1º Guerra mundial ( 2 / 2 )


El Frente Oriental, 1916

Con la esperanza de desviar la potencia alemana del ataque a Verdún en el Frente Occidental, los rusos galante pero prematuramente abrieron una ofensiva al norte y al sur del Lago Naroch (Narocz, al este de Vilna) el 18 de Marzo de 1916, continuándola hasta el 27 de Marzo, aunque ganaron muy poco terreno a un gran coste y sólo por poco tiempo. Regresando para organizar los preparativos para una mayor ofensiva en Julio. Se planeó que el ataque principal lo llevaría a cabo el grupo central de ejércitos de A.E. Evert, ayudado por un movimiento hacia el interior del ejército de A.N. Kuropatkin en el sector norte del frente. Pero al mismo tiempo, el grupo de ejército de A.A. Brusilov al sudoeste fue autorizado a efectuar un supuesto ataque de diversión en sus propios sectores. Lo que en realidad ocurrió fue que el ataque de Brusilov se convirtió con mucho en la operación más importante de la ofensiva.

Sorprendida por la ofensiva de los austriacos de Asiago en Mayo, Italia rápidamente pidió a los rusos que iniciaran una acción que retirar los refuerzos del enemigo lejos de los frentes italianos y los rusos respondieron adelantando de nuevo su calendario. Brusilov se comprometió a comenzar su ataque el 4 de Junio, en el entendimiento de que Evert lanzaría el suyo 10 días después.

De esta forma comenzó en el Frente Oriental una ofensiva que iba a ser el último esfuerzo militar realmente efectivo de la Rusia Imperial. Popularmente conocida como la ofensiva de Brusilov, tuvo un éxito inicial tan asombroso que los aliados creyeron revivir sus sueños acerca de la irresistible "apisonadora" rusa. En lugar de esto, su última consecuencia fue dar la campanada de muerte de la monarquía. Los cuatro ejércitos de Brusilov a lo largo de un frente muy ancho, con Lutsk en su extremo norte, Tarnopol y Buchach (Buczacz) en el sector central y Czernowitz en el extremo sur. Habiendo atacado primero en los sectores de Tarnopol y Czernowitz el 4 de Junio, Brusilov cogió del todo por sorpresa a los austriacos cuando lanzó el ejército de A.M. Kaledin hacia Lutsk el 5 de Junio: las defensas se desmoronaron por completo y los atacantes se abrieron paso entre dos ejércitos austriacos. Tal como se desarrolló la ofensiva, los rusos tuvieron el mismo éxito en el sector de Buchach y en su ataque a Bukovina, que culminó con la captura de Czernowitz. El 20 de Junio, las fuerzas de Brusilov habían capturado 200,000 prisioneros.

Evert y Kuropatkin, sin embargo, en vez de atacar de acuerdo con el plan, encontraron excusas para demorarse. El jefe del Estado Mayor ruso, M.V. Alekseyev, intentó enviar las reservas de esta inmóvil pareja a Brusilov, pero las comunicaciones laterales rusas eran tan pobres que los alemanes tuvieron tiempo de reforzar a los austriacos antes que Brusilov fuera lo suficientemente fuerte como para sacar el máximo partido a su victoria. Aunque sus fuerzas avanzaron en Bukovina tan lejos como hasta los Montes Cárpatos, un contraataque de los alemanes de Alexander von Linsingen en el sector de Lutsk detuvo el avance ruso en un punto decisivo. En Julio se lanzaron más ataques desde el centro del frente de Brusilov; pero para primeros de Septiembre la oportunidad de explotar la victoria del verano se había perdido. Brusilov había expulsado a los austriacos de Bukovina y de la mayor parte del este de Galitzia habiéndoles infligido enormes pérdidas en hombres y material, pero al hacerlo había mermado a los ejércitos rusos en casi 1,000,000 de hombres. (Una gran parte de este número consistía en desertores o prisioneros). Esta pérdida minó seriamente la moral y la potencia material de Rusia. La ofensiva de Brusilov tuvo también resultados indirectos de gran consecuencia. En primer lugar, obligó a los alemanes a retirar como mínimo siete divisiones del Frente Occidental, donde ninguna estaba de sobra en las batallas de Verdún y del Somme. En Segundo lugar, aceleró la desafortunada entrada de Rumania en la guerra.

Sin atender el atraso militar de Rumania, el gobierno rumano de Ionel Bratianu declaró la guerra contra Austria-Hungría el 27 de Agosto de 1916. Al entrar en la guerra, Rumania sucumbió a las ofertas de los Aliados de ganar territorios a costa de Austro-Hungría y en la creencia de que las Potencias Centrales estarían mucho más preocupadas con otros frentes como para montar ninguna respuesta seria a la ofensiva rumana. Unas 12 de las 23 divisiones rumanas, en tres columnas, comenzaron el 28 de Agosto un lento avance al oeste a través de Transilvania, donde al principio sólo había cinco divisiones austrohúngaras que se les opusieran.

La respuesta de las Potencias Centrales fue más rápida que el avance de la invasión: Alemania, Turquía y Bulgaria declararon la guerra contra Rumania el 28 de Agosto, el 30 de Agosto y el 1 de Septiembre, respectivamente; y Falkenhayn tenía ya planes preparados. Aunque el fracaso del conjunto de su programa para el año condujo a que fuera reemplazado por Hindenburg como Jefe del Estado Mayor alemán el 29 de Agosto, la recomendación de Falkenhayn de que Mackensen debía dirigir un ataque búlgaro al sur de Rumania fue aprobada; y el mismo Falkenhayn marchó a dirigir el frente Transilvano, para el que cinco divisiones alemanas así como dos divisiones austriacas más se encontraban disponibles como refuerzos.

Las fuerzas de Mackensen desde Bulgaria tomaron al asalto la cabeza de puente del Turtucaia (Tutrakan) en el Danubio al sudeste de Bucarest el 5 de Septiembre. Su consecuente avance al este hacia el Dobruja provocó que los rumanos enviaran sus reservas a ese sector en lugar de reforzar su empresa Transilvana, que, por tanto, tuvo que detenerse. Falkenhayn atacó pronto: primero en el extremo sur de un frente de más de 360 Kms., donde arrojó a una de las columnas rumanas de vuelta al paso Roter Turm (Turnu Rosu), luego en el centro, donde para el 9 de Octubre había derrotado otra columna en Kronstadt (Brasov). Durante un mes, sin embargo, los rumanos aguantaron los embates de Falkenhayn para echarles de los pasos Vulcan y Szurduk (Surduc) hacia Valaquia. Pero justo antes que las nieves invernales bloquearan los pasos, los alemanes los tomaron y avanzaron al sur hacia Tîrgu Jiu, donde ganaron otra victoria. Entonces Mackensen, que había girado al oeste desde Dobruja, cruzó el Danubio cerca de Bucarest, donde convergieron su ejército y el de Falkenhayn. Bucarest cayó el 6 de Diciembre, y el ejército rumano, una fuerza inutilizada, sólo podía retroceder al noreste hacia Moldavia, donde tuvo el apoyo tardío de tropas rusas. Las Potencias Centrales tenían acceso a los campos de trigo y los pozos de petróleo de Rumania y los rusos tenían unos 550 Kms. más de frente que defender.

La estrategia alemana y la Guerra submarina, 1916-Enero 1917

Ambos, el Almirante Scheer y el General Falkenhayn dudaban que los submarinos alemanes pudieran dañar decisivamente a Gran Bretaña mientras su guerra estuviera restringida por deferencia a las protestas de los Estados Unidos; y, tras una tentativa de reabrir la campaña submarina el 4 de Febrero de 1916, las autoridades navales alemanas dieron permiso a los U-boats en Marzo para hundir sin aviso cualquier barco excepto los navíos de pasajeros. Los estadistas civiles, que, sin embargo prestaban atención a los avisos de sus diplomáticos acerca de la opinión de los Estados Unidos, pronto pudieron prevalecer sobre los generales y los almirantes: el 4 de Mayo el alcance de la campaña submarina volvió a ser severamente restringido.

La controversia entre los estadistas y los abogados de la guerra sin restricciones no murió del todo. Hindenburg, Jefe del Estado Mayor desde el 29 de Agosto, tenía a Ludendorff como su general de brigada, y Ludendorff rápidamente dio su apoyo a la opinión del Jefe del Estado Mayor del Almirantazgo, Henning von Holtzendorff, en sus argumentos contra el Canciller alemán, Theobald von Bethmann Hollweg, y el Ministro de Asuntos Exteriores, Gottlieb von Jagow. Mientras Bethmann y otros estadistas confiaban en una paz negociada (véase más abajo), Hindenburg y Ludendorff estaban empeñados en una victoria militar. El bloqueo naval británico, sin embargo, amenazaba con rendir a Alemania por hambre antes de que pudiera conseguir su victoria militar y pronto Hindenburg y Ludendorff se salieron con la suya: se decidió que, desde el 1 de Febrero de 1917, la guerra submarina quedaría sin restricciones lo que se hizo saber públicamente.

Movimientos por la Paz y la política de Estados Unidos en Febrero de 1917

Hubo pocos esfuerzos por parte de las Potencias Centrales o de las Aliadas para llegar a una paz negociada en los dos primeros años de guerra. Hacia 1916 los más prometedores signos para la paz parecían existir sólo en las intenciones de dos estadistas en el poder: el Canciller alemán Bethmann y el Presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson. Wilson, habiendo proclamado la neutralidad de los Estados Unidos en Agosto de 1914, se esforzó por mantenerla durante los dos años siguientes. A principios de 1916 envió a su confidente, el Coronel Edward M. House, para sondear a Londres y París sobre la posibilidad de que los Estados Unidos mediara entre los beligerantes. Las conversaciones de House con el Secretario Británico de Asuntos Exteriores, Sir Edward Grey, dio como resultado el Memorándum House-Grey (22 de Febrero de 1916), donde se estipulaba que los Estados Unidos podían entrar en guerra si Alemania rechazaba la mediación de Wilson pero Gran Bretaña se reservaba el derecho de iniciar la acción mediatoria de Estados Unidos. A mediados de 1916, la inminente cercanía de las elecciones presidenciales en Estados Unidos obligaron a Wilson a suspender sus movimientos por la paz.

Mientras tanto, en Alemania, Bethmann había tenido éxito, con dificultades, en posponer la declaración de la guerra submarina sin restricciones. Wilson, aunque fue reelegido presidente el 7 de Noviembre de 1916, dejó pasar otro mes sin hacer nada por la paz, periodo en el que la victoria alemana sobre Rumania estaba teniendo lugar. Así, mientras Bethmann perdía la paciencia esperando que Wilson actuara, los líderes militares alemanes llegaron momentáneamente a creer que Alemania, desde una posición de fuerza, podía ahora proponer una paz aceptable para ellos mismos. Habiéndose visto obligado a acordar con los militaristas que, si sus propuestas eran rechazadas por los Aliados, se resumiría la guerra submarina sin restricciones, se permitió a Bethmann que anunciara, el 12 de Diciembre, los términos de una oferta de paz alemana, términos, sin embargo, que militarmente eran de tal repercusión que impedían su aceptación por parte de los Aliados. El principal obstáculo era la insistencia de Alemania sobre su anexión de Bélgica y del territorio ocupado del noreste de Francia.

El 18 de Diciembre de 1916, Wilson invitó a ambos bandos beligerantes a declarar sus "objetivos bélicos". Los Aliados fueron secretamente animados por el Secretario de Estado norteamericano a ofrecer unos términos demasiado radicales para que los alemanes pudieran aceptarlos; y los alemanes, sospechando de la connivencia entre Wilson y los Aliados, accedieron en principio a abrir las negociaciones pero dejaron su declaración del 12 de Diciembre prácticamente invariable y decidieron privadamente que Wilson no debería participar en ninguna futura negociación que él ocasionara. A mediados de Enero de 1917 habían concluido las aperturas de Diciembre.

Extrañamente, el siguiente llamamiento de Wilson, un discurso del 22 de Enero de 1917, predicando por la conciliación internacional y una "paz sin victoria", provocó una respuesta confidencial de los británicos expresando su buena disposición para aceptar su mediación. En el campo opuesto, Austria-Hungría igualmente habría escuchado de buena gana propuestas de paz, pero Alemania ya había decidido, el 9 de Enero, declarar la guerra submarina sin restricciones. El mensaje de Bethmann reafirmando los términos de paz de Alemania e invitando a Wilson a perseverar en sus esfuerzos fue entregado el 31 de Enero pero fue paradójicamente acompañado por el anuncio de que la guerra submarina sin restricciones comenzaría al día siguiente.

Wilson rompió las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Alemania el 3 de Febrero de 1917, y pidió al Congreso, el 26 de Febrero, poder para armar los buques mercantes y tomar cualquier medida necesaria para proteger el comercio de Estados Unidos. Pero la opinión pública aún no estaba lista para la guerra, y los alemanes sabiamente se abstuvieron de atacar a buques norteamericanos. Lo que cambió la tendencia del sentimiento público fue la publicación del Telegrama de Zimmermann . Arthur Zimmermann había sucedido a Jagow como Secretario de Estado Alemán para Asuntos Exteriores en Noviembre de 1916; en ese mismo mes el presidente de México, Venustiano Carranza, cuyas relaciones con los Estados Unidos habían sido críticas desde Marzo, había virtualmente ofrecido bases en la costa de México a los alemanes para sus submarinos. El 16 de Enero de 1917 Zimmermann envió un telegrama codificado a su embajador en México instruyéndole para que propusiera al gobierno Mexicano que, si los Estados Unidos entraban en guerra contra Alemania, México se convertiría en aliado de Alemania con vistas a recuperar Texas, Nuevo México y Arizona de los Estados Unidos. Interceptado y decodificado por la Inteligencia del Almirantazgo Británico, este mensaje fue comunicado a Wilson el 24 de Febrero. Fue publicado en la prensa estadounidense el 1 de Marzo, e inmediatamente hizo estallar en toda la nación la petición de guerra contra Alemania.

