El santuario oracular más famoso de la Antigüedad, Delfos, está situado junto al monte Parnaso en la Fócida, sobre cuya ladera meridional se extiende un recinto prácticamente lleno de templos, tesoros y otras construcciones. Como decíamos en nuestro artículo anterior sobre las últimas palabras del oráculo de Delfos, se fundó hacia 750 a.C. y existen evidencias de que en fecha tan tardía como 424 d.C. todavía mantenía cierta actividad, cuando ya el oráculo había desaparecido y el mundo griego era esencialmente cristiano. Aproximadamente 1.100 años de existencia.
El edificio principal del recinto era el Templo de Apolo. En su interior la Pitia emitía sus oráculos sentada sobre una grieta de la que emanaban vapores que la hacían entrar en trance. Luego los sacerdotes interpretaban esos oráculos y los transmitían.
Las ruinas que vemos hoy en día corresponden al tercero de los templos construidos en el mismo lugar, y erigido en el año 330 a.C., unos 43 años después de que un terremoto destruyera el anterior, para lo que se aprovechó gran parte de su piedra. Recubierto de mármol y decorado por los mejores escultores de su tiempo, como Paxias y Androstenes, incorporaba en las metopas los escudos persas capturados en la batalla de Maratón en 490 a.C.
Pero quizá el elemento más conocido de este templo, que sobrevivió hasta el año 390 d.C. cuando el emperador Teodosio I silenció el oráculo, son las 147 máximas inscritas en sus columnas y muros. Se trata de frases, aforismos o proverbios, posiblemente de origen popular, pero que durante la Antigüedad se atribuían al mismísimo Apolo, quien las habría transmitido a través de la Pitia. Autores clásicos y medievales quisieron ver en ellas la autoría de los Siete Sabios de Grecia, y de hecho algunas de estas frases se les atribuyen. Pero lo cierto es que no sabemos a ciencia cierta quienes fueron sus autores.
El orden y la redacción de cada máxima varía según las diferentes fuentes en que están recogidas, e incluso no todas las máximas aparecen en todas las versiones. Estas son las 147 máximas inscritas en los muros del templo de Apolo en Delfos, según Ioannes Stobaeus, neoplatónico del siglo V d.C.:
- Έπου θεῴ. Obedece al dios.
- Νόμοις πείθου. Obedece a las leyes.
- Θεούς σέβου. Respeta a a los dioses.
- Γονείς αίδου. Respeta a tus padres.
- Ηττώ υπέρ δικαίου. Sométete a la justicia.
- Γνῶθι μαθών. Aprende a aprender.
- Ακούσας νόει. Reflexiona sobre lo que hayas escuchado.
- Γνῶθι σαυτόν. Conócete a ti mismo.
- Γαμεῖν μέλλε. Cásate.
- Καιρὸν γνῶθι. Se oportuno.
- Φρόνει θνητά. Piensa que eres mortal.
- Ξένος ὢν ἴσθι. Reconoce cuando estás fuera de lugar.
- Εστίαν τίμα. Honra tu casa.
- Άρχε σεαυτού. Manda de ti mismo.
- Φίλους βοήθει. Ayuda a tus amigos.
- Θυμοῦ κράτει. Domina tu carácter.
- Φρόνησιν ἄσκει. Ejercita la prudencia.
- Πρόνοιαν τίμα. Honra la previsión.
- Όρκῶ μη χρω. No te sirvas de los juramentos.
- Φιλίαν αγάπα. Ama la amistad.
- Παιδείας αντέχου. Persevera en tu educación.
- Δόξαν δίωκε. Persigue el honor.
- Καλὸν εὖ λέγε. Alaba al bueno.
- Σοφίαν ζήτει. Busca la sabiduría.
- Ψέγε μηδένα. No censures.
- Επαίνει αρετήν. Ensalza la virtud.
- Πράττε δίκαια. Actúa de modo justo.
- Φίλοις ευνόει. Sé benévolo con tus amigos.
- Εχθρούς αμύνου. Aparta a tus enemigos.
- Ευγένειαν άσκει. Ejercita la nobleza.
- Κακίας απέχου. Aléjate del mal.
