Pearl Harbour

Pearl Harbor: ¿Ataque sorpresa?

Hipótesis: Estados Unidos sabía que Japón iba a atacarlos, pero como les convenía ese ataque para entra en la guerra, no hicieron nada para impedirlo.

Este informe tratará de demostrar que el ataque sufrido por EEUU en manos de la fuerza aérea japonesa se podría haber evitado. O sea, que EEUU conocía que podría haber un ataque por parte de las fuerzas niponas y lo podría haber evitado, pero no fue así ya que era la excusa perfecta para entrar en la Segunda Guerra Mundial.

EEUU y Japón, desde algunos años atrás, tenían algunos problemas entre ellos. Todo comenzó en los años 20 cuando Japón, por la crisis en la que se encontraban los países europeos luego de la Primera Guerra Mundial, comenzó a dominar el mercado en el este asiático. Sector que EEUU quería dominar. EEUU, mediante una serie de tratados limito la influencia del país del sol naciente sobre China y además redujo su marina. Además, junto con EEUU, algunos países de Europa occidental pusieron un embargo sobre Japón e implantaron impuestos sobre sus productos.

En el aspecto militar también estaban enfrentados, ya que Japón pertenecía el eje Berlín-Roma-Tokio, mientras que EEUU apoyaba abiertamente a Gran Bretaña.

 7 de diciembre de 1941

El domingo 7 de diciembre de 1941 los aviones japoneses atacaron inesperadamente las islas Hawai, sorprendiendo la base naval de Pearl Harbor. Seis portaaviones acompañados de acorazados, cruceros y submarinos lanzaron desde sus plataformas 353 aviones en dos ataques sucesivos sobre la base naval norteamericana ocasionado cuantiosos daños materiales y más de tres mil muertos entre militares y civiles.

El primer ataque se produjo poco después de las 7 de la mañana seguido por otra incursión dos horas más tarde. Las islas parecían envueltas en fuego y de no haber mediado la reacción de heroicos soldados que dieron su vida tratando de defender la base militar, la tragedia pudo ser aún mayor. El fuego y el humo crearon un escenario dantesco que, sin embargo, sirvió para que los japoneses hicieran una lectura equivocada sobre el verdadero alcance del ataque aéreo.

Apenas un par de acorazados norteamericanos fueron hundidos ya que los tres portaaviones se hallaban ausentes el día del ataque. Si bien las pérdidas fueron significativas en aviones y buques ligeros, los japoneses fallaron en su primordial objetivo de hundir los tres portaaviones enemigos que más tarde serían claves en los triunfos aliados a partir de la batalla de Midway.

La negativa de Nagumo de repetir una nueva incursión sobre las islas y a pesar del insistente reclamo de sus hombres en ese sentido, impidió la destrucción del arsenal militar norteamericano que permaneció intacto al igual que las reservas de combustible. Si los japoneses hubieran acabado con las reservas de petróleo y con el arsenal militar, el ataque a Pearl Harbor habría sido un éxito no obstante la inesperada ausencia de los portaaviones.

La increíble omisión de los japoneses le permitió a los norteamericanos recuperar en poco tiempo gran parte de la flota dañada y mantener sus reservas de combustible en el Pacífico sin necesidad de recurrir a costosas travesías desde el continente americano. Con su acción, los japoneses cometieron probablemente el error militar más grave de la guerra, incluso superior al ataque alemán sobre Rusia ya que las consecuencias de este traicionero ataque solo sirvieron para brindarle a Roosevelt la excusa que buscaba para que su pueblo se convenciera de la necesidad de participar en la guerra contra el Eje.

El congreso norteamericano abandonó su tradicional neutralidad y le declaró la guerra al Japón abriendo otro frente de batalla en el momento menos oportuno para Hitler. Con sus tropas en las puertas de Moscú, Hitler esperaba(acertadamente) un ataque japonés sobre Rusia desde Siberia tras lo cual el gigante asiático habría sucumbido en cuestión de semanas. Sin embargo, los japoneses prefirieron embarcarse en una guerra paralela con los Estados Unidos en una lucha desigual que los conduciría al desastre.

Las razones del ataque japonés a Pearl Harbour tienen su explicación en el humillante trato diplomático que debió soportar Japón por parte de las potencias occidentales, no obstante su poderío económico y militar. Los japoneses querían ser reconocidos como una gran potencia y sin embargo recibían el trato de un país periférico.