El Frente Occidental, Enero-Mayo 1917

Los Aliados occidentales tenían buenas razones para estar profundamente descontentos con los pobres resultados de sus empresas durante 1916. Este descontento se significó por dos cambios importantes que se hicieron a fines de año. En Gran Bretaña, el gobierno de H. H. Asquith, que ya era una coalición en Mayo de 1915, fue reemplazado en Diciembre de 1916 por una coalición bajo David Lloyd George; ese mismo mes, en Francia, el puesto de Comandante en Jefe del Ejército fue transferido de Joffre al General R.-G. Nivelle. En lo que respecta a la situación militar, la potencia del Ejército Británico en el Frente Occidental había crecido hasta cerca de 1,200,000 hombres y seguía aumentando. La del Ejército Francés se había incrementado con la incorporación de tropas coloniales hasta unos 2,600,000, así que, incluyendo a los belgas, los Aliados disponían de unos 3,900,000 hombres contra 2,500,000 de alemanes. Para los Aliados, estas cifras sugerían una ofensiva por su parte. Nivelle, quien debía su designación al contraste entre los brillantes éxitos de sus recientes contraataques en Verdún y los pobres resultados de la estrategia de desgaste de Joffre, estaba profundamente imbuido con el optimismo del que la experiencia había curado ahora a Joffre. Tenía también ideas de gloria nacional y, de esta manera, modificó los planes hechos por Joffre de forma que se asignara al Ejército Francés el papel determinante en la ofensiva que, se calculaba, debía decidir el resultado en el Frente Occidental en 1917. El plan de Nivelle en su fase final era que los británicos debían lanzar ataques preparatorios no sólo al norte del yermo de los viejos campos de batalla del Somme sino también al sur de ellos (en el sector que antes sostuvieron las tropas francesas); que estos ataques preparatorios debían atraer las reservas alemanas; y, por último, que los franceses debían lanzar la gran ofensiva en la Champagne (habiendo reforzado sus fuerzas en ese sector con nuevas tropas de las colonias ultramarinas y con las transferidas desde el Somme). Las tácticas que Nivelle planeaba usar estaban basadas en las que había empleado con tanto éxito en Verdún. Pero colocó un exceso de confianza optimista en su teoría de combinar "gran violencia con gran masa", que básicamente consistía en bombardeos intensos de artillería seguidos de masivos ataques frontales.

Mientras, Ludendorff había previsto la renovación de la ofensiva aliada en el Somme, y aprovechó el tiempo para frustrar los planes de Nivelle y reforzar el frente alemán de dos formas diferentes. En primer lugar, las hasta ahora poco profundas defensas en la Champagne fueron reforzadas a mediados de Febrero con una tercera línea, fuera del campo de tiro de la artillería francesa. En Segundo lugar, Ludendorff decidió anticiparse al ataque retrocediendo hasta una nueva e inmensamente fuerte línea de defensa. Esta nueva línea, llamada Siegfriedstellung, o "Línea Hindenburg", fue rápidamente construida a lo largo de la base del gran saliente formado por las líneas alemanas entre Arras y Reims. Desde la posición alemana al este de Arrás, la línea iba al sudeste y al sur, pasando al oeste de Cambrai y Saint-Quentin para volver a juntarse con la antigua línea alemana en Anizy (entre Soissons y Laon). Tras un retroceso preliminar el 23 de Febrero, el 16 de Marzo se llevó a cabo rápida y uniformemente un retroceso masivo de todas las tropas alemanas desde las protuberancias más occidentales del gran saliente hasta la nueva y más corta línea. Las principales ciudades dentro de las zonas evacuadas por los alemanes (p.ej., Bapaume, Péronne, Roye, Noyon, Chauny y Coucy) fueron abandonadas a los Aliados, pero el área quedó como un desierto, con carreteras minadas, los árboles talados, los pozos contaminados y las casas demolidas, las ruinas sembradas de trampas explosivas.

Esta misteriosa e inesperada retirada alemana dio al traste con el plan de Nivelle, pero, impertérrito ante los avisos de todos los cuarteles de que la situación había cambiado, Nivelle insistió en continuar con él. La Batalla de Arrás, con la que los británicos comenzaron la ofensiva el 9 de Abril de 1917, empezó bastante bien para los atacantes, gracias a los tremendamente mejorados métodos de artillería y a un nuevo obús de gas venenoso que paralizó a la artillería enemiga. La Cadena del Vimy, al extremo norte de un frente de batalla de 27 Kms., cayó ante los canadienses, pero la explotación de este éxito se frustró por la congestión de tráfico en la retaguardia británica, y, aunque se continuó el ataque hasta el 5 de Mayo, la tremenda resistencia alemana previno que se explotaran los avances hechos en los cinco primeros días.

La propia ofensiva de Nivelle en la Champagne, lanzada el 16 de Abril en el frente del Aisne desde Vailly al este hacia Craonne y Reims, probó ser un fracaso. Las tropas atacantes fueron atrapadas en una red de fuego de ametralladoras y, al oscurecer, los franceses habían avanzado casi 600 metros de los más de 10 Kms. anticipados en el programa de Nivelle. Sólo en los flancos se consiguió un progreso apreciable. Los resultados se compararon favorablemente con las ofensivas de Joffre, ya que fueron hechos 28,000 prisioneros alemanes a costa de algo menos de 120,000 bajas. Pero el efecto sobre la moral francesa fue peor, a causa de que las fantásticas predicciones de Nivelle sobre el éxito de la ofensiva eran mucho más conocidas que nunca lo fueron las de Joffre. Con el colapso del plan de Nivelle, su suerte quedó enterrada en las ruinas, y, tras un poco de retraso para salvar la cara, fue reemplazado como Comandante en Jefe por Pétain el 15 de Mayo de 1917.

Este cambio se hizo demasiado tarde para impedir una secuela más perjudicial, ya que a finales de Abril se desató un motín entre la infantería francesa y se extendió hasta afectar a 16 cuerpos de ejército franceses. Las autoridades escogieron atribuirlo a la propaganda sediciosa, pero los conatos de motín siempre ocurrían cuando las exhaustas tropas eran ordenadas de nuevo a formar líneas para atacar, y hacían destacar sus quejas mediante gritos tan significativos como: "Defenderemos las trincheras, pero no atacaremos." Pétain restauró la tranquilidad satisfaciendo estas quejas de las tropas; su reputación de juicio sensato restableció la confianza de las tropas en sus líderes, y dejó claro que en el futuro evitaría los ataques imprudentes sobre las líneas alemanas. Pero la potencia militar de Francia nunca se recuperaría por completo durante la guerra.

Pétain insistía que la única estrategia racional era mantenerse a la defensiva hasta que nuevos factores hicieran cambiar las condiciones lo suficiente como para justificar el tomar la ofensiva con una razonable esperanza de éxito. Su continuo consejo era: "Tenemos que esperar a los Americanos y los tanques". Tanques que ahora estaban siendo construidos tardíamente en enormes cantidades, y su énfasis por ellos demostraba un temprano reconocimiento de que la guerra de las máquinas había reemplazado a la guerra de los ataques masivos de infantería.

La entrada de Estados Unidos en la guerra

Tras la ruptura de relaciones diplomáticas con Alemania el 3 de Febrero de 1917, los acontecimientos empujaban a los Estados Unidos inexorablemente por el camino de la guerra. Usando su autoridad como comandante en jefe, Wilson ordenó el 9 de Marzo que se armara a los buques mercantes americanos para que pudieran defenderse de los ataques de los U-boats. Los submarinos alemanes hundieron tres barcos mercantes americanos del 16 al 18 de Marzo con graves pérdidas de vidas. Apoyado por su Gabinete, por la mayoría de los periódicos y por un gran segmento de la opinión pública, Wilson tomó la decisión el 20 de Marzo de que los Estados Unidos declararan la guerra a Alemania y el 21 de Marzo pidió al Congreso que se reuniera en una sesión especial el 2 de Abril, donde pronunció un resonante mensaje de guerra, siendo aprobada la resolución de guerra por el Senado el 3 de Abril y el 6 por la Casa de Representantes. La declaración presidencial de Guerra siguió inmediatamente.

La entrada de los Estados Unidos fue el punto crucial de la guerra, ya que hacía posible la eventual derrota de Alemania. Estaba previsto en 1916 que si los Estados Unidos entraban en la guerra, el esfuerzo militar de los Aliados estaría apoyado por los suministros norteamericanos y por enormes extensiones de crédito. Estas expectativas se cumplieron amplia y decisivamente. La producción de armamento de los Estados Unidos debía satisfacer no sólo sus propias necesidades sino también las de Francia y Gran Bretaña. En este sentido, sólo la contribución económica Americana fue decisiva. Hacia primeros de Abril de 1917, los Aliados habían agotado sus medios de pago de suministros esenciales de los Estados Unidos, y se hace difícil ver como podían haber mantenido los Aliados el esfuerzo de guerra si los Estados Unidos hubieran permanecido neutrales. Los préstamos Americanos a los Aliados por valor de $7,000,000,000 entre 1917 y el final de la guerra mantuvieron el flujo de armas y alimentos norteamericanos a través del Atlántico.

La contribución militar americana fue tan importante como la económica. El servicio militar obligatorio se introdujo por el Acta de Servicio Selectivo del 18 de Mayo de 1917, pero se necesitaban muchos meses para levantar, entrenar y enviar a Europa una fuerza expedicionaria. Sólo había 85,000 tropas de Estados Unidos en Francia cuando los alemanes lanzaron su última gran ofensiva en Marzo de 1918; pero sumaban ya el 1,200,000 para el siguiente mes de Septiembre. El comandante norteamericano en Europa era el General John J. Pershing.

La Marina de Estados Unidos era la segunda mayor del mundo cuando América entró en guerra en 1917. La Marina abandonó pronto sus planes para la construcción de acorazados y en su lugar se concentró en la construcción de destructores y caza submarinos tan desesperadamente necesarios para proteger a los barcos Aliados de los U-boats. Hacia Julio de 1917 ya había 35 destructores norteamericanos estacionados en Queenstown (Cobh) en la costa de Irlanda, suficientes para apoyar a los destructores británicos en un sistema de convoyes trasatlánticos realmente efectivo. Para el final de la guerra había más de 380 navíos norteamericanos estacionados en ultramar.

La declaración de guerra de Estados Unidos sirvió de ejemplo para otros estados del Hemisferio Occidental. Cuba, Panamá, Haití, Brasil, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, y Honduras estaban todos en guerra contra Alemania a fines de Julio de 1918, mientras que la República Dominicana, Perú, Uruguay y Ecuador se contentaron con la ruptura de relaciones.

Las revoluciones rusas y el Frente Oriental, Marzo 1917-Marzo 1918

La Revolución Rusa de Marzo (Febrero, como se decía antes) de 1917 puso fin a la monarquía autocrática de la Rusia Imperial reemplazándola con un gobierno provisional. Pero la autoridad de este último fue enseguida impugnada por los soviets, o "concejos de diputados de los obreros y de los soldados", que reclamaban representar a las masas populares y ser los verdaderos directores de la revolución. La Revolución de Marzo fue un hecho de una tremenda magnitud. Militarmente pareció ser un desastre para los Aliados Occidentales y para las Potencias Centrales una oportunidad de oro. El Ejército Ruso permanecía en el campo de batalla contra las Potencias Centrales, pero su espíritu estaba roto, y el pueblo ruso estaba absolutamente cansado de una Guerra que el régimen imperial había emprendido por sus propias razones sin estar moralmente o materialmente preparado para ella. El Ejército Ruso había estado mal armado, escasamente suministrado, mal entrenado y peor dirigido y había sufrido una larga serie de derrotas. La propaganda de los soviets, incluyendo la famosa Orden No. 1 del Soviet de Petrogrado (14 de Marzo de 1917), que apelaba a que los comités de soldados y marineros tomaran el control de las armas de sus unidades e ignoraran cualquier oposición de sus oficiales, sirvió para subvertir lo que quedaba de disciplina en unas tropas que ya estaban profundamente desmoralizadas.

Pero los líderes del gobierno provisional previeron que una Victoria alemana en la guerra sería un mal presagio para el futuro de Rusia, siendo además conscientes de las obligaciones de su nación hacia los Aliados occidentales. A.F. Kerensky, ministro de la guerra desde Mayo de 1917, creyó que una victoriosa ofensiva reforzaría la autoridad del nuevo gobierno, además de aliviar la presión en el Frente Occidental. La ofensiva, que lanzó el General L.G. Kornilov contra los austriacos en el este de Galitzia el 1 de Julio de 1917, acabó, sin embargo, detenida de pronto por refuerzos alemanes tras 10 días de espectaculares avances, y acabó volviéndose una derrota catastrófica en las siguientes tres semanas. Para Octubre el avance de los alemanes había ganado el control de la mayor parte de Latvia y de las cercanías del Golfo de Finlandia.

