La bomba atómica ( 1 / 2 )

Un científico brillante llamado J. Robert Oppenheimer creo la bomba sin pensar en la tragedia que ocurrió una mañana en agosto de 1945, se le llama el asesino mas grande d e la historia ( cosa que yo no creo), pues a mi juicio hay dos grandes factores que afectan a este hecho, primero el gran atrevimiento, la sinicidad y las ganas de destrozar a una nación por parte de los EUA, el segundo es la falta de inteligencia de el gobierno de Japón de terminar la guerra antes de que ocurriera un ataque tan feroz que conmovió a toda la humanidad y termino con la rendición del Japón.

Brillante físico y talentoso líder de otros científicos, J Robert Oppenheimer contribuyó a la victoria de EEUU en la Segunda Guerra Mundial. Pero su vida privada le produjo acusaciones de traición y un fin prematuro a su servicio en el gobierno.

 Luego de una racha matinal de sirenas antiaéreas, sonó la señal de que no había peligro. El Sol iluminó la hora pico de la bulliciosa Hiroshima, resaltando el esbelto follaje de los famosos sauces de la ciudad. En este día de agosto de 1945, los hombres de negocios que corrían a sus trabajos, los niños en camino a la escuela y las amas de casa sabían, después de muchos bombardeos, que dos o tres bombarderos B29 de EEUU no eran peligrosos: si se tratara verdaderamente de un ataque serio, el cielo estaría lleno de aviones. Un sobreviviente recordaría que, de pronto, "Un brillo cegador cortó el cielo... la piel de mi cuerpo sintió un calor quemante... silencio mortal... luego un gran '!bum!', como el estallido de un trueno distante."

 A las 8:14, hora local, el bombardero Enola Gay soltó su única carga, el "Little Boy" y se alejó rápidamente. Minutos después la bomba atómica estalló, produciendo un intenso brillo que encendió el cielo y provocó fuertes vientos. De una bola de fuego de 400 m de diámetro surgió una nube en forma de hongo que se elevó 20 km. El intensísimo calor, de quizá 3.000C°, convirtió instantáneamente en carbón a miles de seres humanos. Miles más les sobrevivieron unos pocos segundos, para ser golpeados por escombros o sepultados por edificios caídós. Empavorecidos, muchos se tiraron a ríos que habían hervido. En la horrenda vorágine murieron 200.000 almas, la mitad de la población diurna de la ciudad. Desaparecieron aproximadamente unos 60.000 edificios, fuegos dispersos se convirtieron en incendios mayores y la contaminación radiactiva inició brutalmente su inhumana y silenciosa labor de provocar una muerte lenta y dilatada.

 En ese 6 de agosto de 1945, el azorado mundo supo que el hombre había domeñado la energía encerrada en el átomo para crear un arma increíblemente destructiva. Hasta esa fatídica explosión, sólo unos cuantos militares de alto rango y líderes políticos sabían la verdadera historia: durante afios, un equipo de científicos y técnicos trabajaron frenéticamente para construir en secreto esta "arma del día del juicio final". Lo consiguieron, debido en gran parte a la inteligencia e inspiración del distinguido físico teórico J. Robert Oppenheimer, que en aquel entonces contaba con apenas 41 afios de edad.

EI prodigio
Nacido en Nueva York de padres pudientes de origen judeoalemán, Oppenheimer se crió en el seno de una familia que respetaba el arte, la música y la curiosidad intelectual. Ingresó a la Universidad de Harvard en 1922 y obtuvo su licenciatura en química, con honores, en tan sólo tres años. En los siguientes años, el precoz joven viajó por Europa, donde trabajó con varios físicos en la vanguardia de la investlgaclon de los fenómenos atómicos, a la luz de las nuevas teorías. A sólo un año de egresar, Oppenheimer publicó un documento científico que mostraba su total comprensión de los nuevos métodos. Poco después desarrolló, junto con el afamado Max Born, una parte esencial de la teoría cuántica conocida como el método Born-Oppenheimer. Su notable disertación doctoral le ganó fama internacional en 1927.
Física, romance e izquierdismo

En 1929, la naciente autoridad científica aceptó puestos en dos de las muchas universidades que lo solicitaron: durante la primavera enseñó en el bullicioso Instituto Tecnológico de California, en Pasadena, y en otoño e invierno en el campus de Berkeley de la Universidad de California, donde fue el primer profesor en impartir la novedosa mecánica cuántica. De hechó, el erudito científico tuvo que ajustar necesaria y gradualmente el nivel de su cátedra a las capacidades de sus azorados alumnos.

 En 1936 se enamoró de Tean Tatlock, jovencita difícil y voluble cuyo apasionado idealismo halló salida en el Partido Cornunista. Su tormentoso romance coincidió con la inestabilidad del mundo, de la depresión en Estados Unidos a los desconcertantes actos de dictadores como Hitler, Mussolini y Franco en Europa occidental. Como muchos otros pensadores de su época, Oppenheimer investigó las ideas de izquierda como una posible solución, aunque no se unió al Partido Comunista, como lo hicieron su hermano menor, su cuñada y muchos de sus amigos. Su interés en la política, al igual que su capacidad para leer el sánscrito, fueron el resultado natural de su continua investigación en diferentes áreas del conocimiento. Él mismo admitió que le preocupaba profundamente el antisemitismo en la Alemania y España fascistas y donó hasta 1 000 dólares al año de su ingreso anual de 15 000 dólares para causas asociadas con grupos comunistas. Cuando terminó su relación con Jean Tatlock, luego de conocer a Kitty Harrison, la mujer que sería su esposa en 1940, también se alejó del círculo de amigos izquierdistas que aquélla frecuentaba.

