AM del 21 de Febrero de 1916, el bombardeo artillero alemán más terrible que se había visto en la Guerra comenzó en un frente de casi 15 Kms. alrededor de Verdún, y las trincheras francesas y los campos de alambre de espino quedaron aplastados o desaparecieron en el caos de la tierra removida. A las 4:45 PM la infantería alemana avanzó, aunque el primer día sólo en un frente de menos de 5 Kms. Desde entonces y hasta el 24 de Febrero las líneas de defensores franceses al este del río Mosa se desmoronaron. Fort-Douaumont, una de las fortalezas más importantes, fue ocupado por los alemanes el 25 de Febrero. Para el 6 de Marzo, cuando los alemanes comenzaron a atacar en la orilla oeste del Mosa a la vez que en la orilla este, los franceses tuvieron que admitir que se intentaba algo más que una finta. Para aliviar la presión sobre Francia, los rusos hicieron el sacrificio de atacar en el Frente Oriental en el Lago Naroch (véase más abajo El Frente Oriental, 1916); los italianos comenzaron su quinta ofensiva en el Isonzo (véase más arriba Italia y el frente italiano, 1915-16); y los británicos se ocuparon del sector de Arrás del Frente Occidental, responsabilizándose así de toda la línea desde el Yser al sur del Somme. Mientras, se confió al General Philippe Pétain el mando de la defensa de Verdún. Organizó repetidos contraataques que retardaron el avance alemán y, lo más importante, consiguió mantener abierta la única carretera que conducía a Verdún y que no había sido cerrada por los obuses alemanes. Esta era la carretera de Bar-le-Duc, que se hizo famosa como La Voie Sacrée (la "Vía Sagrada") a causa de los vitales suministros y refuerzos que siguieron enviándose al frente de Verdún a pesar del constante hostigamiento de la artillería alemana.
Lenta pero constantemente los alemanes avanzaban sobre Verdún: tomaron Fort-Vaux, al sudeste de Fort-Douaumont, el 7 de Junio y casi alcanzaron las alturas de Belleville, el último punto fuerte antes de Verdún, el 23 de Junio. Pétain se estaba preparando para evacuar la orilla este del Mosa cuando los Aliados lanzaron por fin su ofensiva en el río Somme. Desde entonces, los alemanes no asignaron más divisiones al ataque de Verdún.
Precedida por una semana de bombardeo, que dio amplio aviso de lo que se avecinaba, la ofensiva del Somme comenzó el 1 de Julio de 1916, cuando las 11 divisiones británicas del nuevo 4º Ejército de Rawlinson atacaron en un frente de más de 27 Kms. entre Serre, al norte de Ancre, y Curlu, al norte del Somme, mientras 5 divisiones francesas atacaban al mismo tiempo en un frente de más de 14 Kms. principalmente al sur del Somme, entre Curlu y Péronne. Con un optimismo increíblemente equivocado, Haig estaba convencido de que la infantería británica avanzaría irresistiblemente sobre el terreno que la artillería había librado de defensores. Pero los preparativos sin secreto para el asalto y el largo bombardeo preliminar habían dado al traste con cualquier posibilidad de sorpresa, y los defensores alemanes estaban bien preparados para lo que se les venía encima. Tal como resultó después, los 60,000 infantes británicos que avanzaban en líneas rectas simétricas a paso de tortuga forzado por los más de 30 kilos de molesto equipo fueron segados en masa por las ametralladoras alemanas, y las bajas de ese día fueron las más altas que jamás sostuvo un ejército británico. Los participantes franceses en el ataque tenían el doble de cañones que los británicos y lo hicieron mejor contra un sistema de defensas más débil, pero no se pudo hacer casi nada para explotar este comparativo éxito.
Resignándose ahora a avances limitados, Haig concentró su siguiente esfuerzo en el sector sur de su frente del Somme. La segunda posición de los alemanes allí (Longueval, Bazentin y Ovillers) cayó el 14 de Julio, pero de nuevo se perdió la oportunidad de explotarlo. A partir de entonces, a un gran coste de vidas, se continuó con un avance metódico, ganando poco terreno pero llevando al límite la resistencia alemana. Los primeros tanques que se usaron en la guerra, aunque en número muy pequeño para ser efectivos, fueron lanzados a la batalla por los británicos el 15 de Septiembre. Para mediados de Noviembre las lluvias tempranas detuvieron las operaciones. Los cuatro meses de la Batalla del Somme fueron un miserable fracaso exceptuando que logró desviar recursos alemanes del ataque sobre Verdún. Costó a los británicos 420,000 bajas, a los franceses 195,000 y a los alemanes 650,000.