Mientras, la anarquía se extendía por toda Rusia. Los numerosos pueblos no-rusos del antiguo imperio reclamaban uno tras otro la autonomía o la independencia de Rusia, bien espontáneamente o movidos por la ocupación de los alemanes de sus países. Finlandeses, Estonios, Latvios, Lituanos y Polacos estaban todos, a fines de 1917, en varios grados de disidencia de la que iban a emerger los estados independientes del período de posguerra; al mismo tiempo, Ucranianos, Georgianos, Armenios y Azerbaijanos no eran menos activos en sus propios movimientos nacionalistas.

La autoridad e influencia del gobierno provisional se estaban desvaneciendo rápidamente en Rusia propiamente dicha durante el final del verano y el otoño de 1917. La Revolución Bolchevique de Noviembre de 1917 (Octubre, como se decía antes) derrocó al gobierno provisional y le dio el poder a los Bolcheviques Marxistas bajo el liderazgo de Vladimir I. Lenin. La Revolución Bolchevique supuso el fin de la participación de Rusia en la guerras. El decreto de Lenin sobre la tierra del 8 de Noviembre, minó el Frente Oriental provocando el retorno apresurado de los soldados ansiosos de beneficiarse de la expropiación de sus antiguos terratenientes. De la misma forma, el 8 de Noviembre, Lenin emitió su decreto de la paz, que ofrecía negociaciones a todos los beligerantes pero imposibilitaba las anexiones e indemnizaciones y estipulaba el derecho a la auto-determinación de todos los pueblos interesados. Por último, el 26 de Noviembre, el nuevo gobierno Bolchevique ordenó unilateralmente el cese de hostilidades contra las Potencias Centrales y contra Turquía.

El 15 de Diciembre de 1917 se firmó un armisticio entre la Rusia de Lenin y las Potencias Centrales en Brest-Litovsk. Las consiguientes negociaciones de paz fueron complicadas: por un lado, Alemania, que quería la paz en el este y ser libre para transferir las tropas de allí al Frente Occidental, pero que también le interesaba explotar el principio de auto-determinación a fin de transferir tanto territorio de la Rusia revolucionaria como fuera posible dentro de su propia órbita segura. De la otra parte, los Bolcheviques querían paz para ser libres de consolidar su régimen en el este con vistas a poder extenderlo hacia el oeste tan pronto como fuera el momento oportuno. Cuando los alemanes, a pesar del armisticio, invadieron Ucrania para cooperar con los nacionalistas ucranianos contra los Bolcheviques de allí y más aún, cuando continuaron su avance en los países Bálticos y en Bielorrusia, Lenin rechazó la política provisional de su colega León Trotsky ("ni paz ni guerra") y aceptó los términos de Alemania para poder salvar la Revolución Bolchevique. Por el Tratado de Brest-Litovsk (3 de Marzo de 1918), la Rusia Soviética reconocía a Finlandia y a Ucrania como independientes; renunciaba al control sobre Estonia, Latvia, Lituania, Polonia y la mayor parte de Bielorrusia; y cedía Kars, Ardan y Batumi a Turquía.

Los asuntos griegos

La actitud de Grecia hacia la guerra fue incierta durante mucho tiempo: mientras el Rey Constantino I y el Estado Mayor estaban por la neutralidad, Eleuthérios Venizélos, líder del Partido Liberal, favorecía la causa de los Aliados. Como Primer Ministro desde 1910, Venizélos quería que Grecia participara en la empresa de los Aliados en los Dardanelos contra Turquía en 1915, pero sus argumentos fueron rechazados por el Estado Mayor. Los Aliados ocuparon Lemnos y Lesbos sin importarles la neutralidad griega. Constantino cesó a Venizélos dos veces en 1915, pero Venizélos todavía dominaba la mayoría del Parlamento. La ocupación de la Macedonia Griega por los búlgaros en el verano de 1916 provocó otra crisis política. Venizélos partió de Atenas hacia Creta a finales de Septiembre, organizó su propio gobierno allí y a primeros de Octubre lo trasladó a Salónica. El 27 de Noviembre declaraba la guerra a Alemania y a Bulgaria. Finalmente, los Aliados, el 11 de Junio de 1917, derrocaron al Rey Constantino. Venizélos volvió entonces a Atenas para encabezar un gobierno griego reunificado, que el 27 de Junio declaraba la guerra a las Potencias Centrales.

Caporetto

En el frente Italiano, la 10ª Batalla del Isonzo de Cadorna en Mayo-Junio de 1917 ganó muy poco terreno; pero su 11ª, del 17 de Agosto al 12 de Septiembre, durante la cual el 2º Ejército del General Luigi Capello capturó bastante de la Llanura de Bainsizza (Banjska Planota), al norte de Gorizia, llevó hasta el límite la resistencia de los austriacos. Para impedir un colapso de Austria, Ludendorff decidió que los Austriacos deberían tomar la ofensiva contra Italia y que el podría, con dificultades, prestarles para ese propósito seis divisiones alemanas.

La ofensiva estuvo audazmente planeada, muy bien organizada y muy bien ejecutada. Mientras dos ejércitos austriacos, bajo el General Svetozar Borojevic von Bojna, atacaron el extremo este del saliente Veneciano de los Italianos en la Llanura Bainsizza y en el terreno bajo cerca de las playas del Adriático, el 14º Ejército Alemán, comprendiendo seis divisiones alemanas y nueve austriacas bajo Otto von Below, con Konrad Krafft von Dellmensingen como su jefe de estado mayor, el 24 de Octubre de 1917, comenzó a abrirse paso a través de la barrera de los Alpes Julianos en el rincón noreste del saliente Veneciano, con Caporetto aproximadamente frente al punto medio de la línea. Los Italianos, completamente sorprendidos por este ataque, que amenazaba a la vez sus fuerzas del norte y del sur, retrocedieron en confusión: la vanguardia de Below el 28 de Octubre alcanzó Udine, el antiguo emplazamiento del cuartel general italiano, y el 31 de Octubre estaba en el Río Tagliamento. El éxito de Below excedió bastante las esperanzas de los planificadores de la ofensiva, y los alemanes no pudieron explotar su veloz avance tan efectivamente como habrían deseado. Cadorna, con su centro destrozado, se las arregló para salvar las alas de su ejército gracias a una precipitada retirada y fue capaz, el 9 de Noviembre, de reunir las 300,000 tropas que le quedaban detrás del Río Piave, al norte de Venecia. Los Italianos habían sostenido alrededor de 500,000 bajas, y 250,000 más habían sido hechos prisioneros. El General Armando Diaz fue entonces nombrado Comandante en Jefe en lugar de Cadorna. Los Italianos se las arreglaron para mantener el frente del Piave contra los asaltos directos y contra los intentos de pasar su flanco izquierdo por un avance desde el Trentino. Los Italianos fueron ayudados en su defensa por refuerzos británicos y franceses que se habían precipitado a Italia cuando comenzó el colapso. En Noviembre se celebró en Rapallo una conferencia de los líderes militares y políticos de los Aliados, y de esta conferencia surgió el Consejo Supremo Conjunto de la Guerra en Versalles, y por último un mando militar unificado.

Mesopotamia, verano 1916-invierno 1917

Las fuerzas británicas de Mesopotamia, desatendidas hasta ahora y desanimadas por el desastre de Al-Kut (véase más arriba Mesopotamia, 1914-Abril 1916), recibieron mejor atención de Londres en la segunda mitad de 1916; y Sir Frederick Stanley Maude, que llegó a ser comandante en jefe en Agosto, hizo tanto para restaurar su moral que para Diciembre estaba listo para atacar y volver a capturar Al-Kut como primer paso hacia la captura de Bagdad.

Mediante una serie de movimientos por el flanco, los británicos se abrían paso gradual y metódicamente arriba del Tigris, obligando a los turcos a extender sus defensas río arriba. Cuando se libró el asalto final contra Al-Kut mediante un ataque frontal el 22 de Febrero de 1917, fuerzas británicas estaban ya cruzando el río desde la orilla oeste a la espalda de la ciudad; pero aunque Al-Kut cayó dos días después, la mayoría de la guarnición turca pudo librarse de la amenaza del cerco. Incapaz de sostener una nueva línea en el río Diyala, el comandante turco, Kâzim Karabekir, evacuó Bagdad, en la que los británicos entraron el 11 de Marzo. En Septiembre la posición británica en Bagdad estaba definitivamente asegurada con la captura de Ar-Ramadi, en el Eúfrates cerca de 110 Kms. al oeste; y a primeros de Noviembre la principal fuerza turca en Mesopotamia fue expulsada de Tikrit, en el Tigris a mitad de camino entre Bagdad y Mosul.

Maude, habiendo cambiado en menos de un año el panorama de Mesopotamia de una escena de desesperación a una de victoria, murió de cólera el 18 de Noviembre de 1917. Su sucesor al mando fue Sir William Marshall.

Palestina, otoño 1917

Habiendo asumido el mando de Egipto (véase más arriba Las fronteras egipcias, 1915-Julio 1917), Allenby transfirió su cuartel general del Cairo al frente de Palestina y dedicó el verano de 1917 a preparar una seria ofensiva contra los turcos. En la parte turca, Falkenhayn, ahora al mando en Alepo, estaba a su vez planeando un ataque a la Península del Sinaí para el otoño, pero los británicos fueron capaces de atacar primero.

El frente turco del sur de Palestina se extendía desde Gaza, en la costa, al sudeste en Abu Hureira (Tel Haror) y de ahí a la fortaleza de Beersheba. Para disfrazar su intención real de conseguir la toma de Abu Hureira, para lo que, sin embargo, la captura de Beersheba era obviamente un requisito previo, Allenby comenzó su operación con un fuerte bombardeo de Gaza a partir del 20 de Octubre. Cuando Beersheba esta atrapada el 31 de Octubre por movimientos convergentes, se lanzó un ataque en finta sobre Gaza al día siguiente para atraer allá las reservas turcas. Entonces se lanzó el ataque principal el 6 de Noviembre, rompiendo las debilitadas defensas de Abu Hureira y penetrando en la llanura de Filistia. Falkenhayn intentó un contraataque en Beersheba, pero el colapso del centro turco necesitaba una retirada general. A mediados de Noviembre las fuerzas turcas estaban divididas en dos grupos divergentes, el puerto de Jaifa había caído y Allenby volvió su fuerza principal a la derecha para un avance por el interior sobre Jerusalén. El 9 de Diciembre los británicos ocuparon Jerusalén.

El Frente Occidental, Junio-Diciembre 1917

La decisión de Pétain de permanecer temporalmente a la defensiva tras el fracaso de Nivelle dio a Haig la oportunidad de cumplir su deseo de una ofensiva británica en Flandes. Dio el primer paso el 7 de Junio de 1917, con un ataque preparado durante mucho tiempo sobre la Cadena de Messines, al norte de Armentières, en el flanco sur de su saliente de Ypres. Este ataque llevado a cabo por el 2º Ejército del General Sir Herbert Plumer probó ser casi un completo éxito; debió mucho al efecto sorpresa de 19 enormes minas que se hicieron explotar simultáneamente después de haber sido colocadas al final de largos túneles bajo las líneas alemanas. La captura de las colinas inflamó la confianza de Haig; y, aunque el General Sir Hubert Gough, al mando del 5º Ejército, abogaba por el método de paso a paso para la ofensiva, Haig se declaró partidario del punto de vista de Plumer de que debían "echar el resto" por una pronta ruptura. Haig no prestó atención a las bien fundadas predicciones de que, desde primeros de Agosto, la lluvia convertiría el campo de Flandes en un pantano casi intransitable. Los alemanes, mientras tanto, conocían perfectamente que se preparaba una ofensiva desde el saliente de Ypres: lo llano del terreno impedían que Haig pudiera ocultar sus preparativos, y una quincena de intenso bombardeo (4,500,000 de obuses desde 3,000 cañones) sirvieron para subrayar lo obvio, sin destruir sin embargo los búnkeres de hormigón de los servidores de las ametralladoras alemanas.

Por eso, cuando comenzó la Tercera Batalla de Ypres, el 31 de Julio, sólo se consiguieron los objetivos del ala izquierda: en el crucial flanco derecho el ataque fue un fracaso. Cuatro días después, el terreno era ya un lodazal. Cuando el 16 de Agosto se resumió el ataque se ganó muy poco más, pero Haig seguía empeñado en persistir en su ofensiva.

Entre el 20 de Septiembre y el 4 de Octubre, gracias a una mejora del tiempo, la infantería pudo avanzar a posiciones despejadas por el bombardeo, pero no más lejos. Haig lanzó otro inútil ataque el 12 de Octubre, seguido por tres ataques más, apenas con más éxito, en los últimos 10 días de Octubre. Por fin, el 6 de Noviembre, cuando sus tropas avanzaron una muy corta distancia y ocuparon las ruinas de Passchendaele (Passendale), apenas a nueve kilómetros más allá del punto de inicio de su ofensiva, Haig sintió que ya se había hecho bastante. Habiendo profetizado un éxito decisivo sin "graves pérdida", perdió 325,000 hombres y no infligió un daño similar a los alemanes.