La amenaza nazi
Estados Unidos supo en 1939 que la Alemania de Hitler, preparándose para una guerra total, había descubierto la fisión nuclear. Oppenheimer y otros expertos supusieron que los experimentadores alemanes tratarían de producir una reacción en cadena controlada que haría posible una bomba infinitamente más destructiva que cualquier otro explosivo convencional. Los científicos alertaron al presidente Roosevelt con una famosa carta, luego de conseguir el apoyo del renombrado genio científico Albert Einstein, quien era exiliado del régimen nazi. En el mayor de los secretos, el presidente autorizó el financiamiento de un proyecto destinado a construir armas nuevas. Irónicamente, muchos connotados científicos, forzados a huir de sus hogares en Alemania, Italia y Hungría, se unieron a los investigadores de EEUU para trabajar en laboratorios en todo el país. Algunos grupos investigaron la posibilidad de construir un reactor nuclear, mientras otros se ocuparon de separar los isótopos de uranio necesarios para una reacción en cadena. A principios de 1942 se pidió a Oppenheimer, entonces fascinado con los problemas teóricos, que coordinara los esfuerzos dispersos.

Proyecto Manhattan
El programa del ejército de EEUU para inventar un arma nuclear recibió máxima prioridad. Su nombre en clave fue Proyecto Manhattan y lo dirigió el coronel Leslie Groves, de 46 años, áspero y robusto. Groves -quien apodó "costosa colección de lunáticos" a los científicos que investigaban la energía atómica- reconoció que Oppenheimer tenía el potencial para dirigir a sus divididos colegas en una situación de grandes presiones. El físico sugirió que todos los investigadores fueran reunidos en un solo laboratorio en la pequeña aldea de Los Álamos, en Nuevo México, una región que conocía bien, pues era dueño de un rancho cercano.

 En marzo de 1943, un internado para varones fue transformado en una vigilada instalación secreta, con Oppenheimer como director científico. Insistiendo en que toda información fuera intercambiada libremente entre los científicos, cuyos viajes al exterior estaban severamente restringidos, Oppenheimer estimuló una atmósfera de confianza y respeto que produjo enormes progresos. Con meticulosidad, se mantuvo al frente del complejo proyecto, aunque su vida privada se resintió enormemente. Su esposa, que adiaba las restricciones, comenzó a beber y a maltratar a sus dos pequeños hijos. Pero la abigarrada mezcla de científicos -entre los que había una docena de ganadores o postulantes al premio Nobel, y cuyos egos eran grandes- consideraba a Oppenheimer un lider de gran devoción y diplomacia. La mayoria le daría casi todo el crédito por el éxito del proyecto.

El 30 de diciembre de 1944, Groves, promovido a general, predijo que los dos mil millones de dólares invertidos en el proyecto darían por resultado una bomba terminada el 10 de agosto del año siguiente. Pero cuando Alemania se rindió en mayo de 1945, muchos de los investigadores de Los Álamos consideraron innecesario el uso del arma. ¿Acaso no era inminente la rendición de Japón? ¿Debía ser EUA el primer país en usar tan terrible arma? Harry S. Truman, sucesor a la presidencia cuando murió Roosevelt, nombró a un comité que incluyó a Oppenheimer para examinar las posibles consecuencias de una detonación nuclear. Los expertos decidieron recomendar, con la anuencia de Oppenheimer, que la primera bomba atómica fuera arrojada casi como cualquier experimento, sin advertencia previa, sobre un blanco militar iaClaro que estas preocupaciones serían vanas si la bomba no funcionaba. La muy esperada prueba de la primera arma atómica del mundo tuvo lugar el 16 de julio de 1945, a unos 90 km de la base de la fuerza aérea en Alamogordo, Nuevo México

El artefacto de prueba, Ilamado "Fat Man" ("Gordo") por su forma bulbosa, se instaló en el desierto sobre una torre de acero. A las 5:30 un control remoto detonó la bomba. Con un rugido, una bola de fuego verde violáceo y anaranjado se elevó sobre un área de 1.5 km de ancho. La reacción en cadena hizo temblar la tierra y la torre de acero se esfumó. Una columna de humo se elevó hacia los cielos, ensanchándose hasta formar un hongo a 11 km del suelo. La primera explosión nuclear hecha por el hombre pasmó, y luego alegró, a los observadores militares y científicos que la presenciaron. Algunos felicitaron a gritos al director, pero Oppenheimer recordó el Bhagavad Gita, poema épico de la India: "Me volví Muerte, el destructor de mundos." Por el resto de su vida, su satisfacción por el logro científico fue moderada debido a un justificado y profundo sentido de responsabilidad por las consecuencias.

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