En Verdún, el verano disminuyó la presión de los alemanes permitiendo a los franceses organizar contraataques. Ataques por sorpresa dirigidos por el General Robert-Georges Nivelle y lanzados por los cuerpos de ejército del General Charles Mangin recuperaron Fort-Douaumont el 24 de Octubre, Fort-Vaux el 2 de Noviembre y lugares al norte de Douaumont a mediados de Diciembre. La hábil defensa de Verdún de Pétain y estos contraataques privaron a la ofensiva de Falkenhayn de su realización estratégica; pero Francia había quedado tan debilitada en la primera mitad de 1916 que difícilmente podía satisfacer las expectativas de los Aliados en la segunda mitad. Verdún fue una de las más largas, más sangrientas y más feroces batallas de la guerra; la bajas francesas sobrepasaron las 400,000, las alemanas fueron de alrededor de 350,000.
La Batalla de Jutlandia
El verano de 1916 vio la tan demorada confrontación de la Flota Alemana de Alta Mar y la Gran Flota de Gran Bretaña en la Batalla de Jutlandia, la mayor batalla naval de la historia, y que ambas partes reclamaron como una victoria.
El Almirante Reinhard Scheer, que llegó a ser comandante en jefe de la Flota de Alta Mar en Enero de 1916, planeó tramar un encuentro en mar abierto entre su flota y una parte de la flota británica separada de la totalidad, para que los alemanes pudieran explotar su momentánea superioridad numérica y conseguir una victoria. El plan de Scheer era atrapar el escuadrón de cruceros de batalla del Almirante Beatty en Rosyth, a mitad de la costa este de Bretaña, mediante una estratagema y destruirlo antes de que llegaran refuerzos de la base principal de la Gran Flota en Scapa Flow.
Para montar la trampa, cinco cruceros de batalla de la Flota Alemana de Alta Mar, junto con cuatro cruceros ligeros, debían navegar hacia el norte, desde Wilhelmshaven, Alemania, bajo el mando de Hipper, hasta un punto al sudoeste de la costa de Noruega. El mismo Scheer, con los escuadrones de batalla de la Flota de Alta Mar, les seguiría 50 millas por detrás, para coger las fuerzas de Beatty en la trampa una vez que los hubieran atraído hacia el este a través del Mar del Norte en persecución de Hipper. Pero la señal de los alemanes para dar comienzo a la operación, efectuada en la tarde del 30 de Mayo, fue interceptada y parcialmente decodificada por los británicos; y antes de la medianoche la totalidad de la Gran Flota Británica estaba de camino a una cita al sudoeste de la costa de Noruega y aproximadamente a través de la ruta planeada por la flota alemana.
A las 2:20 PM del 31 de Mayo, cuando los escuadrones de la Gran Flota del Almirante John Jellicoe de Scapa Flow estaban todavía a 65 millas al norte, la guardia avanzada de cruceros ligeros de Beatty, 5 millas por delante de sus barcos más pesados, y el grupo explorador de Hipper conocieron muy accidentalmente de la proximidad de uno y otro. Una hora más tarde las dos líneas estaban preparadas para la batalla. En los siguientes 50 minutos los británicos sufrieron severamente, y el Indefatigable fue hundido. Cuando llegaron los cruceros de batalla de Beatty, les llegó el turno a los cruceros alemanes, que sostuvieron tal daño que Hipper envió una pantalla protectora de destructores alemanes que lanzaron un ataque con torpedos. Los británicos perdieron otro crucero de batalla, el Queen Mary, antes que la Flota Alemana de Alta Mar fuera avistada por una patrulla británica al sur, a las 4:35 PM. Sobre este informe Beatty ordenó que sus barcos se dirigieran al norte, para atraer a los alemanes hacia la Gran Flota al mando de Jellicoe.
Hasta las 6:14 PM, después de que los escuadrones de Jellicoe y de Beatty hubieran estado a la vista uno de otro cerca de 15 minutos, no fue localizada precisamente la flota alemana, justo a tiempo para que Jellicoe desplegara sus barcos para sacar el mejor partido. Jellicoe preparó a la Gran Flota en una línea extremo contra extremo de forma que sus andanadas combinadas cayeran de lleno sobre los barcos alemanes que se acercaban, y que a su vez sólo podrían replicar con los cañones de proa de sus barcos de cabeza. Los barcos británicos formaron en efecto el trazo horizontal y los alemanes el vertical de la letra "T," con los británicos habiéndose desplegado en una línea en ángulo recto con el avance de los barcos alemanes. Esta maniobra era de hecho conocida como "cruzar la T del enemigo" y era la situación ideal soñada por los tácticos de ambas armadas, ya que las fuerzas que "cruzaban la T" ganaban una enorme superioridad de fuego.