Pétain, menos pretencioso y meramente probando lo que podía hacerse con su rehabilitado Ejército Francés, tenía por lo menos tanto que demostrar como Haig. En Agosto el 2º Ejército Francés bajo el General M.-L.-A. Guillaumat luchó su última batalla de Verdún, consiguiendo recuperar lo que quedaba de lo que habían perdido a los alemanes en 1916. En Octubre, el 10º ejército del General P.-A.-M. Maistre, en la Batalla de Malmaison, tomó la cadena del Chemin des Dames, al norte del Aisne al este de Soissons, donde el frente de la Champagne se unía con el frente de la Picardía al sur de Somme.

Los británicos, al fin, cerraron la campaña del año con una operación de algún significado para el futuro. Cuando la ofensiva desde Ypres murió en el barro de Flandes, miraron de nuevo a sus tanques, de los que ahora tenían una fuerza considerable pero de la que apenas podían sacar partido en los lodazales. Un oficial del cuerpo de tanques, el Coronel J.F.C. Fuller, había ya sugerido una incursión a gran escala en el frente al sudoeste de Cambrai, donde un enjambre de tanques, sin ser anunciados por ningún bombardeo preparatorio, podía ser lanzado colina abajo contra las trincheras alemanas. Este comparativamente modesto esquema podía haber sido un éxito completo si se hubiera dejado sin cambios, pero el mando británico lo transformó: el 3º ejército de Sir Julian Byng tenía que tratar de capturar Cambrai y seguir avanzando hacia Valenciennes. El 20 de Noviembre, no obstante, se lanzó el ataque, con 324 tanques al frente de las seis divisiones de Byng. El primer asalto masivo de tanques de la historia cogió a los alemanes completamente por sorpresa, y los británicos consiguieron una penetración más profunda y a un coste menor que ninguna de sus pasadas ofensivas. Desafortunadamente, sin embargo, todas las tropas de Byng y los tanques habían sido lanzados en el primer ataque, y, ya que no fue reforzado a tiempo, el avance se detuvo unos kilómetros antes de Cambrai. Un contraataque alemán, el 30 de Noviembre, se abrió paso por el flanco sur del nuevo saliente británico y amenazaba a todo el ejército de Byng con el desastre antes de ser detenido por un nuevo contragolpe británico. Al final, tres cuartos del terreno que los británico habían ganado fue reocupado por los alemanes. Aún así, la Batalla de Cambrai probó que la combinación de tanques y sorpresa podía desbloquear la barrera de trincheras.

El Lejano Oriente

La entrada de China en la guerra en 1917 del lado de los Aliados no fue motivada por ninguna queja contra las Potencias Centrales sino por el miedo del gobierno de Pequín a que Japón, uno de los beligerantes desde 1914, pudiera monopolizar las simpatías de los Aliados y de los Estados Unidos cuando se resolvieran los asuntos del Lejano Oriente después de la guerra. Por esto, en Marzo de 1917 el gobierno de Pequín rompió sus relaciones con Alemania y, el 14 de Agosto China declaró la guerra no sólo contra Alemania, sino también contra el otro enemigo de los Aliados occidentales, Austria-Hungría. La contribución de China al esfuerzo de guerra Aliado, sin embargo, a efectos prácticos vendría a ser insignificante.

Operaciones navales, 1917-18

Ya que las previas restricciones de Alemania a su guerra submarina habían estado motivadas por el miedo de provocar la entrada de los Estados Unidos en la guerra, la declaración de guerra norteamericana de Abril de 1917 eliminó cualquier razón de que los alemanes se retractaran de su ya declarada política de guerra sin restricciones. Como consecuencia, los U-boats, que habían hundido 181 barcos en Enero, 259 en Febrero y 325 en Marzo, hundieron 430 en Abril. Los hundimientos de Abril representaban 852,000 toneladas brutas, que habría que comparar con las 600,000 que postulaban los estrategas alemanes como su objetivo mensual y con las 700,000 que los británicos en Marzo habían previsto como más pesimistas para Junio. Los alemanes habían calculado que si los barcos mercantes del mundo podían ser hundidos a un ritmo mensual de 600,000 toneladas, los Aliados, no pudiendo construir nuevos barcos mercantes con la suficiente rapidez como para reemplazar los que perdían, no podrían continuar con la guerra más de cinco meses. Al mismo tiempo, los alemanes, que tenían 111 U-boats operativos cuando comenzó la campaña sin restricciones, se habían embarcado en un amplio programa de construcción que, cuando sopesado contra sus pérdidas normales de uno o dos U-boats al mes, prometían un substancial incremento neto en el número de U-boats. Durante Abril, uno de cada cuatro de los barcos mercantes que partían de los puertos británicos estaba destinado a ser hundido y a finales de Mayo la capacidad de embarque disponible para transportar los suministros vitales de alimentos y municiones a Gran Bretaña se habían reducido a sólo 6,000,000 toneladas.

El total de Abril, sin embargo, probó ser una cifra extrema, principalmente porque los Aliados por fin adoptaron el sistema de convoy para la protección de los barcos mercantes. Anteriormente, un barco destinado a uno de los puertos de los Aliados había partido por sí mismo tan pronto como estaba cargado. Así el mar estaba lleno de solos y desprotegidos barcos mercantes, y un U-boat podía atacar varios blancos que entraran en su campo de acción durante el trascurso de un crucero. El sistema de convoy solucionó esto manteniendo grupos de barcos mercantes navegando dentro de un anillo protector de destructores y otros escoltas. Logísticamente era posible y económicamente valía la pena proporcionar este tipo de escolta para un grupo de barcos. Más aún, la combinación de convoy y escolta obligaría al U-boat a arriesgarse a la posibilidad de un contraataque para poder hundir los barcos mercantes, y esto daba a los Aliados la esperanza de reducir el número de U-boats. A pesar de lo manifiestos y al parecer contundentes beneficios del sistema de convoy, la idea era una novedad y, como cualquier sistema que no se ha probado, encontró una poderosa oposición por parte de los militares. Sólo fue que enfrentados a la extrema necesidad y bajo una gran presión de Lloyd George se probó el sistema, más o menos como un último recurso.

El primer convoy partió de Gibraltar hacia Gran Bretaña el 10 de Mayo de 1917; el primero desde los Estados Unidos partió a fines de Mayo; los barcos que usaban el Atlántico Sur partieron en convoy a partir del 22 de Julio. Durante los últimos meses de 1917 el uso de convoyes causó una caída abrupta de los hundimientos por U-boats: 500,500 toneladas en Mayo, 300,200 en Septiembre y sólo alrededor de 200,600 en Noviembre. El sistema de convoy fue tan rápidamente justificado que en Agosto se había extendido a todos los barcos que navegaran desde o hacia Gran Bretaña. Los alemanes pronto se dieron cuenta que los británicos habían aprendido los principios de la guerra antisubmarina y que los barcos que navegaban en convoyes reducían considerablemente las oportunidades de ser atacados.

Aparte de los convoyes, los Aliados mejoraron su tecnología antisubmarina (hidrófonos, cargas de profundidad, etc.) y ampliaron sus campos de minas. Más aún, en 1918, el Almirante Sir Roger Keyes, al mando en Dover, estableció un sistema por el que el Canal de la Mancha era patrullado por buques de superficie con reflectores, de esta forma los U-boats que quisieran pasar debían de sumergirse a profundidades donde podían chocar con las minas colocadas contra ellos. Como consecuencia, la mayoría de los U-boats renunciaron al Canal como camino hacia el Atlántico y tomaron en su lugar el camino al norte de Gran Bretaña, perdiendo de esta forma preciosas cantidades de combustible y tiempo antes de alcanzar las tremendamente transitadas vías marítimas de los accesos occidentales a Gran Bretaña. En el verano de 1918, barcos minadores norteamericanos colocaron más de 60,000 minas (13,000 de ellas británicas) en un amplio cinturón de 180 millas en le Mar del Norte entre Escocia y Noruega, obstruyendo así el único acceso de los U-boats desde Alemania hacia el Atlántico distinto al bien guardado del Canal.

El efecto acumulativo de todas estas medidas fue la contención gradual y por ultimo la derrota de la campaña de los U-boats, que ya no volvió a conseguir el éxito de Abril de 1917. Mientras los hundimientos por submarinos, después de ese mes, cayeron sin parar, las pérdidas de U-boats mostraban un lento pero imparable aumento, y más de 40 fueron destruidos en los primeros seis meses de 1918. A la vez que el reemplazo de navíos mercantes en el programa de construcción mejoraba notablemente, hasta que por fin superó a las pérdidas. En Octubre de 1918, por ejemplo, se lanzaron 511,000 toneladas de nuevos barcos merchantes aliados, mientras sólo se perdieron 118,559.

Guerra aérea

Al comienzo de la guerra las fuerzas marítimas y terrestres usaban los aviones puestos a su disposición principalmente para reconocimiento, y el combate aéreo comenzó como un intercambio de disparos con arma corta entre aviadores enemigos que se encontraban uno con otro en el curso de un reconocimiento. Los cazas armadas con ametralladoras aparecieron en 1915. Los bombardeos tácticos y los bombardeos de bases enemigas fueron gradualmente introducidos en esta época. Las patrullas de contacto, con cazas dando inmediato apoyo a la infantería, fueron desarrolladas en 1916.

Por otra parte, el bombardeo estratégico se inició bastante pronto: aviones británicos desde Dunquerque bombardearon Colonia, Düsseldorf y Friedrichshafen en el otoño de 1914, siendo su principal objetivo los hangares de los dirigibles alemanes, o Zeppelines; y ataques aéreos de aviones e hidroaviones alemanes sobre ciudades inglesas en Diciembre de 1914 anunciaban una gran ofensiva de Zeppelines que se mantuvo incrementándose en intensidad desde Enero de 1915 a Septiembre de 1916 (Londres fue bombardeado por primera vez la noche del 31 de Mayo al 1 de Junio de 1915). En Octubre de 1916 los británicos, a su vez, comenzaron una ofensiva más sistemática, desde el este de Francia, contra blancos industriales en el sudoeste de Alemania.

Mientras los británicos dirigieron mucho de su nueva potencia de bombardeo para atacar las bases de los U-boats, los alemanes usaron la suya principalmente para continuar la ofensiva contra las ciudades del sudeste de Inglaterra. El 13 de Junio de 1917, a plena luz del día, 14 bombarderos alemanes arrojaron 118 bombas de alto poder explosivo sobre Londres y regresaron a sus bases completamente a salvo. Esta lección y la de los siguientes ataques aéreos de los bombarderos alemanes Gotha obligaron a los británicos a recapitular más seriamente sobre el bombardeo estratégico y sobre la necesidad de formar una fuerza aérea independiente de los otros servicios de combate. La Royal Air Force (RAF: Fuerzas Aéreas Reales Británicas), el primer servicio aéreo segregado del mundo, nació como servicio activo por una serie de medidas tomadas entre Octubre de 1917 y Junio de 1918.

Movimientos por la Paz, Marzo 1917-Septiembre 1918

Hasta que acabó 1916, la consecución de la paz estuvo confinada a individuos y a pequeños grupos. En los meses siguientes comenzó a adquirir un respaldo popular más amplio. La semi-hambruna de las ciudades, motines en los ejércitos y listas de bajas que parecían no tener fin hicieron que más y más gente se cuestionaran la sabiduría de continuar la guerra.

Francisco José, el venerable viejo emperador austriaco, murió el 21 de Noviembre de 1916. El nuevo emperador, Carlos I, y su ministro de asuntos exteriores, Graf Ottokar Czernin, iniciaron movimientos por la paz en la primavera de 1917 pero desafortunadamente no concertaron sus esfuerzos diplomáticos, y los canales de negociación que se abrieron entre Austria-Hungría y los Aliados se secaron en el verano.

En Alemania, Matthias Erzberger, un católico romano miembro del Reichstag, había propuesto el 6 de Julio de 1917, que se renunciara a las anexiones territoriales para poder facilitar una paz negociada. Durante los debates que siguieron Bethmann Hollweg dimitió como canciller y el emperador Guillermo II designó al siguiente canciller, el candidato de Ludendorff, Georg Michaelis, sin consultar al Reichstag. El Reichstag, ofendido, procedió a aprobar su Friedensresolution, o "resolución por la paz", del 19 de Julio por 212 votos. La resolución por la paz era una sucesión de frases inocuas que expresaban el deseo de paz de Alemania pero sin una renuncia clara a las anexiones o a las indemnizaciones. Los Aliados casi no la tomaron en cuenta.

La propuesta de Erzberger del 6 de Julio había tratado de allanar el camino a la nota que el Papa Benedicto XV envió a los beligerantes de ambos bandos. Fechada el 1 de Agosto de 1917, esta nota abogaba por una retirada alemana de Bélgica y de Francia, una retirada aliada de las colonias alemanas y la restitución de la independencia no sólo de Serbia, Montenegro y Rumania sino también de Polonia. Francia y Gran Bretaña declinaron dar una respuesta expresa pendientes de la declaración de Alemania sobre su actitud sobre Bélgica, sobre la que Alemania evitaba comprometerse.

Un movimiento no oficial por la paz se hizo en Londres: el 29 de Noviembre de 1917, el Daily Telegraph publicó una carta de Lord Lansdowne sugiriendo negociaciones sobre la base de un status quo anterior a la guerra. Lloyd George rechazó las tesis de Lansdowne el 14 de Diciembre.