La exigencia norteamericana de que debían abandonar los territorios ocupados en China e Indochina más el pedido de que rompieran con el Eje, fue en todo caso la gota que rebalsó el vaso y que tocó el orgullo japonés en su fibra más íntima. Las humillaciones diplomáticas que el Japón debió sufrir reiteradamente desde Washington probablemente obedecieron una estrategia bien precisa de Roosevelt.

El presidente norteamericano con su política de provocaciones buscaba una reacción suicida de Japón que finalmente se manifestó con el ataque a Pearl Harbor. La prodigiosa habilidad política de Roosevelt contrastaba con la rústica y marcial dirigencia japonesa imbuida de un nacionalismo fanático. La curiosa ausencia de los tres portaaviones norteamericanos en el día del ataque japonés acaso no obedezca a una simple casualidad y sí en cambio a un ardid del presidente Roosevelt. Nunca se sabrá la verdad sobre este tema pero hay una larga lista de indicios que al menos merecen ser considerada.

La base de Pearl Harbor disponía de radares británicos y el día del ataque japonés un joven soldado pudo ver perfectamente la llegada de los aviones enemigos a las 6.45 a.m. Inexplicablemente su superior desestimó el peligro que marcaban los radares pensando que se trataba de doce aviones procedentes de los  Estados Unidos. Resulta increíble esta confusión ya que los radares señalaban que la incursión aérea venía del Norte con una presencia de más de cien aviones.

A las 6.45 a.m del 7 de diciembre un buque americano hundió un submarino japonés en las inmediaciones de Pearl Harbor y sin embargo nadie movió un dedo para poner a la isla en estado de alarma. Es más, los responsables de la base una vez notificados del episodio, ordenaron al buque en cuestión que verificara si realmente se trataba de un submarino enemigo.

La ausencia de los tres portaaviones norteamericanos en el día del ataque también se atribuyó a la casualidad aunque luego se pudo comprobar que fue premeditada ya que Washington tenía fundados temores en la incursión japonesa y decidió trasladarlos a Midway y Wake.

La trama de sospechas se completa con otro dato curioso. Un día antes del ataque, los servicios secretos norteamericanos habían interceptado la virtual declaración de guerra japonesa poniendo en alerta a sus bases militares. Sin embargo, el alerta llegó a Pearl Harbour cinco horas después del ataque japonés. Este hecho se atribuyó también a la casualidad alegando un súbito congestionamiento de las estaciones de transmisión del ejército y la marina que obligó a Washington a utilizar las líneas telegráficas comerciales con el consabido retraso de la información.

Algunas ocasiones perdidas para evitar el ataque

En la mañana de ese fatídico día que ningún estadounidense que vivió para presenciarla podrá olvidar, los 353 aviones japoneses llevaron a cabo una de las victorias militares más fáciles de la historia. Al término de este ataque, los 8 acorazados norteamericanos que estaban en la base habían sido hundidos o dañados y varios de los destructores y barcos mas pequeños también habían sido alcanzados por las bombas. Las bases de la isla estaban casi todas completamente destruidas al igual que la gran mayoría de los aviones. Por el otro lado, los nipones solo presentaron la baja de 55 hombres y 29 aviones.

Pero esta tragedia se pudo haber evitado de alguna manera, a través de la diplomacia en primera instancia, y en segunda a través de varias oportunidades que se presentaron pero que no fueron aprovechadas.

A alrededor de las 6 de la tarde del día anterior, cuando la flota nipona se encontraba todavía a 800 kilómetros de distancia, el teniente coronel George Bicknell, quien era un oficial del servicio secreto, le llevo al comandante en jefe, el general Short, un informe del FBI en el cual se detallaba una llamada hecha desde Tokio hacia un ciudadano japonés en Honolulu, en la cual la capital japonesa pedía información sobre aviones, reflectores, barcos, el tiempo y flores.

Luego, en la madrugada del 7 de diciembre, un pequeño barco de la marina norteamericana vio aparecer un periscopio a poca distancia de la entrada a la base de Pearl Harbor. De inmediato le comunico lo que había visto a uno de los destructores que estaba patrullando la zona. Este otro barco recorrió el lugar por un rato pero sin encontrar nada. Este hallazgo no fue comunicado a las autoridades ya que no se lo pudo confirmar, pero lo que ahora se sabe es que ese periscopio pertenecía a uno de los submarinos japoneses que estaba vigilando la isla.