- Κοινὸς γίνου. Sé imparcial.
- Ἴδια φύλαττε. Protege lo que es tuyo.
- Ἀλλοτρίων ἀπέχου. Aléjate de lo que es de otros.
- Εύφημος ίσθι. Aprende a ser bienhablado.
- Φίλῳ χαρίζου. Cuida de ti mismo.
- Άκουε πάντα. Escúchalo todo.
- Μηδέν άγαν. Nada en exceso.
- Χρόνου φείδου. No pierdas el tiempo.
- Ὅρα τὸ μέλλον. Piensa en el futuro.
- Ύβριν μίσει. Aborrece la arrogancia.
- Ικέτας αίδου. Respeta a los suplicantes.
- Πᾶσιν ἁρμόζου. Sé complaciente con todos.
- Υιούς παίδευε. Educa a tus hijos.
- Έχων χαρίζου. Sé generoso cuando tengas.
- Δόλον φοβού. Cuídate del engaño.
- Ευλόγει πάντας. Háblale bien a todos.
- Φιλόσοφος γίνου. Hazte amante del saber.
- Όσια κρίνε. Estima lo sagrado.
- Γνους πράττε. Obra de acuerdo con tu conciencia.
- Φόνου απέχου. No mates.
- Εὔχου δυνατά. Pide lo que sea posible.
- Σοφοίς χρω. Ten trato con los sabios.
- Ήθος δοκίμαζε. Examina tu carácter.
- Λαβὼν ἀπόδος. Si recibiste, da.
- Υφορώ μηδένα. No mires a nadie con desconfianza.
- Τέχνῃ χρω. Haz uso del arte.
- Ὃ μέλλεις, δός. Da lo que quieras dar.
- Ευεργεσίας τίμα. Honra la buena conducta.
- Φθόνει μηδενί. No envidies a nadie.
- Φυλακῇ πρόσεχε. Mantente en guardia.
- Ελπίδα αίνει. Alaba la esperanza.
- Διαβολήν μίσει. Aborrece la calumnia.
- Δικαίως κτω. Obtén las cosas justamente.
- Αγαθούς τίμα. Honra a los buenos.
- Κριτὴν γνῶθι. Reconoce al juez.
- Γάμους κράτει. Controla tus vínculos.
- Τύχην νόμιζε. Reconoce la fortuna.
- Ἐγγύην φεῦγε. No hagas promesas arriesgadas.
- Ἁπλῶς διαλέγου. Habla llanamente.
- Ὁμοίοις χρῶ. Asociáte con los que piensan como tu.
- Δαπανῶν ἄρχου. Controla tus gastos.
- Κτώμενος ἥδου. Sé feliz con lo que tienes.
- Αισχύνην σέβου. Ten sentimientos de pudor.
- Χάριν ἐκτέλει. Devuelve los favores.
- Ευτυχίαν εύχου. Desea la felicidad.
- Τύχην στέργε. Acepta tu destino.
- Ἀκούων ὅρα. Escucha y observa.
- Εργάσου κτητά. Trabaja por lo que es digno de ser adquirido.
- Έριν μίσει. Odia la discordia.
- Όνειδος έχθαιρε. Aborrece la injuria.
- Ἔριν μίσει. Desprecia los conflictos.
- Γλῶτταν ἴσχε. Domina tu lengua.
- Ὕβριν ἀμύνου. Aborrece la violencia.
- Κρῖνε δίκαια. Sé justo juzgando.
- Χρῶ χρήμασιν. Dale uso a lo que tienes.
- Ἀδωροδόκητος δίκαζε. Sé un juez incorruptible.
- Αἰτιῶ παρόντα. Acusa cara a cara.
- Λέγε ειδώς. Habla cuando sepas.
- Βίας μη έχου. Renuncia a la violencia.
- Ἀλύπως βίου. Vive sin penas.
- Ὁμίλει πρᾴως. Sé amable en tus relaciones.
- Πέρας ἐπιτέλει μὴ ἀποδειλιῶν. Completa la carrera y no te acobardes.
- Φιλοφρόνει πάσιν. Muestra benevolencia con todo el mundo.