El presidente norteamericano Woodrow Wilson se nombró a sí mismo jefe formulador y portavoz de los objetivos de guerra de los Aliados y los Estados Unidos. Los primeros nueve meses de 1918 vieron la famosa serie de pronunciamientos de Wilson acerca de sus objetivos bélicos: los Catorce Puntos (8 de Enero), los "Cuatro Principios" (11 de Febrero), los "Cuatro Finales" (4 Julio) y los "Cinco Particulares" (27 de Septiembre). Los más importantes, no menos a causa de la ilusa confianza de Alemania en ellos en su eventual petición de paz, eran los Catorce Puntos: (1) pactos abiertos de paz y la renuncia a la diplomacia secreta, (2) libertad de navegación en alta mar tanto en tiempo de guerra como en tiempo de paz, (3) el máximo posible de libertad de comercio, (4) una reducción garantizada de los armamentos, (5) un acuerdo imparcial sobre las colonias acomodaticio no sólo para las potencias coloniales sino también para los pueblos de las colonias, (6) la evacuación de todo el territorio ruso y el respeto al derecho de auto-determinación de Rusia, (7) la completa restauración de Bélgica, (8) una retirada completa alemana de Francia y satisfacción para Francia acerca de Alsacia-Lorena, (9) un reajuste de las fronteras de Italia sobre una base étnica, (10) una esperanza abierta de autonomía para los pueblos de Austria-Hungría, (11) la restauración de Rumania, Serbia y Montenegro, con libre acceso al mar para Serbia y garantías internacionales de la independencia e integridad de los estados balcánicos, (12) la esperanza de autonomía para los pueblos no-Turcos del Imperio Otomano y la apertura sin restricciones de los Estrechos, pero asegurando la soberanía turca en sus propias áreas, (13) una Polonia independiente con acceso al mar y bajo garantía internacional, y (14) "una sociedad general de naciones", que garantizara la independencia e integridad de todos los estados, grandes y pequeños. Los tres grupos subsiguientes de pronunciamientos consistieron principalmente en ampliaciones idealistas de temas implícitos en los Catorce Puntos, con un énfasis incrementado sobre los deseos de las poblaciones afectadas; pero el primero de los "Cuatro Finales" era que la potencia que arbitrariamente fuera capaz de afectar la paz mundial debería ser vuelta inofensiva.

La campaña de paz de Wilson fue un factor significativo en el colapso de la voluntad de lucha del pueblo alemán y en la decisión del gobierno alemán de pedir la paz en Octubre de 1918. Sin duda, los alemanes condujeron sus preliminares conversaciones de paz exclusivamente con Wilson. Y el Armisticio, cuando se produjo el 11 de Noviembre de 1918, fue basado formalmente sobre los Catorce Puntos y adicionales pronunciamientos Wilsonianos, con dos reservas de los franceses y británicos relacionadas con la libertad de los mares y las reparaciones.

Las últimas ofensivas y la victoria de los Aliados

Como el potencial alemán en el Frente Occidental estaba aumentando sin cesar por el envío de las divisiones desde el Frente Oriental (donde ya no eran necesarias desde que Rusia se había retirado de la guerra), el principal problema de los Aliados era cómo aguantar una inminente ofensiva alemana pendientes de la llegada masiva de refuerzos desde los Estados Unidos. Por fin Pétain persuadió al reluctante Haig de que los británicos con 60 divisiones deberían ampliar su sector del frente de 180 a 225 Kms. comparados con los 585 Kms. que mantenían los franceses con aproximadamente 100 divisiones. Haig por tanto dedicó 46 de sus divisiones al frente desde el Canal a Gouzeaucourt (sudoeste de Cambrai en poder de los alemanes) y 14 del tercio restante al frente desde Gouzeaucourt pasando por Saint-Quentinen (en poder de los alemanes) al río Oise.

En la parte alemana, entre el 1 de Noviembre de 1917 y el 21 de Marzo de 1918, las divisiones alemanas del Frente Occidental aumentaron de 146 a 192, se habían traído tropas de Rusia, Galitzia e Italia. Por estos medios los ejércitos alemanes en el oeste se reforzaron con un total de alrededor de 570,000 hombres. El interés de Ludendorff era golpear desde su temporal posición de fuerza, antes de la llegada de mayores contingentes norteamericanos, y, al mismo tiempo, asegurar que su ofensiva alemana no fallara por las mismas razones que las ofensivas aliadas de los pasados tres años. De esta manera formó una estrategia ofensiva basada en tomar la línea táctica de la menor resistencia. Los principales ataques alemanes comenzarían con breves pero extremadamente intensos bombardeos artilleros usando una alta proporción de obuses de gas venenoso y de humo. Estos inutilizarían las trincheras avanzadas aliadas y los emplazamientos de ametralladoras a la vez que obscurecería sus puestos de observación. Entonces comenzaría una segunda y más elevada cortina de fuego de artillería que comenzaría a caer sobre las trincheras aliadas a paso de andadura (para mantener al enemigo bajo el fuego), con las masa de infantería de asalto alemana avanzando tras ella y tan cerca de ésta como fuera posible. La clave de estas nuevas tácticas era que la infantería de asalto rebasaría los nidos de ametralladoras y otros puntos de fuerte resistencia en lugar de esperar los refuerzos, como había sido la práctica previa de ambos bandos, para acabar con los obstáculos antes de continuar el avance. Los alemanes, en cambio, continuarían avanzando en dirección a donde la resistencia enemiga fuera menor. La movilidad del avance alemán quedaría por tanto asegurada, y su profunda infiltración resultaría en grandes cantidades de territorio tomado.

Tales tácticas exigían tropas excepcionalmente preparadas y disciplinadas y un alto nivel de entrenamiento. De acuerdo con esto Ludendorff puso a su disposición las mejoras tropas de todas las fuerzas del Frente Occidental y formó con ellas una elite de divisiones de choque. Las tropas fueron sistemáticamente entrenadas en las nuevas tácticas, y se hicieron todos los esfuerzos para ocultar las áreas reales hacia las que los alemanes dirigirían sus principales ataques.

El principal ataque de Ludendorff iba a ser sobre el sector más débil del frente aliado, los casi 85 Kms. entre Arrás y La Fère (en el Oise). Dos ejércitos alemanes, el 17º y el 2º, deberían abrirse paso a través del frente entre Arrás y Saint-Quentin, al norte del Somme, y entonces girar a la derecha para forzar a la mayoría de los británicos de vuelta al Canal, mientras el 18º Ejército, entre el Somme y el Oise, protegería el flanco izquierdo del avance contra un contraataque desde el sur. Con el nombre en clave de "Michael," esta ofensiva iba a ser apoyada por otros tres ataques: "St. George I" contra los británicos en el río Lys al sur de Armentières; "St. George II" de nuevo contra los británicos entre Armentières e Ypres; y "Blücher" contra los franceses de la Champagne. Finalmente se decidió usar 62 divisiones en el ataque principal, "Michael."

Precedido por un bombardeo artillero usando 6,000 cañones, se lanzó a "Michael" el 21 de Marzo de 1918, y fue ayudado por una temprana niebla matutina que ocultó el avance alemán de los puestos de observación aliados. El ataque, conocido como la Segunda Batalla del Somme o la Batalla de Saint-Quentin, cogió a los británicos por sorpresa, pero no se desarrolló como había previsto Ludendorff. Mientras el 18º Ejército bajo von Hutier consiguió romper el frente al sur del Somme, el mayor ataque al norte fue contenido, principalmente por la concentración de fuerzas británicas de Arrás. Durante toda una semana Ludendorff, violando el énfasis de su nueva táctica, persistió inútilmente en tratar de llevar a cabo su plan original en lugar de explotar el éxito inesperado del 18º Ejército, aunque este último había avanzado más de 72 Kms. al oeste alcanzando Montdidier el 27 de Marzo. Por último, sin embargo, el principal esfuerzo de los alemanes se convirtió en un ataque hacia Amiens, que comenzó el 30 de Marzo con gran ímpetu. Para ese momento los Aliados se habían recuperado de su desmayo inicial, y reserves francesas estaban llegando a la línea británica. El ataque alemán fue detenido al este de Amiens y se convirtió también en ataques renovados desde el 4 de Abril. Ludendorff entonces suspendió su ofensiva del Somme. Esta ofensiva había proporcionado las ganancias territoriales más grandes de cualquier operación en el Frente Occidental desde la Primera Batalla del Marne en Septiembre de 1914.

La causa de los Aliados al menos consiguió un retrasado beneficio desde el colapso de un tercio del frente británico: a sugerencia del propio Haig, Foch fue designado el 26 de Marzo para coordinar las operaciones militares de los Aliados; y el 14 de Abril fue nombrado Comandante en Jefe de los ejércitos aliados. Previamente, Haig se había opuesto a la idea de un generalísimo.

El 9 de Abril los alemanes comenzaron "St. George I" con un ataque al extremo norte del frente entre Armentières y el canal de La Bassée, siendo su objetivo avanzar a través del río Lys hacia Hazebrouck. El éxito inicial de este ataque fue tal que "St. George II" se lanzó al día siguiente, con la captura de la Colina Kemmel (Kemmelberg), al sudoeste de Ypres, como su primer objetivo. Armentières cayó, y Ludendorff por un tiempo llegó a pensar que la Batalla de Lys podría convertirse en un esfuerzo mayor. Los británicos, sin embargo, después de haber retrocedido 18 Kms., detuvieron a los alemanes cerca de Hazebrouck. Comenzaron a llegar refuerzos franceses y, cuando los alemanes tomaron la colina Kemmel (25 de Abril), Ludendorff decidió suspender la explotación del avance, por miedo a un contraataque contra la nueva protuberancia de su frente. A estas alturas Ludendorff se había quedado corto de resultados estratégicos, pero podía reclamar enormes éxitos tácticos: sólo las bajas británicas sumaron más de 300,000. Diez divisiones británicas habían sido desorganizadas temporalmente, mientras la potencia alemana sumaba 208 divisiones, de las que 80 estaban todavía en reserva. La recuperación del equilibrio, sin embargo, estaba ahora cerca. Una docena de divisiones norteamericanas habían llegado a Francia, y se hacían enormes esfuerzos para aumentar esta corriente. Más aún, Pershing, el comandante norteamericano, había colocado sus tropas a disposición de Foch para que las usara donde las necesitase.

Ludendorff lanzó finalmente a "Blücher" el 27 de Mayo, en un frente que iba desde Coucy, al norte de Soissons, al este hacia Reims. Los alemanes, con 15 divisiones, atacaron de improviso las siete divisiones de franceses y británicos que se les oponían, pasaron en tropel sobre las colinas del Chemin des Dames y a través del río Aisne, y el 30 de Mayo, estaban en el Marne, entre Château-Thierry y Dormans. Una vez más el éxito del ataque inicial fue más allá de las expectativas o las intenciones de Ludendorff; y, cuando los alemanes intentaron empujar al oeste contra el flanco derecho del saliente de los Aliados en Compiègne, que estaba emparedado entre los alemanes de Amiens y las protuberancias de la Champagne, fueron detenidos por contraataques, que incluyeron uno sostenido durante una quincena desde el 6 de Junio por divisiones norteamericanas en el Bosque de Belleau. Un ataque desde Noyon, contra el flanco izquierdo del saliente de Compiègne, llegó demasiado tarde (9 de Junio).

Desbordado por los desordenados frutos de sus propias ofensivas, Ludendorff hizo una pausa de un mes para recuperarse. El éxito táctico de sus propios ataques fue también deshecho por él; cediendo a su influencia, había presionado demasiado lejos y demasiado tiempo, gastando sus propias reservas y causando un intervalo excesivo entre los ataques. Había introducido tres grandes cuñas dentro de las líneas aliadas, pero ninguna había penetrado lo suficiente como para cortar una vital arteria de ferrocarril, y su fracaso estratégico dejó a los alemanes con un frente cuyas diversas protuberancias invitaban a contragolpes por el flanco. Más aún, Ludendorff había gastado demasiadas de sus tropas de choque en los ataques, y las tropas que quedaban, aunque fuertes en número, era relativamente de inferior calidad. Los alemanes acabaron sosteniendo un total de 800,000 bajas en sus grandes ofensivas de 1918. Mientras, los Aliados estaban recibiendo ahora tropas norteamericanas a un ritmo de 300,000 hombres al mes.

La siguiente ofensiva alemana, que abrió la Segunda Batalla del Marne, se lanzó en la Champagne el 15 de Julio. No llegó a ninguna parte: un ataque alemán desde el frente al este de Reims hacia Châlons-sur-Marne se frustró por la "defensa elástica" que Pétain había esta prescribiendo recientemente pero que los comandantes locales habían fallado al practicarla contra la ofensiva del 27 de Mayo. Un ataque desde Dormans, sobre la izquierda del flanco de la gran protuberancia de los alemanes en Soissons-Reims, a través del Marne hacia Épernay simplemente hizo la situación de los alemanes más precaria cuando el largo tiempo preparado contraataque de Foch se lanzó el 18 de Julio. En este gran contraataque uno de los ejércitos de Foch asaltó la protuberancia de los alemanes en la Champagne desde el oeste, otro desde el sudoeste, uno más desde el sur, y un cuarto desde la vecindad de Reims. Masas de tanques ligeros, un arma sobre la que Ludendorff no confiaba demasiado, prefiriendo en su lugar el gas en sus planes para el año, jugaron una parte vital al forzar a los alemanes en un precipitada retirada. Hacia el 2 de Agosto los franceses habían empujado el frente de la Champagne de vuelta a una línea que seguía el río Vesle desde Reims y luego a lo largo del Aisne hasta un punto al oeste de Soissons.