A las 6 de la mañana, el acorazado Ward, vio frente a la base de Pearl Harbor, la torre de mando de un submarino. Este se acerco y dejó caer algunas bombas, con las cuales logró hundirlo. Los oficiales del Ward avisaron a sus superiores pero estos llegaron a la conclusión que lo que había visto y hundido el Ward había sido una boya.

A las 7 de la mañana, cuando los aviones japoneses estaban a solo 220 kilómetros, los dos soldados norteamericanos que estaban a cargo del radar vieron demasiadas manchas. Mas de las que jamás habían visto, eran tantas que pensaron que pensaron que el radar se había roto. Pero luego se dieron cuanta de que no era así, y que se trataba de una formación aérea que se dirigía hacia ellos. Estos dos soldados llamaron al centro de información, donde había un joven subteniente que tenia escasa experiencia en esa función. No había ningún superior en servicio y todos los suboficiales estaban desayunando. Este joven recordó que había oído que ese día iban a llegar algunos aviones procedentes de California, por lo tanto llego a la conclusión que esos eran aviones aliados y les informo a los soldados del radar que no tenían que preocuparse.

Informes oficiales: Reportes de la marina y la armada

La corte de la marina, liderada por el Almirante Murfin, se reunió desde el 24 de julio hasta el 27 de septiembre del año 1944. esta corte concluyo que el Almirante Harold Strak, Jefe de opresiones navales en la base de Pearl Harbor, no le proveyó al Almirante Kimmel toda la información que poseía Washington. A partir de esto, se lo excluyó a Kimmel de todos los cargos presentados en su contra.

El teniente general Jorge Grunert, lideró la junta de la armada para investigar el caso Pearl Harbor, la cual se reunió desde el 20 de julio al 20 de octubre de 1994. Se reunió evidencia de 151 testigos en Washington, San Francisco y Hawai. La junta criticaba al Almirante Short, pero también se prestaba atención al General Marshall y al Departamento de Guerra. A Marshall se lo acusaba de no brindarle a Short la información crítica en la noche del 6 de diciembre y en la mañana del 7 y de no avisarle a Short de que las relaciones entre los Estados Unidos y Japón estaban en decadencia. La junta concluyó que el General Marshall no mantuvo informado a las autoridades militares en Hawai sobre los movimientos japoneses, los cuales eran conocidos en Washington y que su aviso del 27 de noviembre no fue lo suficientemente claro y conciso.

Estos reportes le dieron mucha información a Jun Flynn, quien en septiembre de 1945 hizo un reporte sobre este ataque. Sus declaraciones fueron dadas a conocer a través de un diario de Chicago. En ese informe Flynn decía que había que culpar a F. D. Roosevelt por el mal manejo diplomático, por dejar a la flota del Pacifico en la base de Pearl Harbor y por no proveer con buen equipamiento defensivo a esta base.

Flynn explica que FDR que aunque Estados Unidos provocara a Alemania, esta no les iba a declarar la guerra, entonces decidió poner plena atención en provocar a Japón para que estos lo hagan. Además, los británicos descifraron el código secreto de los japoneses y le avisaron a Washington lo que sabían. Los mensajes japoneses enviados a sus diplomáticos decían que le daban hasta el 25 de noviembre para llegar a un acuerdo diplomático con los Estados Unidos.

En su informe, Flynn, comenta que a los comandantes de Peral Harbor no se les dio información alguna acerca de los mensajes japoneses interceptados y de que las relaciones diplomáticas estaban cayendo. Al almirante Short se le ordenó que ponga orden ante una eventual revuelo de la gran población nipona en Hawai.

En otro de los puntos de su informe, Flynn plantea que el asombro de Roosevelt al DIA del ataque fue toda una mentira debido a que como el Presidente sabia de los mensajes descifrados, sabia lo que estaba por ocurrir.

El almirante que estaba antes de Kimmel a cargo de la flota de Hawai, Almirante Richardson, estaba convencido de que cualquier flota amarrada en Hawai era un blanco fácil.

