Las prostitutas espías del partido nazi

Durante la segunda guerra mundial, comenzaron a generarse diferencias en el alto mando militar alemán, a tal grado que había rumores y acusaciones de traición e ideología blanda, y para espiarlos decidieron usar la debilidad más grande de un hombre poderoso, las mujeres.

La idea fue de Lina Matilde von Osten, la esposa de Reinhard Heydrich. Alto jerarca nazi y considerado como uno de los principales diseñadores del holocausto, de los principales impulsores de la solución final.

Lina tomo como cuartel “El Salón Kitty”,un burdel situado en Berlín.Sobra decir que era bastante elegante y las trabajadoras del lugar eran preciosas, ahí se llevaba a todos los diplomáticos y mandos militares, mientras ellos disfrutaban en el sótano había un grupo de técnicos con equipos escuchando las conversaciones.

Las trabajadoras “originales”, las que contrató Katherina eran polacas, cuando el partido tomó control fueron despedidas y sustituidas por mujeres alemanas adiestradas por las SS y Gestapo.

La propietaria era Katherina Kitty Schimdt, cuando estalló la persecución ella ayudó a unos cuantos judíos a escapar de Alemania.Fué arrestada por este motivo y se le dio a escoger:o cedía el burdel para que el estado lo usara a su conveniencia,o si se negaba sería enviada a un campo de concentración(el partido se quedaría con el burdel de todas maneras), Katherina optó por aparentemente lo más inteligente;Intercambio su libertad por su negocio.

Evidentemente en esta labor de espionaje utilizando como primera línea a las prostitutas hizo caer a unos cuantos, todos los que criticaron las acciones políticas, militares y sociales a cargo del partido nazi fueron sometidos a los interrogatorios de la Gestapo, esto hizo que el demoníaco plan fuera descubierto por los mismos alemanes y huían del matrimonio Heydrich.

Reinhard Heydrich fue asesinado en Praga, el burdel paso por distintas manos y Lina tomó un lugar importante en la sociedad, pues su marido murió en servicio y las personas que le huyeron y la tacharon de malvada le ofrecieron su apoyo, el mismo Hitler le nombró como “La viuda del tercer Reich”.

Una vez finalizó la guerra, Lina Heydrich pasó el resto de su vida minimizando los brutales actos de su marido, su papel en la represión y fusilamiento de cientos de patriotas checos y negando su implicación en el exterminio de millones de judíos.

Comentarios