Habiendo recuperado la iniciativa, los Aliados estaban determinados a no perderla, y para su siguiente ataque escogieron de nuevo el frente al norte y al sur del Somme. El 4º Ejército Británico, incluyendo fuerzas Australianas y Canadienses, con 450 tanques, golpearon a los alemanes con la máxima sorpresa el 8 de Agosto de 1918. Aplastando las divisiones avanzadas alemanas, que no habían podido atrincherarse adecuadamente desde su reciente ocupación de la protuberancia del "Michael", el 4º Ejército avanzó sin parar durante cuatro días, cogiendo 21,000 prisioneros e infligiendo tantas o más bajas al coste de sólo alrededor de 20,000 bajas, deteniéndose sólo cuando llegaron a la desolación de los viejos campos de batalla de 1916. Varias divisiones alemanas simplemente se colapsaron al enfrentarse a la ofensiva, sus tropas o bien huían o se rendían. La Batalla de Amiens fue por lo tanto un sorprendente éxito material y moral para los Aliados. Ludendorff lo vio de otra manera: "El 8 de Agosto fue el día negro del Ejército Alemán en la historia de la guerra . . . Puso el declive de nuestro poder de combate más allá de toda duda . . . La guerra debe terminar". Informó al Emperador Guillermo II y a los jefes políticos alemanes que se deberían abrir negociaciones de paz antes que la situación empeorara, como hizo. Las conclusiones a que se llegó en el Consejo Coronado Alemán reunido en Spa fueron que "No podemos confiar más tiempo en romper la voluntad de lucha de nuestros enemigos con operaciones militares", y "los objetivos de nuestra estrategia deben paralizar la voluntad de lucha de nuestros enemigos gradualmente con una defensa estratégica". En otras palabras, el Alto Mando alemán había abandonado la esperanza de victoria o incluso de mantener sus ganancias y sólo esperaba evitar la rendición.

Mientras, los franceses habían retomado Montdidier y estaban atacando hacia Lassigny (entre Roye y Noyon); y el 17 de Agosto comenzaron un nuevo ataque desde el saliente de Compiègne al sur de Noyon. Entonces, en las cuatro semanas de Agosto, dos ejércitos británicos más entraron en acción en el sector del frente de Arrás-Albert, uno avanzando directamente al este sobre Bapaume, el otro operando más al norte. A partir de entonces Foch libró una serie de tremendos golpes a todo lo largo del frente alemán, lanzando una serie de rápidos ataques en diferentes puntos, cada uno retirándose tan pronto se desvanecía su ímpetu inicial y todos lo suficientemente cercanos en el tiempo para atraer a las reservas alemanas, que, consecuentemente no podían defenderse contra el siguiente ataque Aliado a lo largo de una parte diferente del frente. A primeros de Septiembre los alemanes estaban de vuelta donde habían estado antes de Marzo de 1918: Tras la Línea Hindenburg.

La recuperación de los Aliados se consumó con la primera hazaña ejecutada por las fuerzas norteamericanas de Pershing como tal ejército independiente (antes las divisiones norteamericanas en Francia habían luchado sólo en apoyo de mayores unidades francesas o británicas): el 1º Ejército Norteamericano el 12 de Septiembre borró el saliente triangular de Saint-Mihiel que los alemanes habían ocupado desde 1914 (entre Verdún y Nancy).

La clara evidencia del declive de los alemanes decidió a Foch a buscar la victoria en el otoño siguiente de 1918 en vez de posponer el intento hasta 1919. Todos los Ejércitos Aliados en el oeste debían combinar una ofensiva simultánea.

Otros acontecimientos en 1918

Algo se debe decir ahora sobre el crecimiento de los movimientos nacionalistas, que, bajo la eventual protección de los Aliados, iban a resultar en la fundación de nuevos estados o en la resurrección de otros largo tiempo fenecidos, al término de la guerra. Existían tres de estos movimientos: el de los Checos, con el respaldo de la mayoría de los Eslovacos; el de los Eslavos del Sur, o Yugoeslavos (Serbios, Croatas y Eslovenos) y el de los y el de los Polacos. El país Checo, principalmente Bohemia y Moravia, pertenecía en 1914 a la mitad austriaca de la monarquía de los Habsburgo, el Eslovaco a la mitad húngara. Los Yugoeslavos habían ya estado representados en 1914 por dos reinos independientes, Serbia y Montenegro, pero también eran predominantemente numerosos en territorios que aún estaban en poder de los Habsburgo: Serbios en Bosnia Hertzegovina (un condominio Austro-Húngaro) y en Dalmacia (una posesión Austriaca); Croatas en Croacia (Húngara), en Istria (Austriaca) y en Dalmacia; Eslovenos en Istria y en Illyria (Austriaca). Polonia estaba dividida en tres partes: Alemania tenía el norte y el oeste como provincias del Reino de Prusia; Austria tenía Galitzia (incluyendo una extensión al este étnicamente Ucraniana); Rusia tenía el resto.

Los Checos llevaban mucho tiempo inquietos bajo el régimen austriaco, y uno de sus principales portavoces intelectuales, Tomás Masaryk (de hecho un Eslovaco), había ya previsto la formación de los estados Checoslovaco y Yugoslavo separados de Austria-Hungría en Diciembre de 1914. En 1916 él y otro emigrante, Edvard Benes, cada uno respectivamente en Londres y París, organizaron un Consejo Nacional Checoslovaco. Los Aliados Occidentales se comprometieron con la idea Checoslovaca a partir de 1917, cuando la inminente deserción de Rusia de la guerra les obligó a explotar cualquier medio disponible para incapacitar a Austria-Hungría; y la simpatía de Wilson estaba implícita en sus sucesivos pronunciamientos por la paz de 1918.

Para los Eslavos del Sur el Comité Yugoslavo de Austria-Hungría, con representantes en París y Londres, se fundó en Abril de 1915. El 20 de Julio de 1917, este comité y el gobierno Serbio en el exilio hicieron juntos la proclamación de su Declaración de Corfú un estado Sur Eslavo que comprendía a los Serbios, Croatas Eslovenos.

Los líderes nacionalistas polacos en los primeros años de la guerra estuvieron indecisos acerca de fiarse de las Potencias Centrales o de los Aliados para la restauración de la independencia de Polonia. Mientras los Aliados occidentales dudaron de animar el nacionalismo polaco por miedo de ofender a la Rusia Imperial, las Potencias Centrales parecían los patrocinadores más convenientes; y Austria al menos permitió a Józef Pilsudski, desde 1914, organizar sus legiones de voluntarios polacos para servir con las fuerzas austriacas contra los Rusos. La benevolencia de Austria, sin embargo, no se reflejaba en la de Alemania; y cuando el Manifiesto de los Dos Emperadores del 5 de Noviembre de, 1916, proporcionó los medios para la constitución de un reino polaco independiente, dejaba claro que ese reino consistiría sólo de territorio conquistado a Rusia, no de ningún territorio alemán o austriaco. Cuando tras la Revolución de Marzo de 1917, el gobierno provisional ruso reconoció el derecho de Polonia a la independencia, el Comité Nacional Polaco de Roman Dmowski, que desde 1914 había venido funcionando de forma limitada bajo protección de Rusia, pudo por fin contar seriamente con la simpatía de los Aliados occidentales. Mientras Pilsudski declinaba levantar un ejército polaco para luchar contra la nueva Rusia, se formó un ejército polaco en Francia, a la vez que dos cuerpos de ejército en Bielorrusia y en Ucrania, para luchar contra las Potencias Centrales. La Revolución Bolchevique y los Catorce Puntos de Wilson consumaron juntos el alineamiento de los Polacos del lado de los poderes occidentales.

Europa Oriental y la periferia de Rusia, Marzo-Noviembre 1918

El Tratado de Brest-Litovsk (3 de Marzo de 1918) dio a Alemania vía libre para hacer lo que quisiera con las antiguas posesiones rusas de Europa Oriental. Mientras continuaban con su plan de 1916 de hacer un reino en Polonia, los alemanes tomaron nuevas medidas para los otros países. Lituania, reconocida como independiente, se iba a convertir en reino bajo algún príncipe alemán. Latvia y Estonia iban a reunificarse en el Gran Ducado del Báltico bajo la monarquía hereditaria de Prusia. Una fuerza expedicionaria de 12,000 hombres, bajo el General Graf Rüdiger von der Goltz, se envió a Finlandia para apoyar las fuerzas nacionalistas del general finlandés C. G. E. Mannerheim contra los Guardias Rojos, a quienes los Bolcheviques, a pesar de su reconocimiento de la independencia de Finlandia, estaban ahora apoyando allí. Y por último, el gobierno nacionalista Ucraniano, que había sido ya desafiado por otro Comunista antes de su paz separada con las Potencias Centrales (Brest-Litovsk, 9 de Febrero), fue rápidamente desplazado por un nuevo régimen tras el avance de tropas alemanas y Austro-Húngaras en su territorio.

El armisticio rumano de Diciembre de 1917 se convirtió en el Tratado de Bucarest el 7 de Mayo de 1918. Bajo los términos de este tratado, el sur de Dobruja fue cedido a Bulgaria; el norte de Dobruja se puso bajo administración conjunta de las Potencias Centrales; y estas últimas obtenían el control virtual de los campos de petróleo y las comunicaciones de Rumania. Rumania, por otra parte, obtuvo algún consuelo de Bessarabia, cuyos nacionalistas, tras recibir ayuda de Rumania contra los Bolcheviques, habían votado en Marzo de 1918 para la unión condicional de su país con Rumania.

Incluso Trascaucasia comenzó a deslizarse hacia el campo alemán. La república federal de corta vida fue disuelta por las tres declaraciones individuales de independencia de sus miembros: Georgia el 26 de Mayo, Armenia y Azerbaijan el 28 de Mayo. Se firmaron rápidamente tratados de amistad entre Georgia y Alemania y entre Armenia y Turquía y tropas turcas avanzaron en Azerbaijan, donde ocuparon Bakú el 15 de Septiembre. Los Aliados occidentales, mientras tanto, confiaban en que algún nuevo semblante parecido al Frente Oriental se podría conjurar si apoyaban las diversas y crecientes fuerzas de Rusia que se oponían a los pacificadores Bolcheviques. Ya que el Mar Negro y el Báltico les estaban vedados, los Aliados sólo podían desembarcar tropas en ls costas rusas del Ártico y el Pacífico. De esta manera, la "intervención" de los Aliados en Rusia de parte de las fuerzas anti-Bolcheviques ("Blancos"), durante mucho tiempo considerada execrable por los historiadores soviéticos, comenzó con un desembarco Anglo-Francés en Murmansk, en el lejano norte, el 9 de Marzo de 1918. El consiguiente refuerzo de Murmansk hizo posible la ocupación del ferrocarril de Murmansk tan lejos al sur como hasta Soroka (hoy Belomorsk); y un posterior desembarco en Arkhangelsk en el verano hizo subir el total de fuerzas aliadas en el norte de Rusia a unos 48,000 (incluyendo 20,000 Rusos "Blancos"). En esta época existían unas 85,000 tropas intervencionistas en Siberia, donde hubo un fuerte desembarco de Japoneses en Vladivostok a los que siguieron en Abril contingentes de británicos, franceses, italianos y norteamericanos. Un gobierno provisional "Blanco" de Rusia se estableció en Omsk, con el Almirante A.V. Kolchak como su personalidad dominante. La resistencia "Blanca" en el sur de la Rusia Europea, que había estado creciendo desde Noviembre de 1917, fue puesta bajo el mando supremo del General A. I. Denikin en Abril de 1918.

El frente de los Balcanes, 1918

En Salónica el comandante en jefe de los Aliados, políticamente ambicioso pero militarmente inefectivo, General Sarrail, fue reemplazado a fines de 1917 por el General Guillaumat, a quien a su vez reemplazó en Julio de 1918 el General L.-F.-F. Franchet d'Esperey, quien lanzó una gran ofensiva en Septiembre con seis divisiones Serbias y dos Francesas contra un frente de más de 12 Kms. sostenido por sólo una división Búlgara.

El asalto inicial, precedido por un fuerte bombardeo nocturno, comenzó en la mañana del 15 de Septiembre de 1918, consiguiendo una penetración de 9 Kms. al oscurecer del 16 de Septiembre. Al día siguiente los Serbios avanzaron más de 36 Kms., mientras fuerzas francesas y griegas en sus flancos ampliaban la brecha hasta 45 Kms. Un ataque británico, lanzado el 18 de Septiembre en el frente entre el Vardar y el Lago Doiran, impidió que los búlgaros enviaran tropas al oeste contra le flanco derecho de la penetración; el 19 de Septiembre la caballería Serbia llegó a Kavadarci, en el ápice del triángulo Crna-Vardar. Dos días después todo el frente Búlgaro al oeste del Vardar había caído.

