Los merovingios deben su nombre a Meroveo (h. 421-h. 457), un antepasado más o menos mítico de Clodoveo. Pertenecen al grupo de las tribus de los francos salios que se establecieron entre el Mosa y la región de Cambrai, por el lado de Clodión el Cabelludo (h. 390-h.450), y entre la Escalda y la región de Tournai, en Bélgica, por parte de Childerico I (h. 440-481). Este último firma un tratado de federación con Roma y lucha junto al general romano Egidio (?-464). Juntos frenan el avance de los visigodos en el sur del Loira, el de los alamanes y el de los sajones. Egidio gobierna desde Soissons. Su hijo Siagrio (430-486) actúa como monarca independiente hasta ser derrotado por Clodoveo en la batalla de Soissons (486). Poco después muere degollado.
Clodoveo funda el reino de los francos
Clodoveo (466-511) se convierte en rey de los francos en 481 y es el fundador del reino de los francos, o regnum francorum, al añadir a las posesiones heredadas de su padre, Childerico: Alemania en el este, Aquitania en el suroeste, y el reino de Siagrio entre el Somme y el Loira. Pone fin definitivamente a la soberanía romana en la Galia. El éxito político de Clodoveo está relacionado con su decisión de convertirse al cristianismo, entre 496 y 499, lo que le valió el apoyo de la Iglesia católica. Alrededor de 507, eligió París como capital de su reino. Después de él, la naturaleza del orden sucesorio de los francos llevó a la fragmentación del reino.

Luchas familiares y debilitamiento
En 511, Teodorico (h. 485-534) recibe la región de Metz, Clodomiro (h. 495-524) la de Orleans, Childeberto (h. 497-558) la de París, y Clotario (h. 498-561) la de Soissons. Este último, a la muerte de sus hermanos, se apodera de sus territorios, unificando brevemente el reino, pero, a su muerte, se divide una vez más entre sus hijos. Un episodio particularmente sangriento hizo desaparecer a gran parte de la familia merovingia debido al odio obstinado que se profesaban Brunilda (547-613), la esposa de Sigiberto I (535-575), y Fredegunda (h. 545-597), la esposa de su hermano Chilperico I (h. 525-584). Clotario II (584-629), hijo de Chilperico, masacra a su vez a todos los miembros de la familia que caen en sus manos, lo que le permite, a base de batallas y asesinatos, unir bajo su autoridad toda Austrasia (este de Francia y Bélgica, y las regiones del Rin), Neustria (noroeste de Francia, con excepción de la Bretaña) y Burgundia (la Borgoña y el centro Francia alrededor de Orleans). El último merovingio, gobernante único del regnum francorum, es Dagoberto I (h. 605-639). Después de él, los merovingios sufren un largo período de declive.
La imparable ascensión de los mayordomos de palacio
Los mayordomos de palacio, entre ellos los Pipínidas, llamados así por el fundador de la familia, Pipino de Landen (h. 580-640), se van haciendo progresivamente con el poder real. Pipino de Herstal (679-714) lleva tan lejos la fortuna de su familia que incluso le permite aspirar a la realeza. Pipino el Breve (715-768) derroca en 751 a Childerico III (h. 714-755), el último merovingio, a quien obliga a tomar la tonsura y le encierra en un convento. Pipino es coronado rey por san Bonifacio, con la aprobación del papa Zacarías (741-752) en Saint-Denis, y funda la dinastía de los carolingios.
Clodoveo funda el reino de los francos
Clodoveo (466-511) se convierte en rey de los francos en 481 y es el fundador del reino de los francos, o regnum francorum, al añadir a las posesiones heredadas de su padre, Childerico: Alemania en el este, Aquitania en el suroeste, y el reino de Siagrio entre el Somme y el Loira. Pone fin definitivamente a la soberanía romana en la Galia. El éxito político de Clodoveo está relacionado con su decisión de convertirse al cristianismo, entre 496 y 499, lo que le valió el apoyo de la Iglesia católica. Alrededor de 507, eligió París como capital de su reino. Después de él, la naturaleza del orden sucesorio de los francos llevó a la fragmentación del reino.
Luchas familiares y debilitamiento
En 511, Teodorico (h. 485-534) recibe la región de Metz, Clodomiro (h. 495-524) la de Orleans, Childeberto (h. 497-558) la de París, y Clotario (h. 498-561) la de Soissons. Este último, a la muerte de sus hermanos, se apodera de sus territorios, unificando brevemente el reino, pero, a su muerte, se divide una vez más entre sus hijos. Un episodio particularmente sangriento hizo desaparecer a gran parte de la familia merovingia debido al odio obstinado que se profesaban Brunilda (547-613), la esposa de Sigiberto I (535-575), y Fredegunda (h. 545-597), la esposa de su hermano Chilperico I (h. 525-584). Clotario II (584-629), hijo de Chilperico, masacra a su vez a todos los miembros de la familia que caen en sus manos, lo que le permite, a base de batallas y asesinatos, unir bajo su autoridad toda Austrasia (este de Francia y Bélgica, y las regiones del Rin), Neustria (noroeste de Francia, con excepción de la Bretaña) y Burgundia (la Borgoña y el centro Francia alrededor de Orleans). El último merovingio, gobernante único del regnum francorum, es Dagoberto I (h. 605-639). Después de él, los merovingios sufren un largo período de declive.
La imparable ascensión de los mayordomos de palacio
Los mayordomos de palacio, entre ellos los Pipínidas, llamados así por el fundador de la familia, Pipino de Landen (h. 580-640), se van haciendo progresivamente con el poder real. Pipino de Herstal (679-714) lleva tan lejos la fortuna de su familia que incluso le permite aspirar a la realeza. Pipino el Breve (715-768) derroca en 751 a Childerico III (h. 714-755), el último merovingio, a quien obliga a tomar la tonsura y le encierra en un convento. Pipino es coronado rey por san Bonifacio, con la aprobación del papa Zacarías (741-752) en Saint-Denis, y funda la dinastía de los carolingios.
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