- Γυναικὸς ἄρχε άρχε. Controla a tu esposa.
- Σεαυτόν ευ ποίει. Hazte el bien a ti mismo.
- Ευπροσήγορος γίνου. Sé amable con todos.
- Αποκρίνου εν καιρῴ. Responde en el momento oportuno.
- Πόνει μετά δικαίου. Esfuérzate más allá de lo necesario.
- Πράττε αμετανοήτως. Actúa sin arrepentimiento.
- Αμαρτάνων μετανόει. Arrepiéntete cuando te equivoques.
- Οφθαλμού κράτει. Domina tu mirada.
- Βουλεύου χρήσιμα. Piensa en lo útil.
- Πρᾶττε συντόμως. Actua sin vacilar.
- Φιλίαν φύλασσε. Conserva la amistad.
- Ευγνώμων γίνου. Sé agradecido.
- Ομόνοιαν δίωκε. Busca la concordia.
- Άρρητα μη λέγε. No digas lo indecible.
- Τὸ κρατοῦν φοβοῦ. Teme a quienes mandan.
- Τὸ συμφέρον θηρῶ. Busca tu beneficio.
- Καιρὸν προσδέχου. Acepta las medidas necesarias.
- Έχθρας διάλυει. Aniquila el odio.
- Γήρας προσδέχου. Acepta la vejez.
- Επί ρώμη μη καυχώ. No alardees de tu fuerza.
- Ευφημίαν άσκει. Ejercita una buena reputación.
- Απέχθειαν φεύγε. Evita el resentimiento.
- Πλούτει δικαίως. Enriquécete de manera honrada.
- Δόξαν μὴ λεῖπε. No pierdas el honor.
- Κινδύνευε φρονίμως. Corre riesgos razonables.
- Κακίαν μίσει. Aborrece el mal.
- Μανθάνων μη κάμνε. No te canses de aprender.
- Φειδόμενος μὴ λεῖπε. No dejes de ahorrar.
- Χρησμοὺς θαύμαζε. Admira los oráculos.
- Ους τρέφεις αγάπα. Ama a quienes te alimentan.
- Απόντι μη μάχου. No combatas contra aquel que está ausente.
- Πρεσβύτερον σέβου. Respeta al anciano.
- Νεώτερον δίδασκε. Enseña a los más jóvenes.
- Πλούτω απόστει. Distánciate de la riqueza.
- Σεαυτόν αιδού. Respétate a ti mismo.
- Μη άρχε υβρίζων. No seas dominado por la arrogancia.
- Προγόνους στεφάνου. Corona a tus antepasados.
- Θνήσκε υπέρ πατρίδος. Muere por tu patria.
- Τῷ βίῳ μὴ ἄχθου. No vivas tu vida descontento.
- Επί νεκρώ μη γέλα. No te burles de los muertos.
- Ατυχούντι συνάχθου. Siente compasión por los desgraciados.
- Χαρίζου ἀβλαβῶς. Gratifica sin herir.
- Μὴ ἐπὶ παντὶ λυποῦ. No tengas preocupaciones.
- Ἐξ εὐγενῶν γέννα. Extrae siempre lo bueno de lo que es bueno.
- Ἐπαγγέλλου μηδενί. No hagas promesas a nadie.
- Φθιμένους μὴ ἀδίκει. No te equivoques con los muertos.
- Εὖ πάσχε ὡς θνητός. Hazlo lo mejor que tu condición mortal te lo permita.
- Τύχῃ μη πίστευε. No confíes en la suerte.
- Παῖς ὢν κόσμιος ἴσθι. En la infancia pórtate bien.
- Ἡβῶν ἐγκρατής. En la juventud sé disciplinado.
- Μέσος δίκαιος. En la madurez sé honesto.
- Πρεσβύτης εὔλογος. En la vejez sé sensible.
- Τελεύτα άλυπος. Muere exento de sufrimiento.