Mientras fuerzas italianas avanzaban en el extremo oeste sobre Prilep, los regocijados Serbios, con los franceses a su lado, presionaban hacia arriba del Valle del Vardar. Los británicos en el este avanzaron tanto como para tomar Strumica, a través de la antigua frontera Búlgara, el 26 de Septiembre. Los Búlgaros entonces pidieron un armisticio; y el 29 de Septiembre, cuando un audaz ataque de la caballería francesa arriba del Vardar sobre Veles (Titov Veles) tomó Skopje, clave de todo el sistema de comunicaciones para el frente de los Balcanes, los delegados Búlgaros firmaron el Armisticio de Salónica, aceptando los términos de los Aliados sin reservas.

Los frentes turcos, 1918

El frente Anglo-Turco de Palestina en el verano de 1918 iba desde el este del río Jordán al norte de Jericó y Lydda hasta el Mediterráneo justo al norte de Jaffa. Al norte de este frente se encontraban tres "ejércitos" (de hecho, apenas más fuertes que divisiones) turcos: uno al este del Jordán, dos al oeste. Estos ejércitos dependían para sus suministros del ferrocarril de Hejaz, cuya línea principal iba desde Damasco hacia el sur, al este del Jordán, y al que se unía en Déraa (Dar'a) un ramal que servía a Palestina.

Liman von Sanders, el sucesor de Falkenhayn como comandante de las fuerzas Turcas en Siria-Palestina, estaba convencido de que los británicos atacarían principalmente al este del Jordán. Sin embargo, Allenby estaba realmente interesado en dirigirse directamente al norte, calculando que el ramal de la línea de ferrocarril de Palestina en 'Afula y Beisan, a 100 Kms. tras el frente Turco, podía ser alcanzado con un “salto” estratégico de su caballería y su caída podría aislar los dos ejércitos Turcos del oeste.

Habiendo inducido a los turcos por medio de estratagemas y diversiones a reducir su fuerza en el oeste, Allenby atacó allí el 19 de Septiembre de 1918, con una superioridad numérica de 10 a 1. En esta Batalla de Megido, un ataque de la infantería británica apartó a los sorprendidos defensores y abrió paso a la caballería, que cabalgó casi 50 Kms. al norte por el corredor de la costa antes de girar al interior para cortar las líneas de retirada de los turcos hacia el norte. 'Afula, Beisan e incluso Nazaret, más al norte, estaban en manos británicas al día siguiente.

Cuando los turcos al este del río Jordán comenzaron a retirarse el 22 de Septiembre, los árabes ya habían cortado el ferrocarril y les estaban esperando; y una división británica de caballería de Beisan estaba a punto de empujar al este para interceptar su retirada. Al mismo tiempo, dos divisiones más británicas y otra fuerza de árabes corrían hacia Damasco, que cayó el 1 de Octubre. La campaña terminó con la captura de Alepo y el empalme del ferrocarril de Bagdad. En 38 días las fuerzas de Allenby habían avanzado 630 Kms. y cogido 75,000 prisioneros a costa de menos de 5,000 bajas.

Mientras, en Mesopotamia, los británicos habían tomado Kifri, al norte del Diyala un afluente dela orilla izquierda del Tigris, en Enero de 1918, y Khan al-Baghdahi, Eúfrates arriba, en Marzo. Presionando al norte desde Kifri, tomaron Kirkuk en Mayo pero pronto la evacuaron.

El centro británico en Mesopotamia, avanzando Tigris arriba en Octubre, estaba a punto de capturar Mosul cuando se suspendieron las hostilidades. El gobierno Otomano, viendo el este de Turquía sin defensa y temiendo un avance aliado contra Estambul desde el oeste ahora que Bulgaria estaba derrotada, decidió capitular. El 30 de Octubre se firmó el Armisticio de Mudros, a bordo de un crucero británico cerca de Lemnos. De acuerdo con sus términos, los turcos debían abrir los Estrechos a los Aliados; desmovilizar sus fuerzas; permitir a los Aliados ocupar cualquier punto estratégico que pudieran necesitar y usar todos los puertos y ferrocarriles turcos, así como ordenar la rendición de las guarniciones que les quedaban en Arabia, Siria y Mesopotamia. El varias veces centenario Imperio Otomano había llegado a su fin.

Vittorio Veneto

Después de la estabilización del frente italiano en el río Piave a fines de 1917, los Austriacos no hicieron más movimientos hasta el siguiente Junio. Entonces trataron no sólo de forzar el Paso del Tonale y entrar por el noreste de Lombardía sino también de hacer converger dos ataques contra Venecia central, uno al sudeste desde el Trentino, el otro al sudoeste a través del bajo Piave. La completa ofensiva llegó a menos que nada, los atacantes perdieron 100,000 hombres.

Díaz, el comandante en jefe italiano, se abstenía mientras tanto de cualquier acción positiva hasta que Italia estuviera lista para atacar con un éxito asegurado. En la ofensiva que planeó, tres de los cinco ejércitos que se alineaban en el frente desde el sector del Monte Grappa hasta el extremo Adriático del Piave debían atacar cruzando el río hacia Vittorio Veneto, y cortar así las comunicaciones entre lo dos ejércitos austriacos que se les enfrentaban.

Cuando Alemania, en Octubre de 1918, estaba pidiendo por fin un armisticio (véase más abajo El fin de la Guerra Alemana), era obvio que había llegado la hora de Italia. El 24 de Octubre, el aniversario de Caporetto, se abrió la ofensiva. Un ataque en el sector del Monte Grappa fue rechazado con graves pérdidas, aunque sirvió para atraer las reservas austriacas, y la riada del Piave impidió a dos de los tres ejércitos centrales avanzar a la vez con el tercero; pero este último, comprendiendo un cuerpo italiano y otro británico, bajo cobertura de la oscuridad y de la niebla había ocupado la isla de Papadopoli más lejos río abajo, logrando establecerse en la orilla izquierda del río el 27 de Octubre. Las reserves italianas se trajeron entonces para explotar esta cabeza de puente.

Se estaban produciendo ya motines entre las fuerzas austriacas y, el 28 de Octubre, el alto mando austriaco ordenó una retirada general. Vittorio Veneto fue ocupado al día siguiente por los Italianos, que también estaban ya empujando hacia el Tagliamento. El 3 de Noviembre los austriacos obtenían un armisticio (ver más abajo).

El colapso de Austria-Hungría

La dualidad de la monarquía de los Habsburgo había quedado subrayada desde el mismo inicio de la guerra. Mientras el parlamento austriaco, o Reichsrat, había sido suspendido en Marzo de 1914 y no fue convocado durante tres años, el parlamento Húngaro de Budapest continuó sus sesiones, y el gobierno Húngaro demostró continuamente ser menos manejable a los dictados de los militares de lo que había sido el Austriaco. Las minorías Eslavas, sin embargo, mostraban pocos signos de sentimientos anti-Habsburgo antes de la Revolución Rusa de Marzo de 1917. En Mayo de 1917, sin embargo, el Reichsrat fue convocado, y justo antes de la sesión de apertura la inteligencia Checa envió un manifiesto a sus diputados apelando a "una Europa democrática . . . de estados autónomos". La Revolución Bolchevique de Noviembre de 1917 y los pronunciamientos Wilsonianos por la paz desde Enero de 1918 animaban al socialismo, por un lado, y al nacionalismo, por otro, o una combinación alternativa de ambas tendencias, entre los pueblos de la monarquía de los Habsburgo.

A primeros de Septiembre de 1918 el gobierno Austro-Húngaro propuso en una nota circular a las otras potencias que se celebrara una conferencia en territorio neutral para una paz general.

Esta propuesta fue anulada por los Estados Unidos sobre la base de que la posición norteamericana había quedado ya clara por los pronunciamientos Wilsonianos (los Catorce Puntos, etc.). Pero cuando Austria-Hungría, tras el colapso de Bulgaria, apeló el 4 de Octubre por un armisticio basado en esos mismos pronunciamientos, la respuesta el 18 de Octubre fue que el gobierno norteamericano estaba comprometido ahora con los Checo-Eslovacos y Yugoslavos, que podían no estar satisfechos con la "autonomía" postulada hasta entonces. El emperador Carlos había, de hecho, garantizado la autonomía a los pueblos del Imperio Austriaco (a diferencia del reino Húngaro) el 16 de Octubre, pero esta concesión fue ignorada internacionalmente y sirvió sólo para facilitar el proceso de ruptura dentro de la monarquía: Checo-Eslovacos en Praga y Eslavos del Sur en Zagreb habían ya organizado órganos que estaban listos para tomar el poder.

Las últimas escenas de la disolución de Austria-Hungría se ejecutaron muy rápidamente. El 24 de Octubre (cuando los Italianos lanzaron su tan oportuna ofensiva), un Concejo Nacional Húngaro ordenando la paz y la separación de Austria fue celebrado en Budapest. El 27 de Octubre se envió una nota de Viena a Washington aceptando la nota norteamericana del 18 de Octubre, que quedó sin acuse de recibo. El 28 de Octubre el comité Checoslovaco de Praga emitió una "ley" por un estado independiente, mientras se formaba un comité similar Polaco en Cracovia por la incorporación de Galitzia y la Silesia Austriaca dentro de una Polonia unificada. El 29 de Octubre, mientras el alto mando austriaco pedía un armisticio a los italianos, los Croatas de Zagreb declararon independientes a Eslavonia, Croacia y Dalmacia, pendientes de la formación de un estado nacional de Eslovenos, Croatas y Serbios. El 30 de Octubre los miembros alemanes del Reichsrat de Viena proclamaban un estado independiente de la Austria alemana.

El armisticio solicitado entre los Aliados y Austria-Hungría se firmó en la Villa Giusti, cerca de Padua, el 3 de Noviembre de 1918, siendo efectivo el 4 de Noviembre. Bajo sus provisiones, las fuerzas de Austria-Hungría eran requeridas para evacuar no sólo todos los territorios ocupados desde Agosto de 1914 sino también el Tirol Sur, Tarvisio, el Valle del Isonzo, Gorizia, Trieste, Istria, el oeste de Carniola y Dalmacia. Todas las fuerzas alemanas debían ser expulsadas de Austria-Hungría en 15 días o apresadas, y los Aliados debían tener libre uso de las comunicaciones internas de Austria-Hungría y tomar posesión de la mayoría de sus buques de guerra.

El Conde Mihály Károlyi, presidente del Consejo Nacional de Budapest, había sido designado Primer Ministro de Hungría por su rey, el emperador austriaco Carlos, el 31 de Octubre, pero pronto había comenzado a disociar su país de Austria, en parte con la vana esperanza de obtener un armisticio separado para Hungría. Carlos, el último de los Habsburgo en reinar en Austria-Hungría, renunció al derecho de participar en los asuntos Austriacos de gobierno el 11 de Noviembre, en los asuntos Húngaros el 13 de Noviembre.

La ofensiva final en el Frente Occidental

Se acordó finalmente entre los comandantes aliados que las tropas americanas de Pershing avanzarían a través del difícil terreno del Bosque Argonne, y de esta forma la ofensiva combinada aliada consistiría en ataques convergentes contra toda la posición alemana al oeste de una línea que iba desde Ypres a Verdún. De esta forma, los Americanos desde el frente al noroeste de Verdún y los Franceses desde el este de la Champagne, estos últimos en la orilla oeste del Meuse, los primeros al oeste del Bosque Argonne, debían lanzar ataques el 26 de Septiembre, con Mézières como su objetivo, a fin de amenazar no sólo la línea de suministros alemana a lo largo del ferrocarril Mézières-Sedan-Montmédy y la línea natural de retirada a través de la Lorena sino también la bisagra de la línea defensiva del Antwerp-Mosa que los alemanes estaban ahora preparando. Los británicos debían atacar la Línea Hindenburg entre Cambrai y Saint-Quentin el 27 de Septiembre y tratar de alcanzar el empalme clave de ferrocarril de Maubeuge, y así amenazar la línea de retirada de los alemanes a través de la abertura de Lieja. Los belgas, con apoyo Aliado, debían comenzar a atacar desde Ypres hacia Gante el 28 de Septiembre.

Los Americanos tomaron Vauquois y Montfaucon en los primeros dos días de su ofensiva pero pronto tuvieron que ir más despacio y el 14 de Octubre, cuando su ataque fue suspendido, habían llegado sólo hasta Grandpré, a menos de mitad de camino hacia Mézières. El avance francés mientras tanto fue detenido en el Aisne. Los británicos, aunque habían conseguido romper las defensas alemanas el 5 de Octubre y a partir de ahora tenían campo abierto delante de ellos, no pudieron perseguir a los alemanes lo suficientemente rápido como para poner en peligro su retirada. No obstante, la penetración de la Línea Hindenburg acobardó al mando supremo alemán. Los belgas poseían todas las alturas alrededor de Ypres el 30 de Septiembre.