Investigaciones del congreso

Desde el 15 de noviembre de 1945 hasta el 31 de mayo de 1946, se reunió el comité del congreso sobre la investigación del ataque e Pearl Harbor. Esta comisión trataba de satisfacer las curiosidades del público pero manteniendo la administración de esos años libre de toda culpa.

La mayoría demócrata trataba de alejar lo mas posible todas las declaraciones que sostenían que FDR tenía algo que ver con ese ataque.

El informe brindado por esta comisión concluyó que el brillante ataque japonés nunca fu provocado y que no había evidencia de que Roosevelt había provocado a los nipones para que luego el congreso les declare la guerra. Este informe también dice que el Presidente había hecho todo lo posible para evitar y a guerra con Japón y que el ataque fue culpa de los comandantes locales.

También se decía que el departamento de guerra debió avisarle a Short que sus medidas de seguridad no eran suficientes y que la inteligencia naval y militar debió haberse dado cuenta que los japoneses tramaban algo al querer saber la posición de los barcos americanos en todo momento. Por ultimo se concluyó que el departamento de guerra y el de la marina debieron mantener un mejor estado de alerta y debieron haber avisado a Hawai acerca de la ruptura de las conversaciones entre Estados Unidos y Japón.

Otro informe, firmado por solo dos senadores de la comisión, daba una lista con algunas conclusiones y responsabilidades sobre el ataque: el Presidente Roosevelt era responsable por no hacer clara la cooperación entre la secretaría de guerra, la secretaría de la marina, el General Marshall y el Almirante Stark y por no dar la suficiente información y las ordenes correspondientes a los comandantes en la isla de Hawai cuando se sabía que los peligros de una guerra inmanente crecían día a día.. Roosevelt también había fallado, entre la noche del 6 de diciembre y la mañana del domingo 7, al no actuar rápida e instantáneamente cuando se lo requería.

El senador republicano Frank Keefe, integrante de la comisión del congreso, suministró algunas ideas adicionales. Keefe decía que el concepto de “incidente” había influenciado el pensamiento de los oficiales en Washington por un largo tiempo. Este senador también consideraba significante que unos días antes del ataque a Pearl Harbor, el Presidente Roosevelt había ordenado a la marina poner tres de sus barcos pequeños que estaban en Filipinas en el camino de los barcos nipones.

Investigaciones Particulares: George Morgenstern

George Morgenstern es un graduado de la universidad de Chicago que fue capitán en la marina estadounidense en varios combates de guerra y escribió el libro Pearl Harbor: La historia de la guerra secreta. Este libro comienza con la descripción del ataque japonés y dice que un ejercicio de la marina en el año 1932 reveló que Pearl Harbor estaba expuesta al fuego aéreo de los aviones.

Este libro también comenta sobre el testimonio de un ex comandante de la flota del Pacifico, el Almirante J.O. Richardson, quien en 1940 estaba en contra de la decisión de Roosevelt por la cual se movería a la flota desde la costa oeste estadounidenses hacia la vulnerable base de Hawai. Este comandante fue relevado de su tarea por cuatro meses después de su reunión con el Presidente y fue reemplazado por el almirante Kimmel.
Morgentern también argumenta que los americanos podían leer los mensajes cifrados de los orientales, y esto permitió a Washington saber lo que los japoneses tenían en mente, pero mas importante aún hasta cuando tolerarían estas en conversaciones diplomáticas sin llegar a ningún acuerdo, y que esto derivaría en un conflicto bélico inmediatamente.

Para el 14 de noviembre de 1941 FDR sabía que se iba a llegar a una guerra si las negociaciones se terminaban y el 19 del mismo mes Tokio advirtió que una ruptura de las negociaciones diplomáticas estaba cerca y le mandó algunas instrucciones a su embajada en la capital norteamericana. El 22 de noviembre Tokio informó que si no se llegaba a un acuerdo con EEUU para el día 29, iban a pasar cosas automáticamente.

Este autor también revela que el general Marshall fue forzado a hacer una mala administración con respecto a la base en la isla de Hawai, que EEUU había firmado tratados militares secretos con Inglaterra y los Países Bajos en contra de Japón y concluye diciendo que los que conspiraron en contra de Estados Unidos creen que el fin justifica los medios y como fue publicado en un articulo de la revista Life: “si se mira para atrás, Pearl Harbor fue lo mejor que le pudo pasar a Estados Unidos”.

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