De todas ellas hay 3 que ocupaban un lugar preferente. Estaban inscritas en una columna del pronaos (el pórtico de entrada), de modo que todos pudieran verlas, y son por ello las más conocidas y reproducidas:
- ΓΝΩΘΙ ΣΑΥΤΟΝ (Gnothi sauton, Conócete a ti mismo)
- ΜΗΔΕΝ ΑΓΑΝ (Mèden agan, Nada en exceso)
- ΕΓΓΥΑ, ΠΑΡΑ ΔΑΤΗ (Engua, para date, La confianza trae la ruina)
A pesar de que Stobaeus no menciona esta tercera máxima, se sabe que figuraba junto a las dos primeras, más conocidas, por otras fuentes. En cualquier caso, justo debajo de esas tres máximas había algo más grabado. Una simple letra E mayúscula.
Aproximadamente entre los años 97 y 127 d.C. el sacerdote principal del templo de Apolo en Delfos fue el conocido historiador Plutarco. Unos 30 años de servicio hasta su fallecimiento. Y precisamente uno de sus ensayos más comentados es el que intenta desentrañar el significado de esa letra E. Lo tituló Sobre la E de Delfos, y resulta significativo comprobar como incluso el mismísimo sacerdote principal del santuario ignoraba lo que representaba, lo que indicaría que era muy antigua.
Pues bien, nuestro amado Apolo parece ser que, así como los problemas de la vida los remedia y resuelve respondiendo oráculos a quienes le consultan, los del espíritu, en cambio, él mismo los inspira y propone al que es por naturaleza amante del saber, infundiéndole en su alma un impulso que arrastra en pos de la verdad, según es evidente, entre otras muchas pruebas, por la consagración de la E. Es lógico, en efecto, que no haya sido el azar ni por una especie de sorteo por lo que esta sola entre las letras ha llegado a ocupar un lugar preferente junto al dios y ha obtenido el rango de un sagrado exvoto y objeto digno de contemplación, sino que, ya sea en atención a una propiedad suya peculiar y extraordinaria, ya sea porque la utilizaron como símbolo de alguna otra cosa digna de consideración, los que en un principio han investigado sobre el dios, así lo han dispuesto.
Plutarco, Sobre la E de Delfos I
En el ensayo, escrito como un diálogo entre varios personajes, estos van exponiéndo su particular interpretación de la E. Lamprias cree que la E se debe a que los famosos Siete Sabios de Grecia eran en realidad solo 5 (el número 5 se representaba con la letra E). Nicandro opina que la E corresponde al comienzo de la palabra si (en griego ei), con la que los consultantes al oráculo iniciaban siempre sus preguntas. Amonio cree que significa tú eres (ei), una especie de saludo de los fieles al dios.
Plutarco también indica que existe en el templo una E hecha de oro, dedicada por Livia (la esposa de Augusto) unos 100 años antes del tiempo en que él escribe. Y que anteriormente la E era de bronce y se la solía llamar la E de los atenienses. Una E muy anterior era de madera, y se la conocía como la E de los sabios.
Desde entonces han sido muchos los estudiosos que han intentando dar un significado a la E, e incluso hoy se sigue debatiendo su significado. Una de las explicaciones que más adeptos tiene es la que propusieron en 1975 Kathleen Berman y Luis A. Losada: dado que se acepta que antes de Apolo el santuario de Delfos pertenecía a la Diosa Madre (Gea), y que de hecho los sucesivos templos de Apolo se construyeron adyacentes al templo de Gea, la misteriosa E no sería más que un monograma del nombre de la diosa.
Como curiosidad, el pintor Nicolas Poussin, tan aficionado a los misterios, incluyó la letra E en uno de sus cuadros religiosos, en el que Jesús aparece entregando las llaves del cielo a Pedro. Sin duda una asociación intencionada de la que no muchos se percatarían.
Hoy en Delfos no queda ni rastro de sus famosas máximas entre las ruinas del templo. Pero en el heroon (monumento conmemorativo) dedicado a Cineas (posiblemente el fundador del asentamiento) en la localidad de Ai-Janum (la antigua Alejandría de Oxiana, al noreste del actual Afganistán), que data de 300-250 a.C. se encontró una inscripción con algunos de los preceptos délficos. Según la inscripción, los preceptos fueron inscritos por un hombre llamado Clearco, quizá Clearco de Solos, que fue discípulo de Aristóteles, que las había copiado en Delfos.
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