El fin de la Guerra Alemana

Georg von Hertling, que había tomado el lugar de Michaelis como Canciller de Alemania en Noviembre de 1917 pero que había demostrado no ser más capaz que él de contener a Ludendorff y Hindenburg, presentó su renuncia el 29 de Septiembre de 1918, el día del armisticio búlgaro y el de mayor alcance del ataque británico sobre el Frente Occidental. Pendiente de designar un nuevo canciller, Ludendorff y Hindenburg obtuvieron del Emperador el consentimiento para un inmediato movimiento hacia la paz. El 1 de Octubre incluso revelaron su abatimiento en un encuentro de todos los líderes de los partidos políticos nacionales, socavando de esta manera el propio frente alemán por la repentina revelación de hechos largo tiempo ocultos al público y a sus líderes civiles. Esta nueva y cruda honestidad acerca de la deteriorada situación militar dio un enorme ímpetu a las fuerzas nativas alemanas de pacifistas y disidentes internos. El 3 de Octubre el nuevo canciller fue designado: era el Príncipe Maximilian de Baden, internacionalmente conocido por su moderación y honorabilidad. Aunque Max pidió unos días de intervalo para que la apertura de Alemania hacia la paz pareciera menos obviamente la admisión del inminente colapso, los líderes insistieron en un movimiento inmediato. Una nota alemana a Wilson, pidiendo un armisticio y negociaciones sobre la base de los propios pronunciamientos de Wilson, se envió la noche del 3 al 4 de Octubre.

La respuesta norteamericana del 8 de Octubre requería el consentimiento preliminar de Alemania (1) a negociaciones sobre la única cuestión de los medios para poner en práctica los principios de Wilson y (2) a una retirada de las fuerzas alemanas de suelo Aliado. La nota del gobierno alemán del 12 de Octubre aceptaba estas peticiones y sugería una comisión mixta para organizar la postulada evacuación. El 14 de Octubre, sin embargo, el gobierno norteamericano envió una segunda nota, que unía alusiones a los métodos de guerra "ilegales e inhumanos" de Alemania con exigencias para que las condiciones del armisticio y de la evacuación se determinaran unilateralmente por sus propios consejeros militares y los de los Aliados y que fuera cesado el "poder arbitrario" del régimen alemán para que las futuras negociaciones pudieran ser conducidas con un gobierno representativo del pueblo alemán.

En este momento el humor del mando supremo alemán había mejorado, incluso eran optimistas, cuando vieron que la penetración de la Línea Hindenburg no era seguida por una masiva ruptura Aliada. Más ánimos llegaban de los informes del debilitamiento de la fuerza de los ataques Aliados, principalmente a causa de que habían avanzado muy por delante de sus líneas de suministro. Ludendorff todavía quería un armisticio, pero sólo para dar a sus tropas un descanso como preludio a una mayor resistencia y a asegurar una retirada a una línea defensiva más corta en la frontera. El 17 de Octubre incluso sintió que sus tropas podían hacerlo sin descansar. Era menos el cambio de la situación que la revisión de su impresión; nunca había sido tan mala como él la había reflejado el 29 de Septiembre. Pero el desmayo de su primera impresión se había ahora extendido a través de los círculos políticos alemanes y el público. Aunque habían soportado un incremento de sus privaciones y estaban medio muertos de hambre por el bloqueo Aliado a mediados de 1918, el pueblo alemán había mantenido su moral sorprendentemente bien mientras creían que Alemania podía lograr una victoria en el Frente Occidental. Cuando esta esperanza se colapsó en Octubre de 1918, muchos, quizás incluso la mayoría de los alemanes desearon solo que la guerra terminara, aunque significara que su nación tuviera que aceptar términos de paz desfavorables. La opinión pública alemana, habiendo sido desilusionada repentinamente, era ahora mucho más radicalmente derrotista que el mando supremo.

Una tercera nota alemana a los Estados Unidos, enviada el 20 de Octubre, accedía al establecimiento unilateral de condiciones para el armisticio y la evacuación, en la creencia expresa que Wilson no permitiría ninguna afrenta al honor de Alemania. La nota de respuesta norteamericana del 23 de Octubre concedía la disposición de Wilson para proponer un armisticio a los Aliados pero añadía que los términos debían ser tales que incapacitaran a Alemania la reanudación de hostilidades. Ludendorff vio esto, militarmente, como la petición de una rendición incondicional y que por tanto debía haber continuado su resistencia. Pero la situación ya no estaba bajo su control, y el 26 de Octubre fue obligado a dimitir por el Emperador, aconsejado por el Príncipe Max. El 27 de Octubre Alemania acusaba recibo de la nota norteamericana.

Wilson comenzó ahora a persuadir a los Aliados de acceder a un armisticio y a negociaciones de acuerdo con la correspondencia E.E.U.U.-Alemania. A lo que accedieron, con dos reservas: no subscribirían el segundo de los Catorce Puntos (sobre la libertad de los mares); y querían "compensaciones . . . por los daños sobre la población civil . . . y sus propiedades por la agresión de Alemania". La nota de Wilson del 5 de Noviembre avisaba a los alemanes de estas reservas y anunciaba que Foch comunicaría los términos del armisticio a representantes acreditados de Alemania. El 8 de Noviembre una delegación alemana, dirigida por Matthias Erzberger, llegó a Rethondes, en el Bosque de Compiègne, donde los alemanes se encontraron cara a cara con Foch y su grupo y donde fueron informados de los términos de paz de los Aliados.

Mientras, la revolución sacudía Alemania. Comenzó con un motín de marineros en Kiel el 29 de Octubre como reacción a las órdenes del mando naval de que la Flota Alemana de Alta Mar partiera hacia el Mar del Norte para una batalla definitiva. Aunque las tripulaciones de los U-boat permanecieron leales, el motín de las tripulaciones de los barcos de superficie se extendió a otras unidades de la flota, convirtiéndose en insurrección armada el 3 de Noviembre y progresando hacia la revolución abierta al día siguiente. Hubo disturbios en Hamburgo y Bremen; "concejos de soldados y obreros," como los soviet rusos, se formaron en centros industriales del interior; y la noche del 7 al 8 de Noviembre se proclamó la "República democrática y socialista de Bavaria". Los Social Demócratas del Reichstag retiraron su apoyo al gobierno del Príncipe Max para poder ser libres de luchar contra los Comunistas por el liderazgo de la revolución. Mientras Guillermo II, en Spa, todavía se preguntaba si podría abdicar de su título imperial alemán pero permanecer como Rey de Prusia, el Príncipe Max, en Berlín el 9 de Noviembre, por propia iniciativa, anunciaba la abdicación de ambos títulos de Guillermo II. La monarquía Hohenzollern había llegado a su fin, uniéndose a las de los Habsburgos y los Romanovs. El Príncipe Max entregó sus poderes como canciller a Friedrich Ebert, de la Mayoría Social Demócrata, que formó un gobierno provisional. Un miembro de su gobierno, Philipp Scheidemann, rápidamente proclamó una república. El 10 de Noviembre Guillermo II se refugiaba en la neutral Holanda, donde el 28 de Noviembre firmaba su propia abdicación de sus derechos de soberanía.

El Armisticio

Los términos del armisticio Aliado presentado en el vagón de ferrocarril en Rethondes fueron duros. Se exigió a Alemania que evacuara no sólo Bélgica, Francia y Alsacia-Lorena sino también todo el resto de la orilla izquierda (oeste) del Rin, debiendo neutralizar la orilla derecha del río entre Holanda y Suiza. Las tropas alemanas en África del Este debían rendirse; los ejércitos alemanes del este de Europa debían retirarse a la frontera alemana de preguerra; los tratados de Brest-Litovsk y Bucarest debían ser anulados; los alemanes debían repatriar a todos sus prisioneros de guerra y entregar a los Aliados una gran cantidad de materiales de guerra, incluyendo 5,000 piezas de artillería, 25,000 ametralladoras, 1,700 aviones, 5,000 locomotoras y 150,000 vagones. Y mientras, el bloqueo Aliado de Alemania debía continuar.

Suplicando por el peligro del Bolchevismo en una nación al borde del colapso, la delegación alemana obtuvo alguna mitigación de estos términos: una sugerencia de que el bloqueo podría relajarse, una reducción en la cantidad de armamentos que entregar y el permiso de mantener las fuerzas alemanas en el este de Europa por el momento. Los alemanes podrían haber negociado mejores concesiones si el hecho de la revolución interior no se hubiera unido con la inminencia de un nuevo ataque desde el oeste.

Aunque el avance Aliado continuaba e incluso en algunos sectores parecía que aceleraba, las principales fuerzas alemanas se las habían arreglado para retirarse por delante de él. La destrucción por los alemanes de carreteras y líneas de ferrocarril a lo largo de las rutas de su evacuación hizo imposible que los suministros mantuvieran el paso con el avance de las tropas Aliadas; se producía una pausa en el avance mientras se reparaban las líneas de comunicaciones Aliadas, y esta daba a los alemanes un respiro para reunir a su resistencia. El 11 de Noviembre el avance Aliado en los sectores del norte del frente habían llegado más o menos a un punto muerto sobre una línea que iba desde Pont-à-Mousson a través de Sedan, Mézières y Mons hasta Gante. Foch, sin embargo, ahora contaba con una fuerza Franco-Americana de 28 divisiones y 600 tanques en el sur lista para golpear a través de Metz hacia el noreste de la Lorena. Puesto que la ofensiva general de Foch había absorbido las reserves alemanas, esta nueva ofensiva caería sobre su desnudo flanco izquierdo y prometía sobrepasar por el flanco la totalidad de su nueva línea de defensa (desde Antwerp hasta la línea del Mosa) e interceptar cualquier retirada alemana. En este momento el número de divisiones americanas en Francia llegaba a las 42. Además, los británicos estaban a punto de bombardear Berlín en una escala hasta ahora desconocida en la guerra aérea.

Si la proyectada ofensiva final Aliada, preparada para el 14 de Noviembre, hubiera conseguido la victoria no podrá nunca ser conocido. A las 5:00 AM del 11 de Noviembre de 1918, se firmaba el documento del Armisticio en el vagón de ferrocarril de Foch en Rethondes. A las 11:00 AM del mismo día, terminó la I Guerra Mundial.

El hecho de que Matthias Erzberger, que era un político civil más que un soldado, encabezara la delegación por el armisticio alemán llegó a ser una parte integral de la leyenda de la "puñalada por la espalda" (Dolchstoss im Rücken). El tema de esta leyenda fue que el Ejército Alemán "sin ser derrotado en el campo de batalla" (unbesiegt im Felde) había sido "apuñalado por la espalda": p. ej., le había sido negado apoyo en un momento crucial por una abatida y derrotista población civil y sus líderes. Este tema fue pronto adoptado tras el fin de la guerra por el mismo Ludendorff y otros generales alemanes que no querían admitir lo desesperada de la situación militar alemana en Noviembre de 1918 y que querían reivindicar el honor de las armas alemanas. La leyenda de la "puñalada por la espalda" pronto se abrió camino en la historiografía alemana y fue recogida por los agitadores políticos de la derecha alemana quienes proclamaban que la propaganda Aliada en Alemania en los últimos estadios de la guerra había minado la moral civil y que traidores entre los políticos habían estado preparados para hacer lo que les ordenaron los Aliados y firmar el Armisticio. Adolf Hitler llegó a ser el más destacado de estos agitadores políticos, calificando a Erzberger y a los líderes de los Social Demócratas como los "criminales de Noviembre" y abogando por políticas militaristas y expansionistas por las que Alemania pudiera redimir su derrota en la guerra, vengarse de sus enemigos y llegar a ser la potencia predominante de Europa.

Muertos, heridos y desaparecidos

Las bajas sufridas por los participantes en la I Guerra Mundial empequeñecieron las de guerras anteriores: unos 8,500,000 de soldados murieron como resultado de heridas y/o enfermedades. El mayor número de bajas y heridos fue infligido por la artillería, seguida de la armas ligeras y el gas venenoso. La bayoneta, sobre la que confiaba el Ejército Francés de la preguerra como el arma decisiva, en realidad produjo pocas bajas. La guerra se estaba mecanizando desde 1914 y producía bajas aún cuando no ocurriera nada importante. Incluso en un día tranquilo del Frente Occidental, muchos cientos de soldados alemanes y aliados morían. Las mayores pérdidas de vidas en un solo día sucedieron el 1 de Julio de 1916, durante la Batalla del Somme, cuando el Ejército Británico sufrió 57,470 bajas.

Sir Winston Churchill una vez describió las batallas del Somme y Verdún, que fueron típicas de la guerra de trincheras por su carnicería inútil e indiscriminada, como libradas entre muros dobles o triples de cañones alimentados por montañas de obuses. En un espacio abierto rodeado por masas de estos cañones un gran número de divisiones de infantería colisionaban. Combatían en esta peligrosa posición hasta quedar batidos en un estado de inutilidad. Entonces eran reemplazados por otras divisiones. Tantos hombres se perdieron en el proceso y quedaron destrozados hasta tal punto que existe un monumento francés en Verdún en memoria de los 150,000 muertos no localizados que se presume están enterrados en los alrededores.

Esta clase de guerra hacía difícil preparar listas fiables de bajas. Había revoluciones en cuatro de los países combatientes en 1918, y la atención de los nuevos gobiernos se desviaba del macabro problema de las pérdidas de guerra. Una tabla completamente fiable de pérdidas nunca podrá ser compilada. Similares dudas existen sobre el número de muertes civiles atribuibles a la guerra.

No había agencias establecidas que recogieran datos de estas fatalidades, pero está claro que el desplazamiento de personas por el movimiento de la guerra en Europa y Asia Menor, acompañado como sucedió en 1918 por la mayor epidemia mortal de gripe de la historia, condujo a la muerte de gran número de personas. Se estima que el número de muertes civiles atribuibles a la guerra fue mayor que el de bajas militares, o alrededor de 13,000,000. Estas muertes civiles fueron principalmente causadas por hambre, frío, enfermedad, encuentros militares y masacres.

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