Para los alemanes fue un momento de riesgo sin precedentes. Tres factores ayudaron a impedir la destrucción de los barcos alemanes en esta trampa: su excelente construcción, la sangre fría y disciplina de sus tripulaciones, y la pobre calidad de los obuses británicos. El Lützow, el Derfflinger y el acorazado König conducían la línea y estuvieron bajo el fuego de las andanadas combinadas de 10 acorazados británicos, pero sus principales cañones no sufrieron daño y devolvieron el fuego con tal efectividad que una de sus salvas cayó de lleno sobre el Invincible volándolo en pedazos. Este éxito, sin embargo, hizo poco para aliviar el intenso bombardeo de los otros barcos británicos, y la flota alemana seguía avanzando sobre la trampa de acero de la Gran Flota.
Confiando en la magnífica marinería de sus tripulaciones alemanas, Scheer libró a su flota de este tremendo peligro en el que se había metido con una simple pero, en la práctica, extremadamente difícil maniobra. A las 6:30 PM ordenó un giro de 180º a todos sus barcos a la vez; fue ejecutado sin una colisión; y los acorazados alemanes volvieron grupas al unísono escapando de las mandíbulas de la trampa, mientras los destructores alemanes desplegaban una cortina de humo a través de su retaguardia. El humo y el empeoramiento de la visibilidad dejó a Jellicoe en duda sobre lo que había ocurrido y los británicos perdieron contacto con los alemanes a las 6:45 PM.
Sin embargo la Gran Flota británica había maniobrado de tal forma que se encontraba entre la Flota Alemana de Alta Mar y los puertos alemanes, y esta era la situación que más temía Scheer, así que a las 6:55 PM Scheer ordenó otra vez girar en redondo, quizás esperando pasar alrededor de la popa de la Flota Británica. Pero el resultado fue que se encontró en una posición peor de la que acababa de escapar: su línea de batalla había quedado comprimida y sus buques de cabeza se encontraron de nuevo bajo intenso bombardeo de las andanadas combinadas de los buques británicos. Jellicoe había tenido éxito en cruzar la "T" de los alemanes de nuevo. El Lützow recibió ahora un daño irreparable al igual que muchos otros barcos alemanes. Sin embargo, a las 7:15 PM, para provocar una diversión y ganar tiempo, Scheer ordenó avanzar a sus cruceros de batalla y destructores para inmolarse virtualmente en una carga en masa contra los barcos británicos.
Esta fue la crisis de la Batalla de Jutlandia. Al avanzar los cruceros de batalla y los destructores alemanes a toda máquina, los acorazados alemanes de la retaguardia quedaron confundidos y se desorganizaron al tratar de ejecutar su giro en redondo. Si Jellicoe hubiera ordenado avanzar a la Gran Flota a través de la pantalla de cruceros alemanes que cargaban en ese momento, el sino de la Flota Alemana de Alta Mar habría quedado sellado. Sin embargo, temiendo y sobreestimando el peligro de los ataques con torpedos de los destructores que se acercaban, ordenó a su flota que girara en redondo, y las dos líneas de buques de guerra se separaron a una velocidad de más de 20 nudos. No volvieron a encontrarse y cuando cayó la oscuridad, Jellicoe no podía estar seguro de la ruta de retirada alemana. Sobre las 3:00 AM del 1 de Junio los alemanes habían conseguido librarse de sus perseguidores.
Los británicos sostuvieron mayores pérdidas que los alemanes en barcos y vidas. En total, los británicos perdieron tres cruceros de batalla, tres cruceros, ocho destructores, y 6,274 marinos y oficiales en la Batalla de Jutlandia. Los alemanes perdieron un acorazado, un crucero de batalla, cuatro cruceros ligeros, cinco destructores y 2,545 marinos y oficiales. Las pérdidas infligidas a los británicos, sin embargo, no fueron suficientes para afectar la superioridad numérica de su flota sobre la alemana en el Mar del Norte, donde su dominio permaneció prácticamente sin cambios durante el curso de la guerra. A partir de entonces, la Flota Alemana de Alta Mar prefirió no aventurarse fuera de la seguridad de sus puertos.
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